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En el Festival de Cine Europeo de Sevilla no faltará una cita ineludible con la tauromaquia, tan arraigada en la capital andaluza y que cuenta con una gran afición en la ciudad. El 10 de noviembre se estrena Arena, del austríaco Günter Schwaiger.

Antonio Sánchez-Marrón. Cuando uno habla de Sevilla, se le vienen a la mente monumentos y lugares tan emblemáticos como la Giralda o la Torre del Oro. Aunque jamás deberíamos desprender de nuestro imaginario es la Plaza de Toros de la Maestranza y su Puerta del Príncipe.

La capital hispalense tiene una tradición amplísima en el mundo del toreo. De Sevilla  y sus proximidades han salido matadores como Antonio Bienvenida, Paco Camino, «Espartaco», Jaime Ostos, los hermanos Peralta o Curro Romero. La cuna y la tradición de la llamada «fiesta nacional» parece tener un fuerte arraigo en esta tierra.

La internacionalidad de este tipo de arte, el toreo, ha llevado al director austríaco Günter Schwaiger (El Paraíso de Hafner, excelente documental que narra la historia de un hombre anciano que sigue pensando que la mejor forma de gobierno es el nazismo) a realizar una cinta a modo documental que sirve de reflexión acerca del complicado mundo del toreo y ofrece versiones de todos los puntos de vista.

La película, según su director, «sirve para que cada uno, taurino o no, tome su propia decisión«. El debate sobre la tauromaquia está a la orden del día a raíz de la polémica decisión del Parlamento de Cataluña de prohibir por ley la celebración de  las corridas.

Arena está rodada entre España, Portugal, Francia y Colombia, países todos con alguna presencia de plazas de toros por muy escasa que sea, pero que ha servido para la internacionalización del toreo sobre todo en Hispanoamérica. Lo que se ha pretendido retratar en el documental es la psicología del propio matador, desde que comienza sus primeros pasos en las llamadas tientas hasta que se consagra en las plazas de primera clase, convirtiéndose en un exponente más del discutido arte de la tauromaquia.

La elección del reparto da la oportunidad de expresar su visión de la situación que vive este arte en estos últimos tiempos con tantos y tantos avatares políticos, económicos y sociales. Diestros como José Tomás o Morante de la Puebla se unen al matador colombiano Luis Bolívar para contar sus vivencias y el duro trabajo y entrenamiento al que se ven cometidos para cumplir su sueño de dedicarse al toreo.

El documental servirá de prueba de fuego antes de ser exhibido en más países tanto con tradición o no en la tauromaquia. Según las conclusiones del director, se trata de intentar reflejar fielmente el proceso evolutivo de un matador de toros así como las connotaciones sociales que implica dedicarse a esa profesión en la concepción cultural de nuestros días.

La intención de Günter Schwaiger es la de conciliar posturas ante una controversia cuya resolución todavía se avecina lejana. La política y los intereses económicos se plantean por encima de la propia vida de dos seres vivos enfrentados en un ruedo.

El debate está servido. Y el Festival de Sevilla será su mesa redonda.

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