Damas Mutezintare Gisimba, superviviente del conflicto de Ruanda/Riccardo Gangale

“¿Cuál es esa fuerza que hace que una persona sea capaz de enfrentarse a tanta barbarie y aún así hacer el bien?”, eso se preguntaba Leora Kahn al realizar el proyecto. Y como muestra, a parte de las fotografías, testimonios impactantes de supervivientes a los conflictos de Ruanda, Bosnia y el holocausto nazi.

Paco Cordero. La exposición ‘The Rescuers: héroes frente a la barbarie’, que permanecerá en la Fundación Tres Culturas hasta el 15 de mayo, está compuesto por una serie de 21 retratos de personas que ayudaron a otras a escapar de varios conflictos, obras de Sonia Folkmann, Riccardo Gangale y Paul Lowe. Estas están acompañadas de testimonios de las personas retratadas. Les mostramos algunos de ellos.

Christine Kamunani, superviviente del conflicto de Ruanda/Riccardo GangaleGENOCIDIO EN RUANDA (abril-julio, 1994): Desde la independencia del país de Bélgica, la mayoría de la población es hutu y una minoría es tutsi. En 1994, 800.000 personas fueron asesinadas en 100 días, la mayoría de la etnia tutsi. Dos millones de hutus huyeron del país por miedo a la venganza. 57.000 ruandeses viven todavía refugiados fuera de Ruanda.

Ezra Munyaneza, superviviente del conflicto de Ruanda/Riccardo GangaleDamas Mutezintare Gisimba: “Supe que iban a matar a la gente al oír que el avión del presidente había sido tiroteado. Le propuse a mi mujer quedarnos en el orfanato. Empezó a llegar gente huyendo porque les habían advertido de que las matanzas habían comenzado y ellos estaban en las listas. Les ayudamos en todo lo que pudimos. En mi fuero interno creía que morir al lado de mis vecinos y hermanos era mejor elección que decirles que se marcharan”.

Mina, superviviente del conflicto de Bosnia/Paul LoweChristine Kamunani: “A medianoche llamaron a la puerta. Les dije a mis hijos: “Ha llegado nuestro último día. Pero estad tranquilos”. Abría y me encontré a un grupo de gente. Tuve miedo, pero en mi interior escuché la voz de Dios: “No temas”. Un hombre se acercó: “Vamos a poner un gran peso sobre tus hombros. ¿Podrás soportarlo? Si no, dínoslo, y seguiremos nuestro camino”. Buscaban refugio. “Estoy preparada para morir con vosotros”, les respondí y los escondí en el granero que hay junto a mi casa”.

Dzajo Krstic, superviviente del conflicto de Bosnia/Paul LoweEzra Munyaneza: “Marie Murorunkwere y sus tres hijos buscaban refugio. Le ofrecí una de las dos habitaciones de mi casa. Unos días más tarde, otra mujer vino escapando de la guerra con seis niños. Yo conocía a su marido. Les hice sitio también. Cuando los asesinos vinieron a inspeccionar, les dije que sólo les dejaba entrar de dos en dos, para que no me robaran. Era una excusa para que me diera margen de maniobra. Les decía: “Aquí solo hay niños. ¿Los vais a matar? Os doy dinero y os olvidáis del tema”. Así conseguí salvarlos”.

Truss Menger, superviviente del holocausto nazi/Sonia FolkmannGENOCIDIO EN BOSNIA (1992-1995): Al desintegrarse la ex Yugoslavia en 1991, los líderes nacionalistas serbobosnios y serbios querían que todos los serbios vivieran en un mismo país. Por ello, las fuerzas serbias y croatas realizaron limpieza étnica en su territorio provocando cerca de 100.000 víctimas. Más de 97.000 ellas no han sido documentadas hasta ahora, la mayoría de ellas bosnias.

Jan Wijnbergen, superviviente del holocausto nazi/Sonia FolkmannMina: “Estaba en el campo cuando escuché disparos. Me fui a casa y mi vecino Bemba vino corriendo a contarme que alguien había escapado de una ejecución y se había refugiado en su casa. Le dije que lo trajera a mi casa. Teníamos miedo de que los serbios vinieran a buscarlo. Lo escondí en el piso superior y le pedí que no se moviera de allí porque moriríamos todos: él, mi marido, mis cinco hijos y yo. ¿Por qué lo salvé? Pensé que era lo normal. Porque lo mismo podía ocurrirles a mis hijos. No había diferencia”.

Dzajo Krstic: “La mayoría de mis vecinos eran musulmanes y serbios. Nos llevábamos muy bien. Un día, estábamos reunidos, cuando la gente de Arkan sembró el terror en la calle. Y llegó Jusuf, un conocido periodista: estaba amoratado, no se le veían ni los ojos, le habían dado una paliza. Me impactó tanto que decidí esconderlo a él, junto con otros once hombres más, en casa de mi hermano. Me dijo: “Te vas a meter en líos”. Le respondí: “Si alguien tiene que morir, yo iré primero. Eres nuestro huésped, y te protegeremos”.

HOLOCAUSTO [1939-1945]: El régimen nazi exterminó (en cifras aproximadas) a 6 millones de judíos y miles de rusos, polacos, gitanos, personas con discapacidad, testigos de Jehová, homosexuales, comunistas… Se calcula entre 11 y 15 millones de víctimas.

Truss Menger: Escondía a niños judíos en lugares seguros. Un día se disfrazó con un uniforme que usaban los operadores de teléfono alemanes y reunió a doce niños judíos. Los llevó en tren y luego cogieron una barca para cruzar el río que les llevaría hasta Holanda. Una patrullera alemana los avistó. Al verlos, uno de los niños gritó: “¡Alemanes cerdos!”. Lo oyeron y dispararon. Sólo sobrevivió un niño. Truss todavía tiene pesadillas por esto. Sus padres, comunistas, también solían esconder a gente en su casa antes y durante la Guerra.

Jan Wijnbergen: Durante la Guerra, tenía 14 años. Consiguió un empleo limpiando cristales en el cuartel general alemán. Allí robaba sellos para falsificar tarjetas de identidad y se los pasaba a los judíos en la resistencia. Disfrutaba haciendo esto, porque no era consciente del riesgo que corría. Con los años, montó su propia empresa de limpieza de cristales. Reside en Ámsterdam.

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