Expertos afirman desconocer la autoría del cuadro, que podría pertenecer al maestro Velásquez o a su contemporáneo Alonso Cano. La polémica se desató en 1994 cuando la galería inglesa Sotheby’s no logró vender la pintura, al esperar como mínimo seis millones de libras y alcanzar únicamente los cuatro millones.

Sevilla Actualidad. La asociación ‘Velázquez por Sevilla’ ha hecho hincapié en la importancia de la adquisición por parte de la Fundación Focus-Abengoa del cuadro de ‘La Inmaculada’. De este modo, la pintura irá a engrosar la colección permanente del Centro Velázquez.

 

Manuel Valdivieso


 “Llega a la capital hispalense una obra maestra de muchísimos quilates”

El portavoz de la Asociación, Manuel Valdivieso, señaló que la adquisición de la pintura al marchante francés Charles Bailly tiene gran relevancia puesto que “es una obra maestra del naturalismo sevillano y demuestra que la compra de ‘Santa Rufina’ no es flor de un día”.
De este modo, el Centro Velázquez dejaría de concentrarse en torno a una única pintura – ‘Santa Rufina’ – y comenzaría a adquirir la importancia de centro, al tener entre sus paredes una de las obras de los inicios del pintor. «Es una obra maestra que va a servir para consolidar el centro y todo ello a través de la financiación de capital privado, lo cual es importantísimo», destacó el portavoz del Centro.

No obstante, Valdivieso tampoco descartó la idea de algunos expertos como Alfonso Pérez Sánchez, ex director del Museo del Prado, que opinan que el autor es Alonso Cano. Caso que ya desató polémica en 1994 cuando la galería inglesa Sotheby’s no pudo vender la obra por las declaraciones realizadas en su momento por el ex director del Museo del Prado, hecho que, sin duda, imposibilitó la venta de la obra y del que Hugh Brigstocke, director del departamento de pintura antigua de la casa, responsabilizó indirectamente a Pérez Sánchez.

”A la ciudad se le brinda una obra maestra al tiempo que se abre una interesantísima cuestión cultural”, afirmó Valdivieso. Cuestión que se intentará resolver gracias a estudios en profundidad para determinar si se trata de un Velázquez, en cuyo caso sería una de las pinturas importantes de su etapa sevillana, o ante un Alonso Cano, caso en el que se trataría de la obra cumbre del autor en su etapa sevillana.

Por su parte, el asesor científico y uno de los responsables del Centro Velázquez, Benito Navarrete, defendió la postura de los dos sectores de expertos que se encuentran en desacuerdo sobre la autoría del cuadro. “Lo que es indiscutible es que la obra tiene un valor incuantificable».

Un cuadro con mucha historia

‘La Inmaculada’ es una obra que tiene mucha historia. El 22 de junio de 1990 apareció en manos de los commissaires-priseurs Ader Picard Tajan, que celebraron una venta pública en el Hotel George V de París.

Ese mismo día y con el número de lote 28 comparecía públicamente por vez primera la obra en cuestión, ‘Entourage de Diego Velázquez; L’Inmmaculé Conception’, de 142 x 98’5 centímetros, señalándose que había sido adquirida en 1870 en el parisino Hotel Drouot por la familia de los actuales propietarios, que eran descendientes de un militar napoleónico.

Esa es la fecha en la que los herederos del Deán López Cepero de Sevilla pusieron parte de su colección a la venta en París. La obra tenía una estimación que oscilaba los 300.000/400.000 francos, pero el lote llegó a dispararse hasta la cifra de 18 millones de francos, siendo adquirida la obra por el marchante francés Charles Bailly.

Tras unos años de estudio y restauración de la pintura por Zahira Véliz, incluso llegó a estar depositada para su inspección en el museo del Louvre, donde la vio el profesor Pérez Sánchez junto al entonces director Pierre Rosenberg descartándose en aquel momento su adquisición para el museo parisino por las dudas de atribución.

Asimismo, ‘La Inmaculada’ fue llevada al Museo Paul Getty de Malibú en California. Finalmente, el lienzo reapareció en la Sala Sothebys de Londres el 6 de julio de 1994 con el lote 64, afirmándose de manera segura en el catálogo de la venta la convicción de su autoría a Velázquez en su etapa sevillana, aunque no se hizo público el valor de estimación ni se indicó que tenía un precio de reserva.

Finalmente, la obra no se vendió en la subasta londinense por no alcanzar el precio de reserva que había fijado el propietario. La puja más alta por la pintura llegó a los cuatro millones de libras esterlinas.

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