Muy buen rato es que el que se pasa viendo ‘InFame o el placer de los efímero’ (producción del Festival Internacional de Danza de Itálica en complicidad con el Teatro Central, donde está en cartel aún hoy y mañana, Teatro Central): un divertido espectáculo que reflexiona sobre ciertos comportamientos humanos en la sociedad de hoy: egocentrismo, egoísmo, ansia de fama, etc.

Miguel Ybarra Otín. Plasman tales comportamientos seis grandes intérpretes que van -uno a uno- entrando en escena, todos disfrazados, escondidos tras ropas muy de hoy y tras actitudes poco naturales que buscan la mirada y la admiración de quienes les rodean. Todos así están pendientes de su alrededor, todos modifican sus formas según los demás. Primero buscando aprobación. Después buscando el aplauso.

Van entrando, presentándose en una primera parte de música ambiental – jazzística en la que ya cada personaje va quedando caracterizado en las coreografías, en las miradas, en los gestos. Cada uno a su manera, son personajillos presumidos, todos muy guays en la acepción más despectiva.

Y entonces entra en escena la palabra, en un nudo de absurdos que desenmascara y deja desnudo a cada personaje, con simpáticos gags, divertidas y lucidas coreografías, voces que buscan micrófonos para citar grandes autores al azar y fuera de contexto, hombres y mujeres que buscan los focos constantemente… para no decir ni hacer nada extraordinario, sino por ese simple placer de la fama (también en este caso, en su acepción más despectiva).

Isabel Vázquez, intérprete y autora de la idea original (a la que da texto Max Arel), se plantea hasta dónde podemos llegar buscando esa fama y hasta dónde a su vez está dispuesto a aguantar el espectador. A éste se le increpa directamente en un determinado momento de la obra. Como todos los días -esto es opinión de quien escribe. Creo que el espectáculo también va por ahí- increpan al espectador los sucios y bajos personajes que escupen vulgaridades a la cara de quienes sonríen frente al televisor. Como increpan también dirigentes que permiten desigualdades: un intérprete en el espectáculo tira al suelo la comida que no quiere mientras todos los demás, hambrientos, se la demandan.

Son intérpretes en ‘InFame o el placer de lo efímero’ la mencionada Isabel Vázquez, Cristina Almazán, Javier Centeno, Roberto Martínez Losa, María Cabeza de Vaca y Guillermo Weickert -estos dos últimos, junto a José María Sánchez Rey- la semana pasada en cartel con ‘Días. Pasan. Cosas’. Ahora Sánchez Rey es parte fundamental de la obra como ayudante en la dirección de Rob Tannion, en la escenografía, el vestuario y -junto a los intérpretes- las coreografías.

Y decimos “intérpretes” porque de eso se habló en el coloquio tras el “espectáculo”: si ¿danza o teatro?, Pina Bausch tampoco se planteaba nunca la cuestión. Espectáculo e intérpretes. Dramaturgia, coreografía y palabra se complementan. Y en esta ocasión lo hacen para brindar una obra simpática e interesante que se agradece ir a ver.

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