Tras sufrir la amputación de una pierna, el futbolista de Uruguay llegó a jugar varios partidos y aún sigue practicando deportes como el remo. En el Sevilla, Darío Silva disputó tres temporadas (2003-2006) ganándose a una afición que ya se acostumbraba al éxito.

Ángel Espínola. Hay personas que nacen para dedicarse al deporte, y Darío Silva es una de ellas. El futbolista nacido en Treinta  y Tres, Uruguay, dejó un intermitente, pero inolvidable, paso por el Sevilla Fútbol Club. En esta ciudad pasó tres años de su carrera donde llegó a convertirse en el ídolo de la afición y a su vez en el terror de los entrenadores, debido a su temperamento.

Jugador polémico en el campo, agresivo y con mucho gol, Darío comenzó a jugar  en el Defensor Sporting uruguayo. Y siendo ya internacional (fue 55 veces internacional), dio el salto a Europa, recayendo en el Cagliari, donde su carrera se estancó. Los goles no llegaban, y el delantero tenía mucho problemas con sus entrenadores. así que cambió de país.

Llegaba a España en el invierno de 1999 para jugar en el Espanyol. Su raza futbolística y su actitud en el césped llamó la atención del Málaga, donde Darío Silva viviría los mejores momentos como futbolista. Con el charrúa en punta, el equipo de la Costa del Sol llegó a jugar en Europa y estuvo a punto de dar la campanada en la UEFA.

Silva ayudó al Málaga a crecer como equipo de fútbol y Joaquín Caparrós, que por entonces estaba construyendo los pilares del Sevilla de hoy, llamó a su puerta en el verano de 2003. En Sevilla Darío tuvo más problemas con el cuerpo técnico y sus compañeros que otra cosa. Si bien, se ganó la titularidad en el conjunto de Caparrós y la afición quedó impresionada ante un pulmón que jamás se rinde. Su sucesor en estas lides no fue otro que Daniel Alves.

Los problemas extradeportivos de Darío Silva le llevaron a probar suerte en el Portsmouth. No la tuvo, y el uruguayo decidió colgar las botas en 2006. Meses después, un accidente con su camioneta, le provocó graves problemas en el cráneo y la amputación de la parte inferior a la rodilla de su pierna derecha. Pero, como era obvio en el temperamento de Darío Silva, éste nunca se rindió.

Ya recuperado y con una pierna hidráulica llegó a jugar partidos de fútbol no oficiales con gran maestría. Ahora, Darío no quiere alejarse del deporte. Entrena caballos de carrera en Sao Paulo, Buenos Aires y Montevideo; ejerce la labor de agente deportivo y productor televisivo.
Además, el gran futbolista uruguayo siente pasión por el remo. Hasta el punto de que pretende entrenarse para asistir a los Juegos Olímpicos de Londres 2010. Como ya hizo en el campo, Darío Silva va a por todas en la vida.
 

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