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La compañía de Rafaela Carrasco llega hoy al Teatro Central con un homenaje al concurso de cante flamenco que hace más de 90 años arropó el Patio de los Aljibes de la Alhambra de Granada.

Fue un 13 y 14 de junio, coincidiendo con la celebración del Corpus Christi, cuando Miguel Cerón, Manuel de Falla y Federico García Lorca, junto a maestros del cante jondo como Antonio Chacón y Manuel Torre, realizaron el primer concurso de cante jondo en Granada.

El Patio de la Aljibe y el concurso, comenta Rafaela, fue una excusa para revindicar el cante jondo como un arte, para sacarlo de la de la exclusión “y de los sitios donde estaba ubicado, que generalmente eran de mal ver”. 

En aquel encuentro se reunieron personalidades como Ramón Gómez de la Serna, Joaquín Turina, Adolfo Salazar, Edgar Neville, Santiago Rusiñol o Ramón Pérez Alaya entre otros, además de entusiastas extranjeros, y fue el precedente para que en 1956 se creara en Córdoba el Concurso Nacional de Arte Flamenco. También el pretexto para que Rafaela Carrasco lo ponga en pie sobre los escenarios andaluces en una gira que estará en las ocho provincias, además de en el Teatro Alcalá de Madrid, en el Festival de Jerez, en el ciclo ‘Lorca y Granada’ y algunas poblaciones francesas.

‘En la Memoria del Cante. 1922’ es la pieza llevada a danza, con ocho bailarines y cuatro músicos que rememora a los grandes cantaores de la historia del flamenco y su legado artístico. Rafaela Carrasco se siente feliz de volver después de vente años a su casa y presentar su trabajo, aunque reconoce que siente “una enorme responsabilidad”.

“La idea era crear un pequeño espacio y desde una mirada personal contar una visión general de lo que allí pudo suceder. Hemos cogido a personas que de alguna manera participaron y le hemos ido dando forma para situarnos en el pacto de ese concurso que fue una reivindicación”.  

A través de voces en vivo como la de Miguel Ortega y Antonio Campos, y acordes de Juan Antonio Suárez ‘Cano’ y Jesús Torres, se recrea toda la esencia de aquel junio del 22 con la soleá de “El Tenazas”, la seguiriya de Manuel Torre, la toná de “Caracol”, la rondeña de Ramón Montoya, la zambra de “Graná”, la cantiña de “La Macarrona”, la saeta de “La niña de los Peines”, la granaina de Chacón, además de la música de Falla y los poemas del cante jondo de Lorca.

Un gran reto que El Ballet Flamenco de Andalucía, creado en 1994, junto a un selecto jurado dio forma después de tres días de audiciones y 174 bailarines que se prestaron para el espectáculo. La formación está compuesta por la propia coreógrafa y bailaora Rafaela Carrasco y Ana Morales como solistas femeninas, y en hombres David Coria y Daniel Navarro, sustituyendo a Hugo López. Además de ocho bailarines más, dos de ellos en prácticas con la colaboración del centro andaluz de danza. “Al espectáculos nos acompañan chicos que están empezando, otros que llevan algún tiempo; pero que son jóvenes bailarines que tienen mucho que contar. Con ganas de mostrar lo que tienen dentro de ellos”, señala Rafaela.

El espectáculo cuenta con la intervención de Gloria Montesinos en la escenografía, y en el diseño y vestuario se ha respetado los colores y estilo de antaño. El pintor costumbrista, Ignacio Zuluaga, firmante del manifiesto de 1922, ha dejado su influencia en los diseñadores que se han sumado a esta propuesta Manuel Blanco y Antonio Belmonte.
La bailaora insiste en “poner en valor la historia del flamenco y del cante” dentro de su concepción artística, que ya fue entendida por un conjunto de nombres y personajes que se unieron para ensalzar la riqueza cultural del flamenco.

Ahora se presenta este trabajo en Sevilla, fruto de un largo recorrido por las raíces más profundas y vívidas del cante, que estará desde hoy miércoles 19 hasta el domingo 23 en el Teatro Central.

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