Después de una primera parte apática por ambas partes en la que hubo más respeto que fútbol, el Valencia, de la mano de Soldado, se adjudicó con justicia el triunfo.

 

Como en los últimos partidos protagonizados por Sevilla y Valencia la previa del de este sábado estuvo centrada en el duelo que mantienen Álvaro Negredo y Roberto Soldado en su permanente lucha por ser el mejor goleador nacional. Y tal vez por eso, por el respeto mutuo con el que se palparon en el primer tiempo ambos equipos, se explica que apenas hubiera ocasiones hasta el descanso y que el choque se desarrollara más en intenciones que en hechos, siendo los sietes, Navas, asociándose mucho y bien con Rakitic, y Jonás, los que más emoción le pusieron a una mitad desabrida. Sin embargo, en la reanudación Roberto

Soldado sacó el azúcar y marcó la diferencia, ante un Sevilla que apenas pisó área contraria hasta el final del choque.

Tras ese primer tiempo de control y vigilancia por igual, aburrido, con el Valencia dominando el balón y el Sevilla más a la expectativa para intentar golpear a la contra, arrancó una segunda parte en la que los de Valverde tardaron poco tiempo en cambiar la cara. El bote de un saque de esquina de Piatti fue cabezeado como pudo por Ramí en el primer palo, leyendo muy bien la jugada Soldado, que se vio solo ante Diego López y con un efectivo remate lo batió hábilmente. El partido, una vez más fuera de casa, se le ponía cuesta arriba a los de Míchel, que aún así con 40 minutos por delante tenían aún tiempo para dar un paso adelante y reclamar más cuota de juego.

Y la reacción llegó, aunque más que con oportunidades claras, con una catarata de faltas interesantes que sin embargo los nervionenses, muy espesos, no resolvían con la habitual destreza estratégica con la que suelen hacerlo. El Valencia, por su parte, se encomendaba a las contras, con el Sevilla más dispuesto a tomar las riendas y Míchel arriesgando, sacando a Cicinho y metiendo a Perotti, dejando una defensa de tres, con Navarro, Fazio y Spahic y poblando el centro del campo para ganar más presencia. El cambio permitió al Sevilla gobernar el juego, pero no reportó la profundidad deseada, porque el equipo no apretaba lo necesario, con Reyes, que ahora se desempeñaba en la mediapunta, y Negredo, desconectados del resto del equipo. Poco duró, en cualquier caso, la idea de Míchel, porque Perotti se marchó del campo lesionado a quince del final, saltando en su lugar Babá.

El Sevilla ponía todo sobre el campo, pero el peligro seguía llegando en jugadas a balón parado, sobre todo en una en la que se aplicó muy bien la estrategia pero Medel definió a las nubes. Míchel hizo un último cambio, sacando a Stevanovic por Reyes. Parecía poco tiempo para el bonio, pero lo cierto es que él dispuso de la más clara, con un remate seco muy ajustado que sacó Diego Alves con una gran intervención. El Valencia respondió de inmediato, con una acelerada contra, que acabó con Soldado desbordando a Diego López y Medel desviando el cuero en última instancia. Ingrato esfuerzo el del chileno, porque el córner que propició su despeje fue rematado por Soldado con la testa adentro, dejando visto para sentencia un partido en el que el Sevilla siempre estuvo demasiado lejos de donde tenía que estar para ganar.

Crónica facilitada por el Sevilla F.C

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