‘Diciembre y nos besamos’ es el título del libro con el que la joven Paula Bozalongo reclama un espacio propio en el continente de la poesía. Poemario con el que la autora consigue el XXIX Premio Hiperión 2014 y el Premio Internacional Bridge os Struga, concedido por el festival de poesía Struga y la UNESCO.

Dividido en dos partes, comienza con una petición a modo de prefacio, “Para que no me olvides” es el grito de salvación de un tiempo que no ha de caer en el vacío. La poesía se impregna de la experiencia, la sangre del poeta corre por nuestras venas manchándonos las camisas. Los poetas son esos seres dolientes, sensibles, que inmortalizan su dolor a la vez que al escribirlo lo exorcizan, comprenden e interpretan. Paula Bozalongo consigue en ‘Diciembre y nos besamos’ que el lector eleve a la categoría de propia la experiencia que desfila en sus versos.

El libro mantiene la dicotomía de la crueldad de la ausencia asimilada y el sano ejercicio de no querer olvidar lo que un día nos hizo vivos.

A la primera parte pertenecen los poemas más dolientes, como “Sarajevo”, donde el drama de la posguerra balcánica se traslada en una perfecta metáfora de situación a la destrucción desalma del sujeto poético, en ruinas también tras la batalla sentimental. El llanto contenido es el motivo de “El prestigio del llanto”, y toda la tristeza estalla en los versos “el amor es negro, / el viaje es negro, / la casa está a oscuras.” Por contrario que parezca, es una tristeza cargada de esperanzas ante nuevos principios. “Geometría” nos devuelve la ilusión y el miedo de volver a sentir la pérdida, “pensar que podrás irte, eso es la soledad / yo solo estuve sola antes de ti”.

Si la primera parte estaba llena de recursos que hablaban de oscuridad e invierno, la segunda se abre con una luz sobre el mar. Y aunque la esperanza es frágil y el miedo presente, el protagonista poético camina firme en su propia promesa de reconstrucción. Contra ese miedo se interroga en “Born to touch the sky” la poeta: “Cómo vas a temer a las alturas / si nosotros nacimos para tocar el cielo”, y también lo sentencia en “La huella intermitente”: “Tendremos que aprender a caminar / felices sobre el miedo”. Porque quizás sea el miedo el leit motive sobre el que se asienta esta segunda parte. Una vez sentido el daño, el amor siempre anticipa sus heridas con la presencia continua de ese miedo a perder lo que volvemos a tocar con nuestras manos: “que es posible otra vez perder lo que perdimos”, dice Paula.

“La vida nos espera” es un poema cargado de optimismo incluso en los peores momentos, una llamada a ser feliz: “Imagina el abrazo que no has dado, / no hay noches sin mañana.” Paula Bozalongo termina su poemario con “Diciembre y nos besamos”, que da título al libro, y “El fondo de tus ojos”, dos excelsos homenajes al amor en sus principios, a esas heridas anticipadas: “Yo también tengo miedo / de haberte conocido”. Y lo finaliza magistralmente con su “Canción de despedida”, en la que fulmina el tiempo del frío para disponer una inminente primavera: “En la última lluvia del invierno / sonaba una canción de despedida”.

‘Diciembre y nos besamos’ tiene, sobretodo, una esperanza: la de una joven poeta de 24 años que promete colmar de versos a las próximas generaciones.

Diciembre y nos besamos.
Ed. Hiparión, 2014.
Paula Bozalongo.

Nace en Cádiz en 1981 y estudia Filología Hispánica entre la UCA y la UNED. Actualmente dirige los talleres de Escritura Creativa de El fontanero del Mar Ediciones. Organizador del festival poético...