Davor Suker marcó 76 goles con el Sevilla antes de fichar por el Real Madrid

Dicen los que llevan toda una vida acudiendo al Ramón Sánchez Pizjuán que estamos viviendo la etapa más gloriosa del Club, sin embargo, en estos 104 años recién cumplidos de historia han pasado por el Sevilla grandes jugadores que han dejado su granito de arena y que han calado hondo en los corazones de todos los sevillistas. Jugadores desconocidos que se han hecho grandes en el césped de Nervión y jugadores de nombre que se han dejado el alma en cada jugada.

María Díaz. Esta semana hablamos de Davor Suker, a quien el sevillismo guarda especial cariño. Poco tiempo necesitó la afición para encumbrar al croata hasta lo más alto. Pero empecemos por el principio:

Davor Suker nace el 1 de enero de 1968 en Osijek, Croacia. Desde pequeño supo que su vida estaría ligada al fútbol y en 1984, con 16 años, empezó a jugar en el equipo de su ciudad natal. Su buen hacer en el equipo le llevó a fichar por el Dinamo de Zagreb en el año 1989, donde jugó hasta 1991 terminando la temporada como segundo máximo goleador con 22 goles. Ese mismo año fichó por el Sevilla FC.

Cuentan que eran tantas las ganas y las posibilidades de jugar en la liga española que Davor no sólo pagó el traspaso (7 millones de las antiguas pesetas) sino que él mismo se pagó el billete de avión hasta Sevilla.

Llegó sin hacer ruido, como lo hacen los grandes, y cinco goles en tan sólo dos partidos le sirvieron al croata para ganarse el apodo de Suker-man, como le apodó la afición del Pizjuán. A partir de ahí ya nada sería lo mismo y su camino hacia lo más alto se tornaría imparable. Permaneció en Nervión 5 temporadas en las que marcó 68 goles, pero su récord consistió, sobre todo, en ganarse el cariño de la afición sevillista. Deslumbró a todos con su rapidez y su solidaridad con sus compañeros.

Como muestra de la unión entre la afición y Davor está su último partido con la camiseta del equipo, al final de la temporada 95-96, tras haberse comprometido con el Real Madrid en enero de ese año. Había sido convocado por su seleccionador para preparar la Eurocopa, pero prometió que haría todo lo posible para salvar al Sevilla del descenso. Se fue dejando al equipo prácticamente salvado.

Cuando estaba concentrado con su selección, el croata es llamado por el equipo, pues estaba nuevamente en peligro de descenso. Suker consigue, entonces, que la Federación de su país le flete un avión. Juega el partido, consigue tres goles, lo deja en Primera y se vuelve con su selección.

En 1996, y tras frustradas negociaciones con equipos de la talla del Munich o el Arsenal, Suker recaló en el Real Madrid, con el que ganaría una Liga y una Copa de Europa. A pesar de que su segunda temporada en el club blanco no fue todo lo brillante que hubiera querido. Suker consiguió con su selección el tercer puesto en el Mundial de Francia, y lo que es más importante, se alzaría con el título de máximo goleador de la competición.

En 1998 Davor fichó por el Arsenal inglés, equipo en el que está sólo un año, para pasar el siguiente a las filas del West Ham United, también de la Premier League inglesa. La temporada 2001-02 fichó por el club alemán del Múnich 1860, como paso previo a su lenta retirada, que se produjo finalmente en junio de 2003.

Cómo buen delantero está enamorado de sus goles y dicen los que le conocen bien que tiene grabados todos y cada uno de los tantos que ha marcado como profesional. Ha sido nombrado cinco veces mejor jugador croata y en la actualidad dirige la Davor Suker Soccer Academy, una escuela de fútbol para niños. Su última visita al Pizjuán, en el partido benéfico que organizó Kanouté, quedará en la memoria de todos cuantos estuvimos allí presentes.        

 

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