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En la primera semana de la Cuaresma recordamos a uno de los grandes escultores de la Semana Santa hispalense.

Se le puede considerar el padre de la imaginería de nuestra ciudad. Son pocos lo sevillanos (por no decir ninguno) que no han oído alguna vez el nombre de Juan Martínez Montañés.

Apodado el “Dios de la madera” el jiennense se convirtió en uno de los principales escultores del siglo XVII. Su biografía esconde gran cantidad de curiosidades, desde su paso por la cárcel a una trágica muerte.

Casi nadie sabe que el autor de Jesús de la Pasión, una de las imágenes más celebradas de nuestra Semana Santa, estuvo en prisión. Casi dos años habitó en la llamada Cárcel Real, un edificio que se encontraba en la esquina de Sierpes con la Plaza de San Francisco. Al parecer, se sospechaba su implicación en el asesinato de un tal Luis Sánchez.

Algunos atribuyen a su arrepentimiento del supuesto asesinato (del que finalmente fue absuelto) la iniciativa de hacer el Cristo de la Clemencia. A este crucificado, que se conserva en la Catedral de Sevilla, solo se le pueden ver los ojos si estás de rodillas ante él, pidiendo Clemencia. La leyenda más extendida dice que fue un sacerdote mujeriego y vividor, el arcediano Vázquez de Leca, el que lo encargó para pedir perdón por sus pecados.

Además del Cristo de la Clemencia, también llamado de la Misericordia o de los Cálices, al jiennense le debemos alguno de los iconos de nuestra Semana Grande. El nazareno de Pasión, que sale cada Jueves Santo de la Colegial del Salvador, salió de la gubia de Montañés. Su discípulo, Juan de Mesa, se inspiró en él para tallar al Señor de Sevilla, el Gran Poder.

Otras esculturas no procesionales se conservan en los templos sevillanos. En la Iglesia de la Anunciación tenemos dos curiosos ejemplos San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja. Sus cabezas y sus manos fueron talladas por el escultor. Sus cuerpos, sin embargo, no son más que una estructura de tela encolada añadida en el siglo XIX.

El final del genio de Alcalá la Real fue dramático. En 1649 una gran epidemia de peste asoló la ciudad de Sevilla. Más de la mitad de la población murió en esta plaga. Algunos historiadores dicen que en ella hubo más de 60.000 muertos. Entre ellos estuvo el Dios de la Madera, que fue enterrado en algún lugar de lo que hoy conocemos como Plaza de la Magdalena.

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...