Tosca Puccini

El Maestranza trae de nuevo uno de los mayores clásicos de Giacomo Puccini y cierra temporada con Tosca, una la dramaturgia de Victorien Sardou, que un siglo después reaparece en manos del director español Paco Azorín.

Después del estreno de la LaBohème (2010) y Madama Butterfly (2012) el público sevillano no podía prescindir de otra de las grandes óperas de Puccini que completan el trío de su gran repertorio.

Tosca es una historia de amor, celos, engaño y traición en un momento puntual y convulso de la historia de Roma, donde transcurre la acción; concretamente, en el año 1800 durante la batalla de Marengo, librada entre las tropas francesas de Napoleón y las austriacas que ocupaban el territorio italiano. El libreto se reproduce en apenas 18 horas- desde el Ángelus del día 17 de junio al amanecer del 18- y mantiene una fuerte vinculación con el retrato histórico de la época.

Tras la Revolución Francesa un el espíritu libertario recorre la península. En Roma se constituye una república, con Angelotti como uno de los cónsules,y Nápoles, también en manos de los franceses, se  convierte en aliada. Sin embargo, la reina María Carolina confabula desde Sicilia con fuerzas inglesas, rusas y austriacas para recuperar el control de la capital, donde finalmente se asienta formando una red secreta de policías e informadores en la que se encuentra el barón Scarpia.

Caída la república, Angelotti escapa del Castillo Sant´Angelo, escenario clave del tercer acto, y tras la huida comienza el primero con un encuentro acotado en el libreto de Puccini entre el pintor Cavaradossi y Angelotti en la Iglesia de Sant´Adreadella Valle, donde se refugia mientras da pie la presentación de los personajes.

Tosca: un pulso entre Franchetti y Puccini

La primera vez que Tosca aparece en escena fue en París en 1887. El dramaturgo, Victorien Sordou, ya había consagrado varios éxitos con la actriz Sarah Barnhardt para quien había escrito anteriormente Fedora, Théodora, Gismonda o Cleopatra. Pero no será hasta su estreno en Milán en 1889 cuando Puccini queda impresionado por la sordidez del drama y solicita los derechos de Sardou.

Puccini acababa de presentar Edgar en La Scala y tras el fracaso recibido puso su énfasis en dar forma al libreto que, para entonces, estaba en manos de Luigi Illica y Alberto Franchetti. Pero la avanzada edad del compositor hacía sospechar a Illica y finalmente decidió que Puccini dotaría de mayor brillo y consistencia el drama de Sordou.

Para cuando calló en sus manos, Puccini ya había emprendido Monon Lescaut, pero su unión con Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, junto al editor Giulio Ricordi, que con frecuencia mediaba los egos individuales del trío, fue el éxito que les llevó a componer las ya conocidas y citadas obras maestras del siglo XIX.

Del drama a la ópera

El tratamiento que recibió Tosca hasta convertirse en una ópera mundialmente conocida es similar a la de un buen esculpido hecho con cariño y a medida. La transposición del drama a la ópera significó una síntesis de cinco a tres actos, la eliminación de trece personajes secundarios y la abreviación de diálogos.  

En el proceso, Luigi Illica realizó una espléndida distribución dramática y Giuseppe dispuso la dicción poética de los personajes, mientras Puccini estudió cada escenario (la villa, el palacio y el calabozo)  al detalle y dispuso una cuidadosa investigación in situ para la composición del Ángelus con el sonido de las campanas de San Pedro, afinadas cada una de forma distinta.

Además, ambos libretistas también tuvieron que distanciarse de las acusaciones que recibió en un primer momento la obra de Sardou por plagio, poco casuales, debido a las similitudes que mantenía con un drama en prosa de Victor Hugo: Angélo, tyran de Padoue.

La trama prescinde de fragmentos secundarios y que distraen la narración, aunque se detiene a desarrollar musicalmente el dúo de amor que define psicológicamente a los amantes interpretados por la soprano china Hui He en el papel de Floria Tosca y el tenor canario Jorge de León como Mario Cavaradossi. En el papel del tirano barón Scarpia se encuentra el barítono Ambrogio Maestri, quien cuenta con el apoyo de Juan Pons que, retirado desde el 2012, vuelve al Maestranza para cerrar su trayectoria.

Con la maestría característica y la grandeza propia que el Maestranza destila cuando se trata de grandes libretos, Tosca cuenta con una magnífica puesta en escena que recrea en ocasiones fotogramas cinematográficos. Como acostumbra Pedro Halfter y la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, la música en directo ensalza la maestría de Puccini, embellece las voces de los personajes y resalta en cada acto el resoplo de un público rendido ante la belleza de lo estético.

Un thiller de época donde amor y muerte van de la mano y al que se le introdujo novedades tales como el coro mixto, coro de niños; numerosas comparsas: una procesión religiosa, presidida por un cardenal y que registra uno de los momentos más brillantes del acto primero; además del juez y los verdugos en el segundo; y el pelotón de fusilamiento en el tercero.

El Maestranza acoge hasta el 13 de junio esta imprescindible ópera del repertorio de Puccini y cierra la temporada después de haber presentado Don Giovanni (Mozart, 1787), Norma (Vicenzo Bellini, 1831) y Doctor Atomic (Jonh Adams, 1947), entre otras de las muchas representaciones que presume el teatro. Todo un recorrido por los grandes clásicos del que el Maestranza hace gala desde su inauguración en 1991.