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La penúltima jornada del festival hispalense deja la proyección, entre otras, de las cintas de Pascale Ferran, Roy Andersson y Kikol Grau.

‘Una paloma sentada en una rama preguntándose sobre la existencia’ supone el cierre del sueco Roy Andersson a su trilogía ‘La comedia de la vida’, iniciada en 2000 con ‘Songs from the Second Floor’. En este último episodio, galardonado con el León de Oro en Venecia, Andersson retorna a los temas y estilemas visuales característicos de su universo fílmico. En efecto, la narración, diluida y fragmentaria, vuelve a zigzaguear de personaje en personaje de acuerdo a una sucesión de breves anécdotas construidas en forma de viñetas filmadas en plano fijo.

En su tragicómica revisión de la naturaleza humana, el realizador austríaco fusiona con éxito diversas fuentes literarias, pictóricas y cinematográficas (el teatro del absurdo beckettiano, la particular épica cervantina, el humor lacónico y contenido de Tati o Kaurismäki, etc.). La puesta en escena recoge este material de partida y lo plasma en una concepción visual dotada de fuertes simetrías espaciales, así como de un uso creativo del efecto de profundidad de campo.

El poliédrico retrato de la condición humana propuesto por Andersson –una de las escasas propuestas humorísticas dentro de la gravedad imperante en la selección de largometrajes de la Sección Oficial– resulta un ejercicio fílmico sin duda relevante.

No merece semejante consideración la última obra de la francesa Pascale Ferran, ‘Bird People’, presente, al igual que el filme de Andersson, en la Sección Oficial de este SEFF. Partiendo de un marco emocional evidente, el de la fatiga existencial asociada a los tiempos modernos, Ferran construye una suerte de revisión del cuento de la Cenicienta, ambientándola en el entorno de la terminal de un aeropuerto, el no lugar por excelencia.

La cinta de la realizadora francesa carece de la más mínima tensión dramática, resultando, asimismo, las caracterizaciones de los protagonistas estereotipadas en exceso. El giro final –literalmente “de altos vuelos” – no impide romper con la monotonía de un metraje que supera las dos horas. Ese es el tiempo empleado por Ferran para referir una metáfora que muy bien podría haber quedado contenida en la duración de un cortometraje.

Ya en horario nocturno, el barcelonés Kikol Grau –realizador y editor de programas culturales como ‘Metrópolis’ y ‘Gabinete de crisis’– presentó ante el público sevillano su obra ‘Las más macabras de las vidas’. Programada dentro de la sección “Resistencias”, se trata de una muestra de no ficción “histórico-mediatica” construida a manera de ensamblaje audiovisual de materiales previos. Con ella, Grau pretende recuperar la memoria visual, política y social de la Transición española a través de la obra musical de la mítica banda vizcaína Eskorbuto.

La crónica sobre una banda punk de la margen izquierda del Nervión sirve a Grau para desarrollar una revisión crítica del mito de la Transición democrática. El filme, por tanto, entra en directo diálogo crítico con los discursos nostálgicos, irónicos o laudatorios con los que gran parte de la producción cultural española ha revisitado (o revisita aún hoy) la década de los 80 del pasado siglo.