Réplica de la Nao Victoria /Archivo
Réplica de la Nao Victoria / Archivo SA

El Archivo Histórico Provincial de Sevilla dedica el Documento del Mes correspondiente al mes de septiembre a la Nao Victoria y a su tripulación coincidiendo con el V centenario de la llegada de la nave –el 8 de septiembre de 1522- a Sevilla.

En concreto, se exhibirán dos documentos notariales, fechados antes y después de la circunnavegación. El primero de ellos es el reconocimiento que a finales de 1518 hicieron los primeros propietarios del pago que les hizo la Corona por la compra del barco y, el segundo, la escritura que testimonia el proceso de subasta de la Victoria poco después de su regreso, entre finales de 1522 y principios del año siguiente.

El primero de los documentos se trata de una carta fechada el 23 de septiembre de 1518 y firmada por Pedro Arizmendi, hijo de Domingo de Apallúa, vecino de Odárroa (Vizcaya). Gracias a esta carta, tal y como explican los técnicos del Archivo, «sabemos de su primer propietario, del nombre primigenio de la nao y del coste que tuvo para la Corona». En dicha carta, el firmante reconoce en nombre de su padre haber recibido 800 ducados (300.000 maravedís) de Sancho de Matienzo, tesorero de la Casa de la Contratación, en pago de la expropiación de una nao suya, nombrada Santa María.

El navío, que entró a formar parte de la Armada de la Especiería, y, en septiembre de 1519 saldría hacia el Maluco a las órdenes de Magallanes, adoptaría el nombre de Santa María de Victoria, y luego, simplemente, Victoria. En cuanto a sus características, era un navío de tres palos, con velas cuadradas en el palo mayor y un trinquete, y latina en el de mesana, con unos 21 metros de eslora y con una capacidad de aproximadamente 180 toneladas métricas.

El segundo de los documentos que se exhibe ofrece información sobre la subasta de la nao vieja. La nave, tras una animada puja, fue adquirida en subasta por el mercader genovés afincado en Sevilla Esteban Centurión a Diego Díaz, factor de Cristóbal de Haro (financiero de la expedición), por la cantidad de 285 ducados, equivalentes a 106.875 maravedís. Lo que indica que se recuperó apenas un 36% de lo que había costado originariamente la nao, sin contar el carenado y reparaciones y dotación de aparejos previas al gran viaje.

El nuevo armador debió de someterla a reparaciones con la intención de emprender una nueva aventura. Por otro documento conservado en el Archivo, se tiene constancia que en 1525 se preparaba la Victoria para viajar a la ciudad de Santo Domingo, en la isla caribeña nombrada entonces La Española. Según cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo en «Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firma del mar Océano», la nao Victoria haría un viaje de ida y vuelta a aquel puerto, pero en el transcurso del segundo se perdió con toda su carga y tripulación.