Presentación en el Antiquearium de 'La escuela de Murillo/ Ayto. Sevilla

El libro ‘La escuela de Murillo. Aportaciones al conocimiento de sus discípulos y seguidores’, del catedrático de la Universidad de Sevilla Enrique Valdivieso, bucea en el legado profesional del maestro sevillano y la miríada de discípulos que quedaron marcados por su obra y estilo.

La publicación ha sido presentada este jueves en el Antiquarium por la directora de Cultura del Ayuntamiento, Isabel Ojeda. Junto al autor, que también es comisario de los Itinerarios del Año Murillo y se cuenta entre los mayores expertos sobre su figura, han asistido el director general de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla, Luiz Méndez, el jefe del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones del ICAS Marcos Fernández, y el director de la editorial Universidad de Sevilla, José Beltrán. La obra se encuadra en la colección que el Ayuntamiento viene lanzando como parte de Año Murillo, y rastrea la influencia del pintor en otros artistas hasta un siglo después de su muerte.

Según la directora de Cultura, Isabel Ojeda, “entre los objetivos fundamentales de Año Murillo figura la investigación”, como se ha demostrado con el reciente Congreso Internacional de Año Murillo y como avalan estas publicaciones lanzadas al calor de la efeméride y que están gozando de gran éxito entre el público. “El libro de Pablo Hereza, ‘Corpus Murillo’, ya se ha agotado y estamos a punto de lanzar la segunda edición. Y estoy segura de que este título que presentamos será también un éxito, pues ahonda en la idea de estudiar a Murillo también a través de su influencia”.

Por su parte, Luis Méndez ha destacado el antes y el después que existe en el estudio de Murillo y en la propia Facultad de Historia de la Universidad de Sevilla a partir de la llegada de Valdivieso, por cuyas clases han pasado varias generaciones de estudiantes, hasta un total de 4.000 alumnos. “Hablamos de un profesor metódico, apasionado, que escribe como es. De una persona que contempla de una forma brillante la obra de arte. Los libros de Valdivieso son el trabajo de toda una vida de dedicación a esta profesión que él ha dignificado. Destaca en el mimo que pone en sus  ediciones, desde la escritura a las fotografías”, ha enumerado.

José Beltrán, director de la editorial Universidad de Sevilla, ha dado paso al autor recordando antes la importancia de que las instituciones públicas den viabilidad a este tipo de proyectos científicos a fin de extender el conocimiento. Además, ha adelantado que esta colaboración entre el Ayuntamiento y la US seguirá dando frutos en lo venidero. “Con esta obra, la Universidad se suma también al Año Murillo y no había mejor forma de hacerlo que de la mano del Ayuntamiento y del profesor Valdivieso. Ahora que la universidad pública está tan denostada en algunos ámbitos, es importante que apostemos por el conocimiento y por proyectos como esta obra, que debe ejemplificar lo que significa una institución académica como esta”.

Partidario y entusiasta de la imagen, como él mismo se ha definido, Enrique Valdivieso comenzó a gestar este trabajo en 1982. En aquella época, preparó junto a Manuela Mena la exposición en torno a Murillo que se celebró en el Museo del Prado. “Entonces llevaba seis años enseñando en Sevilla y ya me había recreado en Murillo. En aquellos años, el maestro Diego Angulo ya no respondía a las cartas por encontrarse mayor, y todo el correo relacionado con Murillo empezó a dirigirse a mí. Se trataba de personas e instituciones que buscaban que acreditase si sus obras pertenecían o no a Murillo. En un 90 por ciento de los casos, los lienzos no eran del maestro sino de pintores de su escuela”, ha explicado el catedrático.

El genio de Murillo, presente hasta 100 años después de su muerte

La obra recoge el producto de 35 años de clasificación a cargo de Valdivieso de hallazgos que le hicieron percatarse de que la influencia murillesca se extiende hasta un siglo después de su muerte, puesto que, en sus palabras «el público continuaba reivindicando su impronta y, por ello, los pintores de Sevilla trataban de emularla».

La obra cuenta con ilustraciones la historia de tres generaciones de discípulos del pintor, desde aquellos coetáneos al maestro, que asistieron a su academia y le conocieron, como Francisco Meneses Osorio, quien culminó la última obra de su mentor, el ‘Retablo del Convento de los Capuchinos de Cádiz’, inacabada tras la muerte del maestro. Entre estos primeros continuadores destacan también Esteban Márquez y Juan Simón Gutiérrez, este último el más brillante de todos, según Valdivieso. “Procedente de Medina Sidionia, tenemos constancia de que este discípulo estudió en la Academia de Murillo. Pintó en Sevilla muchos más años que él. Hasta 60, frente a los 40 que pintó su maestro. Apenas se conocía su trabajo, a pesar de que le encargaban obras de toda España. De hecho, en el norte hay mucha pintura suya, encargada por los capitanes vascos que vivían en Sevilla antes o después de embarcarse y que exigían pinturas de estilo murillesco. Por desgracia, buena parte de su trabajo está en clausura, por lo que el público no lo puede disfrutar. Sí hay un anónimo en El Prado que en este libro certifico como una obra maestra de Juan Simón Gutiérrez”.

En la segunda generación brillan pintores como Domingo Martínez, Juan Ruiz Soriano y Bernardo Lorente Germán, y en la tercera, que coincide ya con el final del arte barroco, figuran artistas como Juan de Espinal, Andrés Rubida y Juan de Dios Fernández.

Como ha recordado Valdivieso, después de estos años de clara emulación murillesca, la estela de Murillo palidece con la llegada del arte neoclásico. Aunque, no obstante, los estudiantes de pintura en Sevilla continuaron comenzando su formación copiando una obra de Murillo como trabajo obligatorio.

Además, Valdivieso ha derrumbado el mito de que Murillo pulverizase la escuela sevillana con su obra al crear un impacto tan fuerte que posteriores artistas lo copiaron en detrimento de la creatividad propia: “Murillo no destruye la escuela de Sevilla. En todo caso, lo que sucedió es que no hubo nadie con tanta potencia como él. Eran modestos seguidores, pero orgullosos, estaban encantados de aspirar a reproducir la maestría de su antecesor”, como en su opinión prueba que haya grandes talentos que buscan seguir contando historias como Murillo lo hizo. “Aunque tras Murillo no surgiera un gran maestro, sí podemos decir que nace una escuela pictórica de grandísima calidad”, remata.

Enrique Valdivieso (Valladolid, 1943), estudia Historia del Arte en su ciudad y en Madrid. Comienza a ejercer como profesor en Valladolid en 1969. En 1976 se muda a Sevilla, donde encuentra un paraíso artístico para dedicarse al estudio de la pintura sevillana, su análisis y catalogación. A lo largo de 40 años de enseñanza e investigación, ha estudiado, publicado tomos y comisariado exposiciones sobre Pacheco, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal. Fue el responsable de la primera exposición dedicada a la estela de Murillo en 1982, un proyecto en el que también estudió a sus antecesores. Además, ha impartido conferencias sobre pintura española por todo el mundo y es autor de los catálogos de obras de Murillo (2010), Zurbarán (1989) y Valdés Leal (1985).