Último fin de semana para poder disfrutar en CaixaForum Sevilla de la exposición ‘Sorolla. Un jardín para pintar’, una muestra que desde el pasado 5 julio ofrece a los sevillanos más de 170 óleos, bocetos, dibujos, esculturas, azulejos y fotografías del artista y que descubre al público una faceta poco conocida de uno de los pintores españoles más universales y su pasión por los jardines.

Dentro de su programación cultural, la Obra Social ‘la Caixa’ ha prestado especial atención al arte de los siglos XIX y XX. El paso entre estos dos siglos es uno de los momentos especiales en el desarrollo de la sensibilidad contemporánea, y en este sentido se convierte en una época determinante para entender la cultura actual.

Enmarcado en ese momento especial en la historia del arte, Joaquín Sorolla representa uno de los nombres esenciales de la pintura española, y por ello la entidad ha apostado por este proyecto, que descubre aspectos nuevos de su producción y que ayudan a resaltar su importancia.

Coorganizada conjuntamente por la Obra Social ‘la Caixa’ y la Fundación Museo Sorolla, ‘Sorolla. Un jardín para pintar’ ha sido una exposición diseñada especialmente para CaixaForum Sevilla. Esta muestra inédita invita a todos los visitantes a descubrir gran parte de la obra que Sorolla hizo sobre los jardines. La exposición ha supuesto una nueva colaboración con la Fundación Museo Sorolla tras las exitosas muestras organizadas recientemente, ‘Sorolla. El color del mar’ y ‘Sorolla. Apuntes en la arena’, que se han podido ver estos últimos años en diferentes centros CaixaForum.

En este sentido, la exposición relata, a través de más de 170 obras procedentes en su mayor parte del museo dedicado al pintor, cómo éste concibió su jardín de artista en su casa de Madrid como un espacio para la belleza, el deleite sensorial y la creación pictórica. Sus lienzos de patios y jardines en los Reales Alcázares de Sevilla y en la Alhambra de Granada le enseñaban a mirar y a comprender el jardín español, conforme iba concretando su propio espacio.

Esta lección le permitía plasmar en su casa aquellas soluciones que sentía más satisfactorias para su propia pintura, trasplantando a su jardín las composiciones, perspectivas, motivos, elementos, colores, sonidos y olores que amaba en sus lienzos. Así fue creando un refugio a la medida de sus pinceles, un paraíso personal que recrear en sus últimas y esenciales pinturas.

De este modo, la lección de los patios y jardines andaluces resultará crucial para la configuración del ‘jardín de artista’ que Sorolla construye en su casa de Madrid. No solo copia algunos rincones concretos de los jardines sevillanos y granadinos que tan bien conoce, sino que, además, trasplanta a su jardín fuentes, azulejos, columnas, estatuas, árboles frutales y plantas ornamentales apasionadamente buscadas y traídas desde Andalucía.

La pretensión principal de esta nueva exposición ha sido profundizar en el conocimiento de todo el proceso de creación del jardín y transmitir al público visualmente la idea de toda la atención y el trabajo que Sorolla le dedicó, enriqueciendo la visión de los cuadros con el trasfondo del propio ardor con que Sorolla acometió su tarea.