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La cita tiene lugar en el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo de Sevilla, en donde Natalia Lemercier ha impartido durante unos días clases magistrales de canto lírico y técnica vocal.

El pasado sábado 22 de marzo, esta soprano argentina ofreció un concierto junto a sus alumnos en la Iglesia del Buen Suceso, una última sesión para demostrar a sus discípulos la ejecución de una artista consagrada y, al mismo tiempo, una forma de darse a conocer en la capital hispalense.

Antes de su experiencia docente en esta ciudad, Lemercier estuvo de gira por Francia y España interpretando a la Condesa de Almaviva de ‘Las Bodas de Fígaro’, papel con el que debutó el pasado verano en el Teatro Colón de Buenos Aires, considerado como uno de los teatros de ópera más importantes del globo.

Sevilla Actualidad.- En Sevilla nunca había cantado.

Natalia Lemercier.- Por motivos profesionales, no. Sólo había estado en Alcalá de Guadaíra para una actuación, pero era doble elenco y no me tocaba cantar en esa función. Ahora estoy viendo si a través de contactos puedo cantar en el Teatro Maestranza. Pero esto es siempre así. Nuestra profesión de cantante es estar siempre buscando lugares en donde poder trabajar: consigues primero el contacto, pides una audición… Por eso para mí es importante hacer un concierto en Sevilla. Uno nunca sabe quién puede escucharme ahí. Todo es parte también de las casualidades. En la carrera del cantante lírico no siempre va a estar la preparación o la calidad del artista; a veces son también cuestiones fortuitas o las relaciones públicas las que te pueden abrir una puerta.

Sevilla Actualidad.- Lleva tiempo interpretando a la Condesa de ‘Las Bodas de Fígaro’, de Mozart, y se estrenó con este papel en el Teatro Colón de Buenos Aires.

NL.- Sí, ese papel es uno de los que más veces he hecho en mi vida. Lo he hecho más de sesenta veces. Fue uno de los primeros roles que yo estudié, pero es un papel que requiere una madurez no sólo artística a nivel de técnica, sino también de vivencias. Es una mujer que pasó por el abandono de su marido, luego cantarlo a los veinte años no es lo mismo que cantarlo a los treinta o a los cuarenta. Y me ha dado muchas satisfacciones porque es un rol que para mí es muy cómodo, aun habiéndolo hecho bajo una situación de estrés como puede ser una tournée [gira]. Para mí, llegar al Teatro Colón era el sueño de toda mi vida, porque es nuestro teatro más importante. Ha sido la cerecita en la tarta de muchos años de sacrificio, y supone una satisfacción mayor sabiendo que entras por tus propios méritos.

Sevilla Actualidad.- ¿Qué sintió una vez que se subió al escenario?

NL.- Fue una experiencia mágica. Es uno de los teatros más grandes y bonitos del mundo, con una acústica que es maravillosa, en la que cae un alfiler y se escucha todo. Yo estaba bastante nerviosa no por el tema de cantar, sino por el hecho de demostrar que yo merecía estar ahí. Como cantante estaba a la altura de las circunstancias, porque no era una cosa regalada ni mucho menos.

Me dejé envolver por la magia de la sonoridad, por la seguridad de un rol que, como dije, he hecho tantas veces que yo hasta dormida confiaba. No es lo mismo cuando haces un rol por primera vez, que tienes miedo de olvidarte de una palabra, que no sabes si llegarás cansado porque todavía no lo has medido. Yo ya sabía dónde cansarme y dónde recuperarme. Antes de salir a cantar yo pensaba: “Me merezco estar aquí. Ha sido un largo camino y ahora lo has logrado”.

A veces, cuando alcanzo un imposible, en vez de disfrutarlo me pregunto acerca de dónde estará la próxima dificultad, pero esa vez decidí que ése era el momento que tenía que disfrutar. Y si bien fuero solamente dos funciones, todo fue muy lindo, con un buen reconocimiento del público. Para mí no sólo quedó como una cosa más en el currículum, sino como la posibilidad de que se abran otras puertas próximamente en otras producciones.

Sevilla Actualidad.- ¿Cómo se cuida un cantante lírico la voz?

NL.- Es un instrumento que nunca se deja de usar. No es como el piano que, una vez que lo usas, lo guardas y ya está; la voz está siempre en activo. Para mí, lo principal es dormir. Si tienes que salir por la mañana a correr y has pasado la noche en vela, el cuerpo no te responde. Esto es exactamente igual. Después, obviamente, hay un entrenamiento que consiste en ejercicios de vocalización. Además, un cantante no puede estar cantando ocho o diez horas al día como puede estar tocando el piano una persona cuando necesita ejercitar, por lo que se puede estudiar de otra manera: repasando la fonética mentalmente, mirando las partituras, viendo vídeos de otros cantantes o viendo tus grabaciones para autocorregirte.

Uno debe además aprender a conocer su cuerpo. Si un día estás cansado y necesitas seguir practicando, puedes estudiar de otras maneras sin tener que usar la voz. Yo he estado tomando vitaminas durante la tournée (por todos los meses que está uno fuera y bajo presión), y también té de jengibre con limón y miel, que es un antibiótico natural. Hidratar las cuerdas vocales es importante. Uno nunca debe tomar alcohol si tiene que cantar, no tomar cosas con café y por supuesto no fumar.

Sevilla Actualidad.- Usted es soprano lírico de coloratura…

NL.- Sí.

Sevilla Actualidad.- Dentro de la clasificación general, ¿cómo se definiría?

NL.- Es como la categoría de los boxeadores, que tienes el peso mosca, el peso pluma, el peso medio y el peso pesado. El peso medio puede a lo mejor pelear con un peso pluma o con un peso mediopesado, pero el peso mosca jamás va a pelear con el peso pesado. En este caso es lo mismo: que yo sea soprano no quiere decir que yo vaya a cantar todos los papeles que estén escritos para soprano, porque cada soprano tiene una categoría. Las sopranos más livianas, es decir, las peso mosca, son las que tienen más facilidad para subir a las notas muy agudas. Interpretan roles como la Reina de la Noche [de ‘La flauta mágica’, ópera de Wolfgang Amadeus Mozart]. Después sigue la soprano lírico ligera, que puede tener un poco más de cuerpo en las notas centrales y tiene esa misma agilidad. Después tenemos la lírico de coloratura, la de mi tipo. Yo tengo esa coloratura, es decir, puedo con notas no tan livianas y que tienen un poco más de cuerpo. Yo sería, dentro del boxeo, un peso mediano.

Luego viene la soprano spinto, para roles más pesados tipo ‘Aida’ [de Giuseppe Verdi], que es el peso pesado. Esas sopranos no tienen agilidad, pero tienen gran potencia en las notas agudas y en las de centro. Además, no pueden cantar cosas de coloratura. Por último, está la categoría superior a todas, que serían las sopranos wagnerianas, las que tienen voces “cañones” de volumen, que sirven solamente para cantar repertorio wagneriano con orquestas gigantescas. Cada soprano tiene su repertorio, pero tu clasificación puede cambiar con la edad. Yo puedo empezar como una soprano ligera y con los años ser un poco más lírica y cambiar así un poco de roles, pero nunca me voy a ir de un extremo al otro. Como con los boxeadores, es todo una cuestión de musculatura.

Sevilla Actualidad.- Pero al principio no se sabía si la situaban en la coloratura o el spinto.

NL.- Bueno, yo podría cantar roles para spinto, pero eso es una elección de vida. Podría cantar roles más pesados como los de Puccini, pero el entrenamiento sería distinto y yo perdería coloratura. Puedo elegir entre seguir corriendo la maratón o levantar pesas, pero sea lo que sea, una de las dos cosas voy a tener que dejarla de hacer. Por el momento me quedo corriendo la maratón.

Sevilla Actualidad.- El compositor al que usted ha interpretado más es Mozart…

NL.- Sí, y ahora Donizetti.

Sevilla Actualidad.- ¿Con cuál se siente más cómoda?

NL.- Me he especializado en Mozart y Donizetti, y ahora estoy incorporando a Bellini. De Verdi he hecho ‘La Traviata’ y ‘Rigoletto’. Estas dos últimas están en mis límites de voz: son las que puedo hacer sin ponerla en peligro. Todos tienen un tipo diferente de escritura. Mozart, por ejemplo, es un compositor que hace bien a cualquier voz. Yo estoy muy cómoda con él, pero estoy también muy cómoda con Donizetti y con Bellini. Son tres tipos de zapatos que me quedan bien, porque los tres son de mi número. Si me meto en otros repertorios igual me resulta más pesado por una cuestión vocal, como expliqué. En Mozart me he especializado porque lo he hecho mucho desde mis inicios, así que, si tuviera que elegir a tres autores para el resto de mi vida, serían Mozart, Donizetti y Bellini, que es la mayor parte de mi repertorio.

Sevilla Actualidad.- ¿Qué estrategia sigue a la hora de prepararse los personajes y qué diferencias hay entre preparar uno ficticio y uno de carácter histórico?

NL.- Yo estoy muy fascinada con todos los personajes históricos. El último que me quita el sueño es el de Ana Bolena, que es mi caballito de batalla para ganar en audiciones. Lucrecia Borgia fue el último personaje histórico que interpreté, hace dos años. Con ese personaje me leí su biografía, lo que pasa que a veces el libreto de la ópera no siempre respeta la historia real.

Entonces, ¿qué pasa? En el libreto, Lucrecia era la envenenadora, mientras que si lees la biografía original sabes que no era así; era un mito. Yo me fui hasta Ferrara, donde ella vivió con su marido, y visité el castillo para meterme en la historia. Leí todo lo que pude, leí el libreto, y traté de descubrir su faceta más importante, que es la de madre. Mi preparación era entonces la de buscar la humanidad del personaje. Yo quería hacerlo más fiel a la biografía que había leído y, sin embargo, estaba en contradicción con la ópera.

Sevilla Actualidad.- Con lo que luego influye considerablemente en la interpretación.

NL.- ¡Claro! Después, en las críticas, se decía que en mi Lucrecia se notaba más la parte materna que la parte de la envenenadora. No era una crítica mala, al contrario: era lo que ellos habían visto que yo transmitía. Para los personajes que no son históricos yo encuentro siempre alguna parte mía dentro del personaje, algo de mi carácter que puede estar en ellos. Si yo hubiera sido Violeta no habría renunciado a Alfredo [en ‘La Traviata’ de Giuseppe Verdi]. Cuando viene el padre a pedirme que lo deje, lo habría mandado a cualquier lado.

Ahí tengo que ir en contra de mi carácter, pero puedo encontrar alguna frase o algo que me acerca al personaje. Generalmente me acerco a personajes que sufren mucho (las mujeres somos muy melodramáticas) y trato de darle algo mío a cada papel. Pero yo no hago de Natalia: yo me transformo en cada papel y trato de respetar todo lo que hay en el texto. El dolor que yo he podido sentir por situaciones personales luego lo puedo transmitir a través del personaje, pero cuando llega el momento de cantar, Natalia queda fuera. Queda una pizquita de mi dolor en el personaje, pero es el personaje el que está sufriendo, no yo. Si fuera así, no podría cantar. La verdad es que algunos cantantes líricos son fríos, pero a mí me gusta transmitir y, si mi personaje sufre, quiero que tú lo sientas, sino no tiene sentido. He estudiado teatro también, y yo hago catarsis a través de mis personajes… pero el dolor es difícil de controlar. Mi maestra de canto en Italia me decía: “No eres tú quien debe llorar, sino la gente”.

Sevilla Actualidad.- ¿Habla bien alemán e italiano?

NL.- Sí.

Sevilla Actualidad.- ¿Cómo empezó a conocer estas lenguas?

NL.- En realidad nosotros tenemos que estudiar tres idiomas. En la universidad nos daban las nociones mínimas de fonética. Yo había estudiado francés e inglés en la escuela, y viviendo en Italia aprendí italiano. El alemán es el que tengo más flojito de los cinco idiomas y debería estudiarlo un poco más, pero nunca tengo la posibilidad de hacerlo. El estudio de los idiomas es importante, y no sólo por la cuestión fonética. Por ejemplo, para la Reina de la Noche, tenía un diálogo de una hoja entera. ¿Cómo memorizarlo? Yo tenía que saber lo que estaba diciendo, porque es muy difícil memorizar si uno no sabe lo que dice, sólo por fonética.

A mí se me había ocurrido estudiar el aria de ‘Rusalka’ [ópera de Antonín Dvořák], que es en checo, y para poder memorizarla me costó muchísimo, porque yo no quería hacerlo sólo por fonética. Me ayuda el hecho de tener memoria fotográfica: memorizo la página, cierro los ojos y veo el texto escrito. Pero, para la interpretación, es importante saber palabra por palabra qué estás diciendo. Y yo debo cantarlo bien en checo, tanto si lo canto en Sevilla como si lo canto en Praga. A los chicos, en clase, les digo que tengan cuidado, porque una letra menos puede cambiar el significado. Ya sólo el hecho de decir petto (que es pecho en italiano), si lo digo con una sola te, estoy diciendo lo que todos ya sabemos, y hay que tener cuidado con eso, porque a lo mejor estás haciendo una audición y sin querer estás diciendo una guarrada.

Sevilla Actualidad.- ¿En qué país ha encontrado mayores satisfacciones a la hora de interpretar? ¿Italia, China…?

NL.- En China. ¡La gente grita como si fuera un concierto de Los Beatles! Gritan muchísimo y piden bises. Es gente loca por la ópera. También disfruto en Alemania, porque la gente guarda mucho respeto por la parte musical. En una ocasión, estábamos al aire libre, empezó a llover y la gente sacó en un segundo el paraguas y se quedó el resto de la ópera. En otro país se habrían puesto a gritar y se habrían ido. En primera fila veía incluso a gente llorando y, cuando terminamos, nadie se atrevía a aplaudir. Tenían miedo hasta de aplaudir porque se había creado una magia que nadie quería romper. En Rusia también hay gente que es muy fan de la ópera. En Italia, en cambio, son mucho más críticos; siempre están buscando dónde te equivocaste y miran mucho la cuestión técnica.

Sevilla Actualidad.- Se pasa peor en Italia.

NL.- En Italia es más difícil, porque hay más competencia y porque es la cuna de la ópera, además de donde están todos los puristas. No quiere decir que me haya ido mal en Italia, al contrario. No he tenido problemas con el público, pero en ciertos lugares es más difícil llegar.

Sevilla Actualidad.- ¿Cómo ha transcurrido su carrera? Fue incluso niñera durante unos meses en España.

NL.- Sí, así fue. Me vine para el Concurso Viñas [concurso internacional de canto que recibe el nombre del tenor catalán Francisco Viñas] en el 2003, y en ese momento había en Argentina una situación bastante inestable por todo el tema del corralito. Como la economía era un descontrol, en este primer viaje ya decidí quedarme. Para poder mantenerme estuve unos meses trabajando aquí con una familia como babysitter, y fue bastante duro no sólo por el trabajo en sí, sino por tener que renunciar al canto durante esos meses haciendo otros trabajos que no tenían que ver con lo mío.

Sin embargo, en un viaje a Italia, de casualidad, encontré a mi profesora de canto y ella me ofreció una beca. De ahí empecé a estudiar. Hice cursos de perfeccionamiento, trabajando al principio como camarera en un bar para pagarme los estudios, y empezando desde cero, como una total desconocida, a hacer audiciones. Conseguía un papelito aquí, otro allá, conciertitos de esto y de lo otro para ir ganándome un nombre, sin recomendaciones y sin amigos que me mandasen a sitios, con lo cual fue mucho más difícil.

Sevilla Actualidad.- Por no hablar también de la competencia.

NL.- Claro, hay muchas sopranos y es una competencia feroz. Y muchas veces no basta con ser bueno; necesitas tener contactos. Y luego a lo mejor te vienen con trabas del tipo: “Bueno, cantas bien, pero la otra mide un metro ochenta”. A veces uno se ve impotente ante ese tipo de situaciones.

Sevilla Actualidad.- ¿Varía mucho el sueldo de un cantante lírico en función de dónde se actúe?

Sí, depende además de quién te paga. En asociaciones chiquititas te pueden ofrecer 100 euros. En los primeros papeles que hice en compañías pequeñas me daban eso. Los teatros grandes te pagan ya más, hablando de cuatro cifras. El problema es encontrar también una continuidad. A lo mejor puedes tener un buen caché pero cantas una vez al año, ¿y con eso qué haces?

Así que, a veces, uno debe aceptar cantar por un poco menos para poder tener trabajo. Pero yo no voy a cantar menos bien porque me paguen menos: yo voy a cantar igual de bien si me dan 500 euros como si me dan 5.000, porque eso es lo que te hace ser una artista y lo que te hace ser respetada profesionalmente. Quiero que digan que Natalia es una buena profesional porque se sabe su parte, se sabe la parte del otro o porque es puntual.

María Callas, por ejemplo, era la primera y la última en ir a un ensayo. Además, te dicen que hay ser simpático para ganarse contactos… pero yo no puedo ser una persona que no soy yo. Lo que sí hago es ser profesional y tratar con respeto a todos. Cuando llego a un teatro, saludo por igual tanto a la persona que me limpia el baño como a la que me peina, al técnico, a mis colegas y a la gente del coro. Hay cantantes que llegan y que ni siquiera dicen “buen día” a otro que no sea un cantante.

Sevilla Actualidad.- Se refiere a que se sienten por encima de los demás.

NL.- ¡Claro! Recuerdo en una obra que hacíamos que nos quitábamos la chaqueta al final de la ópera y bajaba el telón. Y yo juntaba las chaquetas y las llevaba a mi camerino. Y había algunos que las dejaban ahí. ¿Por qué? ¿Qué te cuesta, si aparte es tu vestuario? Deberían tener un mínimo de respeto y dar las gracias. Yo agradezco a la peluquera que me peina el hecho de que me deje peinarme a veces, porque tengo mis manías. Es importante agradecer a todas las personas que forman parte del equipo y de las que uno depende. Yo no soy más por ser cantante. Prefiero ser valorada por esto que por ser simpática.

Sevilla Actualidad.- ¿Con quién se queda: María Callas o Montserrat Caballé?

NL.- Montserrat Caballé fue por quien yo empecé a cantar. Cuando yo entré a estudiar canto, mi profesora me dijo que podía cantar como ella, y yo no la creía. Era la época en la que cantaba ‘Barcelona’ con Freddie Mercury. Yo no tenía ni idea de ópera en esa época. Técnicamente, Caballé es impecable, pero si tengo que elegir a la más cercana a mí por la cuestión interpretativa, elijo a María Callas. No sé cómo será Caballé a nivel profesional; como cantante tiene toda mi admiración, pero como artista más completa elijo a la Callas. Quiero parecerme a ella, pero preferiblemente sin pasar por todo el sufrimiento por el que ella pasó. Aunque ese mismo sufrimiento y esa sangre griega los volcaba en sus papeles, y eso era lo que llamaba la atención. Ella no era sólo cantante: era cantante y actriz. A partir de ella, la ópera dejó de ser un conciertito donde se iba a gorjear para volver a ser teatro.

Sevilla Actualidad.- ¿Qué actuaciones tiene programadas próximamente?

NL.- Tengo que hacer ahora ‘I Puritani’ en Chile, y es un desafío porque es el primer rol de loca que voy a hacer. Mi primera dificultad es superar la cuestión técnica; una vez que tenga la parte vocal controlada ya tendré tiempo para dejarme volver loca. La protagonista se vuelve loca por amor, pero al final todos comen perdices. Y la música aquí lo dice todo. La gente perdona que haya un argumento tan pobre porque la música es maravillosa.

Después de eso voy a trabajar con Emilio Sagi [director de escena español], con quien estoy encantada, para ver sus propuestas. En este caso, uno ve que tiene que ser arcilla en las manos del director y dejarse moldear. Estoy tratando de hacer también un proyecto personal y autogestionado basado en varios personajes de ópera y, si sale, lo armaré en Argentina y lo traeré a Europa. También participaré pronto en un festival de música de cámara en Patagonia y volveré aquí en septiembre.

Sevilla Actualidad.- ¿Está la ópera tan mercantilizada como lo puede estar la música ligera contemporánea?

NL.- Hay cierto marketing, pero hecho normalmente sobre un par de cantantes; a veces se fabrican cantantes como pueden fabricarse cantantes pop. A lo mejor sale un buen cantante y se aprovecha para hacerle hacer de todo y explotarlo. Yo creo que tendría que haber más oportunidades para otros y que no sea sólo uno, porque hay muchos músicos clásicos muy buenos que son desconocidos, que tienen un disco pero no se vende porque no tienen el marketing detrás. La ópera está todavía muy elitizada en algunos casos, por eso a mí me gusta tratar de hacer cosas para llegar al público más normal. Me gusta pensar en espectáculos más amenos y no en llegar y que la gente tenga que comerse una ópera entera, sobre todo si no la entienden. Prefiero pensar en historias cercanas y que las personas se sientan identificadas con lo que ven. Creo que, como todo hoy en este mundo, están las cosas muy comercializadas. Y las oportunidades no son las mismas para todos. Si yo tuviera que sacar un CD tendría que pagármelo yo, por ejemplo.

Sevilla Actualidad.- Se apuesta más por fenómenos comerciales del estilo de Paul Potts o Susan Boyle, que saltaron a la fama por el concurso Britain’s Got Talent.

Nl.- Claro, ¿ves? A mí me han dicho: “¿Por qué no vas a un programa tipo ‘La Voz’?”. Pero la verdad es que jugaría en contra. Primero, porque a lo mejor yo no sé ni quién está en el jurado ni si tiene idea de lo que es juzgar a un cantante lírico, y segundo porque, si yo quiero cantar en un teatro importante, en este teatro pueden preguntarse que qué hacía esta chica en un programa de televisión. Perdería muchos puntos por eso.

Sevilla Actualidad.- El ministro de Educación, Cultura y Deporte de España, José Ignacio Wert, convierte en su nuevo plan de estudios la asignatura de Música en una optativa y elimina su carácter obligatorio en la educación primaria. Como respuesta, una profesora de Música de Sevilla, Cinta Domínguez, inició una campaña on-line de recogida de firmas para instar al ministro a que revoque esta medida, y desde entonces las firmas no han dejado de subir. ¿Cómo valora la decisión del ministro y la respuesta de la ciudadanía?

NL.- Es muy triste que no sólo en España, sino también en muchos otros países, se esté dejando de lado la música como materia obligatoria. Esto va en contra de la formación de una persona, y la música debe formar parte de nuestra vida diaria. Y no es que por esto se vaya a formar un músico menos, porque el que tenga talento natural, tenga o no tenga música en la escuela, le nacerá por alguna parte. La cuestión es que es necesaria para una formación completa. Si se elimina, la música se elitiza más todavía. ¡El que quiera que su hijo tenga música tendrá que mandarlo a una institución privada!

Yo estudié Matemáticas y nunca me gustaron, pero las he tenido igualmente, y tengo compañeros que ahora se dedican a la Física y que tuvieron la base ahí. Yo podría haber dicho que no quería estudiar Matemáticas porque no las iba a tocar en mi vida, pero las tuve. Por otro lado, me parece buenísimo que haya habido esta respuesta de la gente, porque demuestra que no hay indiferencia, que todavía hay personas que piensan de esta manera. Creo que es importante seguir invirtiendo en esto, porque veo que la evolución de la música popular no está siendo positiva. La música pop de ahora está toda hecha a computadora, los cantantes no saben cantar y sólo se basan en coreografías, o en el vestuario, o en llamar la atención o en provocar, como Lady Gaga o Miley Cyrus. Hay una decadencia de la música popular, que es la que nos forma a todos. Yo escucho música popular, pero cada vez menos, porque apenas hay nada que valga la pena.

Sevilla Actualidad.- ¿Qué preferencias tiene dentro de la música contemporánea?

NL.- Me gusta la música de los 80, pero de los grupos nuevos me gusta Muse. También escucho música italiana. A Laura Pausini no la soporto; grita mucho. También sigo a los U2 y, sobre todo, a los grupos ingleses. A Adele también la escucho. De música norteamericana no escucho casi nada porque está muy comercializado todo y le pierdes el respeto como músico. Saber que ganan cincuenta veces más de lo que gana un cantante lírico, que tiene que sudar tanto, duele.

Yo me paso horas en el escenario y ellos se suben un momento, hacen playback y se llevan mucho más. Tiene que haber un cambio y la gente tiene que valorar la música, sobre todo de cara a la formación de los niños. Luego, que haya libre albedrío y que elijan, pero por lo menos que vean todo lo que hay. Es una pena que pase esto. Hoy puede ser con la música, pero mañana puede pasarle a la literatura. El estímulo para ellos debe existir.

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