La Escuela de Estudios Hispanos-Americanos, que ahora se compone como uno de los centros de relevancia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se creó un 10 de noviembre de 1942 en la ciudad de Sevilla. Desde entonces se ha convertido en uno de los principales referentes del americanismo a nivel internacional.
Esta institución, es además, un símbolo del hermanamiento histórico y cultural entre el mundo hispanoamericano y la ciudad de Sevilla. Y cuenta, según estimaciones del CSIC con una biblioteca de relevancia a nivel nacional e internacional, que cuenta con casi 84.000 títulos y 100. 000 volúmenes, además de 2.660 revistas, de las cuales 334 siguen en activo.
Desde su creación en 1942, la institución es un símbolo del hermanamiento histórico y cultural entre le mundo hispanoamericano y la ciudad de Sevilla
Como explicaba el delegado institucional del CSIC en Andalucía, Miguel Ferrer, Andalucía es, después de Madrid, la Comunidad Autónoma con mayor concentración de centros de investigación, 23 para ser exactos. Teniendo la capital hispalense, asimismo, una importancia adicional por “la presencia del Archivo de Indias y el papel que jugó Sevilla en la expansión española por toda América”.
“Sevilla es una ciudad universal en las relaciones culturales con América. Aquí se gestaron, tanto su descubrimiento como la primera iniciativa globalizadora” apuntaba el subdelegado del gobierno en Andalucía, Ricardo Gil-Toresano, es por tanto, y según sus propias palabras, “sin dudar, un sitio idóneo para que haya una institución que se dedique a la investigación sobre la historia de América”.
Ricardo Gil-Toresano: «Sevilla es una ciudad universal en las relaciones culturales con América y, sin dudar, un sitio idóneo para que haya una institución que se dedique a la investigación sobre la historia de América»
En función de los datos aportados por el CSIC, la plantilla de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, la conforman “unas veinticinco personas, entre personal investigador, administración, biblioteca y servicios”. Pero “sus líneas de trabajo van más allá del amplío ámbito de la Historia de América, y abordan también otras áreas relacionadas con el estudio del continente americano desde la política, las manifestaciones artísticas y culturales, la Demografía, la Antropología y el Medio Ambiente”.
Por su parte, la delegada de Educación, Participación Ciudadana y Edificios Municipales del Ayuntamiento de Sevilla, Adela Muñoz aportaba una perspectiva más gubernamental: “sois una institución que lleva el nombre de Sevilla por todo el mundo a través de vuestro trabajo. Esto supone un privilegio para esta ciudad. Como delegada del área de E
ducación encuentro especialmente estimulante vuestra promoción del contacto científico e intercambio cultural entre investigadores. Mantenéis viva y en contacte evolución una disciplina: la de los estudios hispanoamericanos. Por todo, Sevilla y este ayuntamiento os damos las gracias”.
Sin embargo, tal y como apuntaba el presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, “esta Escuela no debería repetir en el siglo XXI exactamente el mismo modelo del pasado siglo, porque ha cambiado el entorno y los paradigmas institucionales. Se trata pues, de aprovechar este aniversario para pensar en el pasado, reflexionar sobre el presente y proyectar y reorientar el modelo de instituto para llegar, en el 2042, a su centenario con unos planteamientos que optimicen las posibilidades que ofrecen las nuevas formas de gobernanza internacional y de colaboración”.
En este sentido, se refería el director de la escuela, Salvador Bernabéu, al protocolo de intenciones, firmado en junio, con la finalidad de iniciar los trabajos que conviertan en una proyección cercana a la Escuela de Estudios Hispano-Americanos en un instituto de investigación mixto, gestionado en colaboración con la Universidad de Sevilla, la Universidad Pablo de Olavide y la propia escuela.