El universo de Giménez Caballero ilustra el cartel de la exposición

La exposición ‘La Generación del 27 ¿Aquel momento ya es una leyenda?’ abierta al público hasta el 20 de junio en Santa Inés, está cargada de arte, poesía, teatro, música e incluso cine. Los ejemplares originales y los textos manuscritos guían una muestra con la que empaparse de la corriente intelecutal de una época que llega hasta el presente.

Ángel Espínola. Es poner un pie en Santa Inés y ya sientes que entras en un nuevo Universo. Un cosmos de literatura, de arte, de música, de arquitectura. Es el universo de la Cultura con mayúsculas, el mismo que regaló Giménez Caballero al mundo hace ya más de ochenta años. Lleva por título la exposición ‘La Generación del 27 ¿Aquel momento ya es una leyenda?’. Pues claro que no es una leyenda, no al menos muerta. La sala no huele a viejo, a poeta cubierto de polvo. Sino que su aroma es del presente, al igual que la estética del local, que se hace anónimo ante tanta cultura.

Respirar la tímida fragancia que se escapa por el cristal hermético, del primer número de la Gaceta Literaria, es más que placer. No lo es menos conocer las tapas de tantas publicaciones que una generación añeja creó para el disfrute de toda una historia. Está la de los sevillanitos burgueses de la época, ‘Mediodía,’ pero también encontramos la malagueña ‘Litoral’, con Altolaguirre al frente, o cualquier otra evocada por un poeta o prosista con inquietudes estéticas superiores a la de los mortales.

Entre textos de revistas, junto a las primeras obras en solitario, así como obras de teatro o carteles de convenciones, también encontramos todo un legado visual y audiovisual. Así, está Dalí, que tan loco como siempre no quiere pasar desapercibido frente a los bocetos de Picasso, que con sus ‘Vingt poèmes de Góngora’, también quiere que su nombre aparezca en tan lúcida generación, que tanto se interesó por los versos gongorinos.

Cuadros mal iluminados comparten los muros de Santa Inés con dibujos lorquianos o fotografías donde se reúnen los espectros de los poetas para escribir un último soneto en la Residencia Universitaria de Madrid. Toda una pléyade de referencias intelectuales que a ratos satura de tanto arte junto.

Más que una generación

No sólo están los del 27, también están sus padres del 98 o el 14. Está Juan Ramón Jiménez, que nos observa triste desde su casa de Moguer,  probablemente momentos antes de escribir la muerte de su amado Platero. También está Manuel de Falla, que con alegría gaditana nos enseña a interpretar unas partituras manuscritas que está deseando publicar. Cultura viva la que podemos ver. La que se mueve en el repaso de los cineastas de la época, a los que el equipo editorial de La Gaceta Literaria le dedica un número íntegro, tras crear un arte por el que pasarían muchas de sus obras.

Entre libros y revistas, fotos y cuadros, imágenes, bocetos y audiovisuales, me quedo imaginándome en el pupitre del pasado, sentado junto a Lorca, para gozar mientras escribe su ‘Verde que te quiero verde’. Allí está, lleno de tachones y anotaciones al margen, sin manchar aún por la sangre de la Guerra. Le acompaña  en otro espacio, el boceto fallido de su ‘Maria Pineda’, con el que renovará el lenguaje del teatro.

Una vez cabalgado en sus textos  por Santa Inés, qué mejor que regocijarse de una generación, un Universo del presente, en el documental que nos brinda la exposición para sentirnos más cerca de sus vidas. Su calidad mantiene el equilibrio con todas las obras de la sala.

Estarán hasta junio los chicos del 27 y sus maestros, pero bien vale una visita pronta para poder volver tras tanta fiesta en Sevilla. Tras salir de Santa Inés, en la Calle María Coronel, nos transportamos hasta nuestra actualidad, y sentimos que aún sigue vivo el espíritu de aquellos jóvenes. Aún nos marcan los latidos del presente y nos ayuda a conocer nuestro pasado intelectual.

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