Obra de Gonzalo Puch / SA

La muestra se inaugura mañana 26 de abril, a las 20:00 horas, y supone el proyecto más importante concebido por el artista sevillano en la última década

La Sala Atín Aya, acoge la exposición ‘Intemperie’ de Gonzalo Puch, una muestra comisariada por Sema D’Acosta, considerada en este momento profesional del artista un reencuentro con la ciudad en la que nació tras años de itinerancia por otras latitudes geográficas, artísticas y personales.

‘Intemperie’ es el proyecto más importante concebido por Gonzalo Puch (Sevilla, 1950) en la última década, una propuesta global que reúne obra de sus últimos cuatro años, en su gran mayoría inédita. Con esta exposición, el autor se reencuentra con la ciudad y vislumbra la posibilidad de cerrar un ciclo que precisamente comenzó aquí hace treinta años, cuando a finales de los ochenta decidía abandonar la pintura y apostar por la fotografía y otras derivas de la imagen que lo han llevado a la instalación, el video, la performance o la danza. Este lapso personal de largo recorrido que ha pasado por diferentes etapas y lo ha convertido en un artista de referencia no sólo en España sino también a nivel internacional, vuelve ahora al punto de partida al retomar aspectos sustanciales del dibujo y la pintura de forma recurrente, una sorprendente deriva que para Puch ha supuesto una liberación a la vez que una ruptura.

En estos últimos trabajos, ya no vamos a encontrar los escenarios vinculados a la Naturaleza o el Conocimiento que han caracterizado sus obras durante mucho tiempo, sino que descubrimos una producción distinta donde emergen otros elementos que permanecían agazapados en su imaginario y que alteran, de una manera decidida, el concepto de fotografía. Las nuevas representaciones plantean una serie de dudas ante lo que estamos viendo, un juego metalingüístico donde la imagen se vuelve un lugar de experimentación abierto a combustiones inesperadas, un sitio indefinido que produce al mismo tiempo atracción y extrañamiento.

La propuesta ideada por Gonzalo Puch para la Sala Atín Aya crea un diálogo con el espacio que se articula en tres niveles. Comienza en la segunda planta del edificio, donde se presenta por primera vez la instalación audiovisualCosas que sucedieron (2018). En el espacio intermedio se ha diseñado una intervención site-specific donde un extenso montaje de fotografías, cuadernos y telas interpreta las paredes como un gran lienzo en blanco. Por último, en la planta baja encontramos diversas obras correspondientes a la serie Falsos soles (2015-2017).

Como observaremos a lo largo del recorrido, el artista procura con su trabajo alterar el tiempo de la fotografía y llevarla a terrenos desconocidos que obliguen al espectador a enfrentarse a la imagen de manera diferente al modo que estamos acostumbrados. Su producción resulta difícil de ubicar y mezcla en equilibrio expresiones tan dispares como pueden ser fotografía, dibujo, pintura, video, música o danza. La suma de todos estos elementos genera una obra híbrida que se mueve en el territorio de lo emocional. En esta exposición se aprecian cambios significativos en relación con algunas de las series anteriores de Gonzalo Puch, sobre todo en el abandono de la puesta en escena y su modo habitual de trabajar con las personas y el paisaje. Desde hace unos años, ha decidido aventurarse en la construcción de ficciones que huyen de las prácticas canónicas de la fotografía y funcionan más bien como fragmentos salpicados de una realidad heterogénea cada vez más dispersa y contaminada.