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Inaugurado el Centro de la Cerámica de Triana

En estos días hemos asistido al nacimiento de un nuevo museo en Sevilla. El Centro de la Cerámica de Triana, inaugurado recientemente, ahonda en la vinculación de este material con la propia esencia de la ciudad.

La historia de amor entre Sevilla y la cerámica se ha cocido a fuego lento. Han sido numerosas las culturas que la han utilizado como materia para revestir grandes monumentos.

Ya en la época romana el trabajo de la cerámica era muy popular en Hispalis. La leyenda nos cuenta que dos hermanas alfareras de  Triana, Santa Justa y Rufina, se convirtieron en mártires al reafirmarse en sus creencias cristianas.

Pero, sin duda, la cultura que consagró el uso de la cerámica en la arquitectura fue la musulmana. El Alcázar de Sevilla y sus delicados alicatados son un claro ejemplo de ello. El resultado estético fue tan exitoso que todavía hoy la casa tradicional andaluza mantiene el azulejo y el alicatado como elemento imprescindible.

A pesar de sus raíces andalusíes el uso del azulejo para la representación de imágenes cristianas es el pan nuestro de cada día en la ciudad. Rara es la calle del caso histórico que no cuenta con un altar cerámico que representa a tal virgen o  tal cristo.

Pero si hay una imagen religiosa ligada a la alfarería es, sin duda, la Virgen de las Cuevas. La titular del antiguo monasterio de la Cartuja de Sevilla fue una imagen gótica descubierta tras la Reconquista en una cueva en las cercanías del Guadalquivir. La zona actualmente llamada isla de la Cartuja estaba llena de cuevas o huecos que eran el resultado de la extracción de barro por parte de los alfareros de la cercana Triana.

El monasterio de Santa María de las Cuevas fue transformado en el siglo XIX precisamente en una fábrica de cerámica. Charles Pickman fundó en el antiguo cenobio la popular fábrica de la Cartuja que estuvo activa en este lugar hasta la década de los 80 del pasado siglo.

Si pensamos en los monumentos más representativos de la ciudad nos daremos cuenta de que la cerámica está presente en todos ellos. Desde la Giralda hasta la Plaza de España. Y es que arquitectos regionalistas como Aníbal González hicieron del azulejo una seña de identidad.

Llegados al siglo XXI nos encontramos que los nuevos hitos de la ciudad como la Torre Pelli también tienen la cerámica como material fetiche. ¿Qué pensarían Santa Justa y Rufina de ello?

Historiador y Periodista. Cuando era pequeño se dio cuenta de que lo suyo era contar historias. Le da igual si sucedieron en otro siglo o hace cinco minutos. En Sevilla le enseñaron a amar el mito, en...