aure gallego y lola crespo- Juan Nandez

El artista sevillano Aure Gallego inaugura mañana la exposición “Árboles huérfanos”, un conjunto de acuarelas con la imagen del árbol como denominador, y que han servido de inspiración a la poeta Lola Crespo para su último poemario.

“No estábamos tan solos. Nos cruzaban las heridas”, con estos versos la poeta Lola Crespo nos invita a un recorrido poético y pictórico lleno de posibilidades por algo tan cotidiano como a la vez desconocido: los árboles. A partir de mañana y hasta el día treinta, esos árboles llenarán cada rincón del bar Red House art and food -Amor de Dios,7-. Se trata de un conjunto de once acuarelas del artista Aure Gallego en las que, a través de la imagen y la idea del árbol, nos ofrece una búsqueda  de lo que permanece a través de la naturaleza y su soledad, con una técnica cuidada en la que el artista es capaz de extraer al tema los más sorprendentes matices, usando los colores o la ausencia de éstos como herramienta mágica para hacer aflorar a sus criaturas, desde una mirada puramente poética.

Una mirada que trasciende el pincel y también se hace palabra. Y es que la exposición ha servido  de inspiración a la poeta Lola Crespo, que ha compuesto un poemario bajo el mismo título: “Árboles huérfanos” (Ediciones Depapel, 2013) en la que ella pone los versos y él la acuarela.

“En principio estos árboles huérfanos nacieron como una simple experimentación técnica con la acuarela, sin ninguna intención de que pudieran estar acompañados de versos. Escogí el árbol casi por azar: quería alejarme de lo abstracto, buscaba algo que me conectara con la realidad”, nos explica Aure cuando le preguntamos por el origen de la obra. Una obra que nació como una simple experimentación y ha acabado convirtiéndose en un poemario. “Habíamos coincidido en varios recitales y ya compartíamos la misma pasión por la poesía y la pintura- señala Lola- Aure me enseñó sus acuarelas y me comentó la posibilidad de acompañarlas con  versos muy breves. A partir de ahí surgió todo: a diferencia de otros poemarios en los que el poeta escribe y luego los ilustradores acompañan los poemas con ilustraciones, en este caso es al revés, la palabra acompaña a la obra pictórica”. Y es que las heridas, además de cruzar unen, y enlazan también lenguajes. “La pintura y la poesía son dos lenguajes que se complementan. Ha habido una compenetración bastante buena”, señala Aure, la otra mitad colorida de la obra.

“Es un canto a la resistencia, al estar y al echar raíces profundas: es un canto a la vida”

“Los árboles comparten la soledad y también la orfandad. Pero a la vez están cargados de vida”, nos explica Lola cuándo le preguntamos el por qué de los árboles como imagen central de la obra. “Son árboles que transmiten cierta tristeza, pero no por ello dejan de ser roble cuando tienen que ser roble, o encina cuando tienen que ser encina”, matiza Aure. Y es que los árboles aquí se convierten en un símbolo de la vida, del paso del tiempo, de la muerte. “Pero en estas ilustraciones- interrumpe Aure- al final del túnel se ve la luz. “Sí, porque los árboles siempre mueren de pie”, afirma Lola sonriendo- Es un canto a la resistencia, al estar y al echar raíces profundas: es un canto a la vida, a permanecer vencidos por ella, pero de forma hermosa”, y recuerda Aure, con media sonrisa, a los hermosos vencedores de Leonard Cohen.

Y es que, como los árboles, a veces todo puede reducirse a aceptar que podemos ser vencidos por la vida, pero siempre morir de pie. A eso nos invitan mañana estos dos artistas a partir de las 20:30 en el Red House,  a un encuentro con la aceptación, siempre hermosa, y con las posibilidades, tantas como las raíces de un árbol, para, como confiesa la autora “sentir que somos hijos de la tempestad, que no nos parece poco.”

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