El Cajasol Voley, entrenado por Magú celebró por todo lo alto un ascenso logrado ayer y por el que el han luchado a lo largo de toda la temporada. «Este triunfo es de todos» comentó el técnico tras finalizar el partido. Los jugadores suplentes pudieron disfrutar incluso de unos minutos en el último set.
Sevilla Actualidad. El Cajasol Voley Juvasa vuelve a hacer historia y casi 20 años después consigue el ascenso a Superliga, la División de Honor del voleibol español. El escenario no podía ser mejor, el fortín del Pabellón de Los Montecillos, donde de nuevo más de 600 espectadores se dieron cita ayer para animar al equipo y finalmente poder gritar ese más que conocido cántico de «último, último», que acompaña al tanto del equipo que consigue la victoria.
Por fin los nervios contenidos pudieron dar paso a las sonrisas, los abrazos y la alegría. Primero, y de forma más contenida pero igualmente visible, el público se vino arriba en aplausos y los jugadores se fundieron en abrazos al terminar el segundo set. Al equipo sólo le hacía falta dos sets, para sumar así un punto y estar matemáticamente ascendido. Pero por supuesto no se podía conformar con eso, y también ganaron el encuentro por un claro 3-0.
“Cuando entré en este club acabábamos de descender de División de Honor, y ahora, pues hemos conseguido el ascenso, más de 20 años después”, decía tras finalizar el encuentro un emocionado Antonio Marín, el discreto pero tenaz presidente del Club Cajasol Voley, heredero del histórico Esquimo.
Pero para poder celebrar este momento han pasado tres años en Superliga 2, tres años de lucha, primero por la permanencia, al siguiente año por estar en mitad de la plaza, y al tercer años, el ascenso se ha conseguido.
“Este triunfo es de todos, de los que han jugado más y de los que han jugado menos, porque todo el mundo siempre ha puesto su granito de arena”, explicaba el técnico cajista, José Manuel González ‘Magú’ al terminar el partido. Y es que ayer, además, todos los jugadores convocados entraron en el partido en el último set, momento en el que el Pabellón se vino abajo en un sentido y caluroso aplauso.