Novela, ensayo, artículos periodísticos. Eva vive en el mundo de las Letras

Eva, en uno de sus viajes a PragaCapítulo III: “Ya está en el libro de los muertos. Sin nombre”. Hijos del mediodía.

La dolencia de descubrir el silenciado pasado de nuestro país ha llevado a Eva Díaz ha convertirse en una especialista de la ucronía. Así, toda su obra traslada a sus protagonistas a ese “tiempo que no existe, pero que podía haber existido”.

“Como me gusta tanto la historia y la literatura es una mezcla fantástica. Partes de un andamiaje real, pero luego tú imaginas el resto. Es un poco tramposos históricamente, pero muy atractivo desde el punto de vista de la literatura. Por ello, mi siguiente novela, el Sonámbulo de Verdún, se basa fundamentalmente en una ucronía”.

Un tiempo que nos permite pasear, por ejemplo, con Luis Cernuda por la Sevilla que nunca le reconoció, junto al resto de poetas del 27. Más esperanzador es encontrar en las páginas de su ‘Andalucía del exilio’ a un García Lorca en un destierro apócrifo en el exilio mexicano. Sólo esta fabulación nos puede librar del dolor de los cuerpos de acero que quebraron la vida del poeta y de la literatura española durante años. Tanta ilusión juega a veces malas pasadas, pues la memoria es débil. “A veces ni yo recuerdo lo que inventé y lo que era real”.

Como sevillana que es, varias de sus novelas se adentran en la ciudad que silencia a sus eruditos con el olvido. Sevilla forma parte del transfondo histórico que Eva Díaz le da a sus novelas. “Me gusta y la odio. Me parece una ciudad fantástica, con una historia muy importante. Me parece una ciudad tanto histórica como literariamente magnífica. Hay en ella personajes interesantísimos de los que la mayoría de la gente no tiene ni idea”.

Piropos a parte, cuando la amante de las letras vuelve del pasado en el que enfrasca sus novelas, encuentra otra Sevilla. “Actualmente la ciudad no está a la altura de su historia para nada. Es increíble la de tonterías que se hacen, las cosas que se llaman tradicionales y están inventadas hace dos días, y además son postizas. Mientras que hay auténticas maravillas que no se reconocen ni llegan a conocerse públicamente”.

Tras sus viajes por Praga, Viena o Verdún, en busca de sensaciones, olores y frío para adentrarse en la ciudad francesa de su nueva novela, la escritora y periodista necesita “llevarme una semana para adaptarme a la ciudad, porque no me gusta nada. Me decepciona mucho. A mi me gusta la Sevilla histórica, la que está en los libros. La de verdad, la actual no”, continúa separando la ciudad del pasado y la que hoy se prostituye con el aliento del capital.