Jorge Drexler en el Cartuja Center Cite de Sevilla / Clara Fajardo
Jorge Drexler en el Cartuja Center Cite de Sevilla / Clara Fajardo

«A pesar de sus coherencias y por sus incongruencias», este sábado la música de Jorge Drexler ha vuelto a golpear a corazones completos y sin par. El artista uruguayo presentó anoche su nuevo trabajo titulado ‘Tinta y Tiempo’ ante un Cartuja Center Cite con aforo completo. Más de 3000 almas que se refugiaron durante dos horas de concierto en la luz de la ‘Luna de Rasquí’ que iluminó el cielo del escenario con un espectáculo perfectamente calibrado y en sintonía con el color, el sonido y la producción.

Jorge Drexler, aunque reconoció que a veces sus explicaciones son «innecesarias», en todo momento animó al público a formar parte de los latidos del concierto. Así, entre graves zapateaos y palmas agudas, los asistentes acompañaron a las letras y partituras de composiciones de ayer y hoy como ‘Era de Mar’, ‘Silencio’ o ‘Tocarte’. Esta última, una propuesta a contratiempo y casi sinestésica con el juego de iluminación del escenario.

La vuelta de Jorge Drexler desde la pandemia

La velada prometía desde el principio. Su telonero, el artista brasileño Tiago Iorc adelantó un ambiente de comunión y complicidad con las butacas media hora antes del arranque del uruguayo. Iorc, con una acústica aterciopelada despertó la curiosidad por su trabajo en un público que comenzó a buscarlo en sus terminales móviles y probablemente, hoy cuente con nuevos centenares de seguidores.

Sevilla fue el penúltimo destino en el que Jorge Drexler deleitó al mundo con su música antes del parón mundial por la pandemia. Una pausa que al compositor sudamericano le hizo reflexionar sobre «las cosas más importantes, el amor, la familia, la amistad». Unas elucubraciones que se le resistieron más de la cuenta en algunas ocasiones ante la hoja en blanco. Una imagen proyectada sobre el escenario como telón de fondo durante todo el espectáculo y cuya solución da título a su trabajo y gira ‘Tinta y Tiempo’.

Y es que es cuestión de tinta, tiempo y mucha paciencia. Así, se cocinan obras maestras como la propia canción ‘Tinta y Tiempo’ que toda la banda interpretó con un tempo por bulerías con el «permiso de una audiencia con la capacidad proverbial de la percusión orgánica como es la sevillana».

Un homenaje a la familia

En esta línea de navegar en la profundidad de las realidades cercanas, Jorge Drexler en su nuevo álbum subraya la alegría de encontrar la primera imagen de su hijo ‘El Día que Estrenaste el Mundo’. Aquella instantánea en la que la paternidad ilusiona y aterra a partes iguales en la que el tiempo juega a favor del primer sentimiento. También rinde homenaje a la memoria de su madre con ‘Duermevela’, el momento más vulnerable del día en el que el consuelo del regazo de una madre invita a entregarse al sueño sin condiciones y con absoluta confianza.

Por supuesto no faltó un guiño irónico a la dependencia que tenemos con el algoritmo de búsqueda por excelencia que trasciende el mundo digital e influye en la propia creación artística con ‘¡Oh Algoritmo! o ‘El Plan Maestro’. Tema con el que comenzó el concierto cuyo contenido responde al reto que le planteó su prima Alejandra Melfo. Astrofísica venezolana descendiente de exiliados uruguayos que le instó a introducir el concepto ‘mesoproterozoico’ en una canción. Una división de la escala temporal geológica en la que «se inventó el amor y el sexo, lo que fue ‘El Plan Maestro’ para nuestra existencia.

El músico y el poeta

Ya con acústica y sin coros sonaron clásicos como ‘Soledad’, ‘Al Otro Lado del Río’ o ‘La Milonga del Moro Judío’. Ésta última, inspirada por indicaciones de Joaquín Sabina en décimas, en lugar de soneto. Entonces llegó uno de los momentos más especiales y virtuosos de la noche.

Drexler invitó a subir al escenario al repentista cubano Alexis Díaz Pimienta de entre el público. Allí, la magia de la improvisación y la palabra se apoderó de toda nuestra capacidad de escucha. Pimienta derrochó destreza y agilidad verbal por doquier, mientras el uruguayo se rendía ante tal talento con acordes de compañía. La ovación habló por sí misma y se volvió a apelar al ‘Amor al Arte’, otra de las nuevas letras de Drexler mencionando a Kiko Veneno supuestamente presente en la sala.

Así, terminaban más de dos horas de espectáculo en absoluto equilibrio entre el Drexler de ayer, hoy y el futurista. Estética setentera con tecnología del siglo XXI, coros, acústicas y sintetizadores. Apenas un suspiro para un público que disfrutó de lo lindo en el año en el que Jorge Drexler cumple 30 años sobre las tablas. Un aniversario que tuvo que recordarle un periodista porque él sigue, y tiene pinta, con su tinta y tiempo. El punto de humor lo puso José Antonio, un espontáneo del público que entre canción y canción pidió al artista que le firmara un autógrafo en un disco. El cantautor accedió. Eso sí «sin que sirva de precedente».

Plumilla por vocación, he trabajado en radio, televisión y prensa on line. Profundamente europeísta y convencida de que el Periodismo es el motor de cambio de la sociedad y hay que salvaguardarlo. Para...