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Dos proyectos distintos para dos universidades con un único fin, alcanzar el certificado de Campus de Excelencia Internacional. La Universidad de Sevilla apuesta por su integración en la ciudad con quien aboga por una gran relación de investigaciones y beneficios. Mientras, en la Pablo de Olavide se propone un campus mixto con grandes recursos y una visión altamente tecnológica.

Carlos Orquín. Las aventuras de renovación a las que se obliga a la universidad en estos tiempos, han llevado a los Ministerios de Educación y de Innovación y Ciencia a crear este marco de Campus de Excelencia Internacional con el fin de mejorar la posición de competitividad de las universidades españolas en el entorno internacional. Los conceptos de saber y conocimiento han cambiado bajo las directrices del mercado. Todo lo que se investigue, tiene que alcanzar un interés productivo.

Así, el Campus de Excelencia es un ‘concurso’ de nivel en el que las universidades españolas tienen que demostrar su compromiso investigador, innovador y por su puesto, su viabilidad económica, su conexión con el mercado. Sólo 15 universidades contarán con este calificativo de Campus de Excelencia Internacional, que implica una mayor financiación y el reconocimiento prestigioso de la comunidad académica y científica.

Las universidades públicas con sede en la capital andaluza, la Pablo de Olavide y la Universidad de Sevilla han presentado ya sus proyectos de excelencia en la búsqueda de tan ansiada certificación. Esto podrá asegurarles un largo y buen futuro en caso de conseguirlo, o la incertidumbre de su posición, en el caso contrario.

Investigación, recursos, excelencia, son las palabras que más se repiten en los proyectos que la Hispalense y la UPO presentan para alcanzar la titularidad de Excelencia Internacional. Mediante un sistema de evaluación en dos fases (cada una por uno de los dos ministerios que intervienen), todos los proyectos serán analizados y de entre ellos, se escogerán los 15 mejores.

Para su valoración, se tiene en cuenta también la implicación de todos los colectivos del campus tales como profesores-investigadores, estudiantes, personal de administración y servicios, socios de carácter públicos y privados, los agentes sociales y económicos, y las administraciones que intervengan en él.

Esta carrera por la excelencia, se enmarca dentro del programa ‘Estrategia 2015’, aprobado por el Gobierno el pasado mes de enero. Entre sus objetivos están la crear, transmitir y hacer llegar a más gente el conocimiento así como la importancia de conseguir acercar la universidad a la empresa para buscar financiación. ‘Estrategia 2015’ se justifica, por tanto, con la necesidad de la transformación del actual sistema productivo en una sociedad del conocimiento más justa y, con mayores índices de bienestar, según indica su página web.

También se expone como argumento que la investigación e innovación, son fundamentales en su actuación sobre el territorio ya que inciden en tres ámbitos: local y/o regional;  nacional y en el entorno global.

Uno de sus retos más importantes está en la necesidad de mejorar la educación en todos sus niveles, como derecho al que todos los ciudadanos tienen que acceder. No obstante, estudiar en un Campus de excelencia, dependerá no sólo del apoyo que el estado de a esa educación, sino también del respaldo que ésta tenga por parte de las empresas.

El ‘concurso’ funcionará en un proceso a dos vueltas, una primera basada en una concurrencia competitiva, y una segunda dirigida a un acuerdo bilateral entre la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas. Todo el proceso será visado y acompañado por un comité externo internacional de evaluación y seguimiento.

Las ayudas se concederán atendiendo a la situación de partida de los solicitantes y a la calidad y singularidad del Plan Estratégico que presenten, según una serie de criterios, que tendrán que valorarse en su conjunto.

Los criterios son muy claros y están orientados a una gran competitividad. Por un lado, se medirá la ambición del proyecto docente y científico de acuerdo con los objetivos de calidad e internacionalización del Campus. También, la urgencia de las mejoras y de la situación del campus; el desarrollo de una vida de campus y de mejora pedagógica con participación de la comunidad universitaria. Por último, el carácter estructurante, agregador e innovador del proyecto para el territorio (apreciado fundamentalmente a través del apoyo de los colectivos, empresas y socios locales aportando preacuerdos).

Toda esta lista de criterios a cumplir por las universidades está a disposición de las mismas en la elaboración de su proyecto. Ahora queda conocer qué proponen las dos universidades públicas sevillanas. Qué ofrecen para llegar a ser Campus de Excelencia Internacional.