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Cartelera. La claustrofóbica película de Rodrigo Cortés, Buried, promete una experiencia única en los cines de nuestro país y se erige como el estreno destacado de la semana. También llegan a las pantallas el último delirio de Robert Rodriguez, otra parodia norteamericana y la primera película de Diego Luna como director.

Jesús Benabat. Para todos aquellos que precisen de altas dosis de adrenalina cinéfila para subsistir en este agitado arranque de curso, la cartelera de la semana les brinda una oferta excepcional para contener la respiración y agitar los nervios violentamente. Agárrense a los sillones porque esto promete.
Arrancamos con Buried (Enterrado), una cinta española de suspense con el norteamericano Ryan Reynolds (X-men Orígenes, Ases calientes) como único protagonista y dirigida por Rodrigo Cortés, en una apuesta transgresora que ya levantó pasiones en el pasado Festival de Sundance. El planteamiento es tan sencillo como prometedor; Paul Conroy trabaja como contratista civil en Irak hasta que es secuestrado y se despierta en el interior de un ataúd, enterrado varios metros bajo tierra, y en posesión de un mechero y un móvil sin apenas batería; únicamente cuenta con 90 minutos para intentar ser rescatado antes de que el oxígeno se agote.
Apercibidos de lo extremo de la propuesta, aquellos que decidan acudir al cine lo harán conscientes de la más que posible claustrofobia que sentirán al ver a nuestro desgraciado protagonista debatiéndose por su vida dentro de una caja de madera con la única luz de la llama de un mechero; desde luego el suspense y la intriga están servidos en una cinta que se erige como el estreno íntegramente español más global de la historia, con una distribución confirmada en decenas de países. Es una lástima que el mercado estadounidense permanezca tan hermético como siempre y la película se haya exhibido en tan solo 11 salas del país (con 9.000 dólares de recaudación por cada una de ellas, 100.000 en total) a pesar de las buenas críticas recibidas.
Ahora llega a nuestro país y las expectativas son más halagüeñas; reventar la taquilla dependerá en gran medida de un público joven dispuesto a sufrir la tensión constante de 90 minutos de metraje. Sea como fuere, la valentía de Rodrigo Cortés, quién ya sorprendió con su anterior película Concursante, es ya de por sí merecedora de nuestro más digno elogio más allá del resultado final; quien no arriega no gana, y parece que Cortés lo ha conseguido. No en vano ya ultima su próxima película en Estados Únidos junto a Sigourney Weaver, Red Lights.
Y no dejamos de lado la adrenalina porque hablaremos ahora de Machete, el último delirio violento de Robert Rodriguez, con más sangre que nunca y un arma que da mucho juego para la fanfarria sangrienta. Esta es la adaptación al largometraje del falso tráiler incluído en Grindhouse, la última aventura de Rodriguez concebida en forma de díptico junto a su amigo Quentin Tarantino. Es una lástima que el responsable de películas notables como Abierto hasta el amanecer no tenga el estilo depurado y los guiones complejamente sádicos de su compañero, y acabe de esta desgraciada forma, ofreciendo un penoso espectáculo gore sin coherencia alguna y rindiendo tributo a otras películas del género con muy poca gracia y un aborrecible estilo visual.
Sorprende aún más que actores como el caído en desgracia Robert De Niro se presten a este tipo de chorradas mayúsculas dando vida a personajes muy por debajo de las caricaturas de cómics. También aparecen en la cinta Danny Trejo como protagonista, Jessica Alba, Lindsay Lohan (sí, han leído bien, desgraciadamente), Steven Seagal (o lo que queda de él bajo decenas de kilos de más) y Michelle Rodriguez (cultivando su imagen habitual de machorra). Naturalmente, «esto» no es recomendable para nadie, pero allá ustedes.
Hablando de cosas poco recomendables. Si aún no se han cansado de esas burdas parodias estadounidenses como Epic Movie, Date Movie o Casi 300, ya tienen un plan confeccionado para el fin de semana. Híncame el diente es la versión juvenil y absurda (aún más) del fenómeno Crepúsculo, donde tendrán cabida toda clase de chistes fáciles, gags escatológicos y muy poca imaginación cómica, lo de siempre, vaya.
Y siguiendo con el público juvenil aunque esta vez con dosis de edulcorante industrial peligrosas para cualquier persona humana, nos llega Siempre a mi lado (Charlie St.Cloud), la débil premisa para que legiones de féminas púberes paguen su entrada para deleitarse con las desgracias del bueno de Zac Efron, para quienes no lo sepan, líder de la nueva generación High School Musical y figura omnipresente en las carpetas de las adolescentes.
Y para finalizar, subamos un poco el nivel y hablemos de la primera aventura tras las cámaras del actor mexicano Diego Luna, quien firma Abel, una comedia dramática sobre la infancia y la familia bien recibida en San Sebastián que supone un contrapunto necesario para la cartelera de la semana.

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