Un año montando diariamente en su querida bicicleta le hizo crear Paraíso, cortometraje documental basado en una historia real entre un padre y un hijo. Mateo Cabeza es el único cineasta sevillano nominado a los Premios Goya, y lo es en la categoría de Cortometraje Documental por un trabajo que le tocó el alma y le inspiró después de conocer en profundidad, como voluntario, la vida del Hospital Infantil del Virgen del Rocío.

“Mi cine, a pesar de lo que popularmente se asocia al concepto de documental, no es tanto la historia, como lo que despiertan en mí las personas, el espacio que voy a filmar”, con estas palabras, Mateo explica a Sevilla Actualidad cómo nace el proceso creativo de su obra y cuál es la pulsión que convierte su experiencia en una propuesta audiovisual que, previamente, nunca sabe si va a ser un corto, medio y largometraje.

Paraíso es justo eso, la emoción que personalmente golpeó a Mateo Cabeza para plasmarla en su filmografía. No la buscó, no fue a realizar un casting, sino que después de meses y meses compartiendo tiempo vital con los protagonistas de su cortometraje, estos permitieron que les filmara con el alma de par en par a ambos lados de la cámara.

Ahmed y Tahaprotagonizan Paraíso, un padre y un hijo que se ven en la necesidad de pedir auxilio sanitario a España como única vía posible para salvar la vida de Taha. Entre el anhelo del país dejado y la incertidumbre en el país de acogida, ambos aprenden a sobrevivir en la habitación de un hospital.

Cuatro paredes que guardan los miedos, deseos y nostalgia de un padre y un hijo que se han visto obligados a dejar su país, Marruecos, para tener una opción de vida. “Ellos llevan en confinamiento mucho antes de que llegara el COVID-19 y están en nuestra propia ciudad. A mí me gusta adentrarme en mi propio entorno cercano, a veces no hace falta marcharse a lugares lejanos para descubrir situaciones extraordinarias de las que todos deberíamos tomar nota”.

“La Transparencia de los personajes ante la cámara en intimidad absoluta…hay momentos muy fuertes que conmocionan mucho al espectador con un valor transformador y te hace replantearte muchas cosas. Es lo que produce esta película, emociones primarias, las básicas, las esenciales”, comenta.

Mateo Cabeza reconoce que, bajo el tema principal de la migración, en su obra subyace el amor y el sacrificio de un padre por su hijo. Y es precisamente ese sentimiento el que cree que trascenderá al espectador durante los 20 minutos de duración de Paraíso. Casi media hora en la que el público podrá apreciar la fortaleza que exige permanecer con esperanzas en un país extranjero sin apenas apoyo social y familiar. “Como para quejarnos nosotros de tener que confinarnos”, esgrime Mateo.

“Las nominaciones ayudan, pero pronto se olvidan”

“No es tanto ¿eh? Es más lo que vamos buscando nosotros”. Así de modesto se muestra Mateo Cabeza al plantearle qué supone en su carrera la nominación al Goya. Es consciente de que se trata de un hito, especialmente siendo el único posible sevillano, en la categoría de Cortometraje Documental, en el Palmarés de la 35 edición de estos galardones, pero más allá de facilitarle posibles apoyos en el terreno de la financiación de futuros proyectos, cree que se olvidará pronto.

Tanto es así, que recuerda el caso en el que su colega Ulloa llegó a poner en Cash Converters su propio Goya para poder sufragar los gastos de su siguiente proyecto. “Aquello finalmente se retiró, pero pone de manifiesto la necesidad de liquidez que siempre se tiene para la ejecución y producción de cine, especialmente en la categoría de documental donde la inversión de tiempo no se corresponde con el rédito monetario casi nunca”.  

El COVID-19 solo confirma nuestra falta de creatividad

Mateo cree que de poco ha servido la pandemia en términos generales. Él sospecha que la gente no ha cambiado un ápice sus hábitos y que se volverá a ser el de siempre en cuanto se pueda; “ya estamos intentando volver a la rutina en muchos casos”.

En este sentido, Mateo observa con cierta pena la oportunidad perdida de generar nuevos hábitos, más creatividad. En su caso en concreto, se siente orgulloso de haber aguantado la ansiedad de haber dejado de fumar recientemente y de haber repensado muchos aspectos de su oficio, pero se muestra pesimista en la reinvención del mundo tras el Coronavirus.

Mateo Cabeza en la Plaza Nueva / C.F.

La contradicción del arte vs el cine

Cabeza vislumbra un cine andaluz cada vez más abierto y comprometido. Para él, aquello que se considera “comercialmente cine” se aleja del arte, algo contradictorio si se entiende éste como expresión artística.

Por ello, confía en que, poco a poco, el cine de vanguardia, aquel que es arriesgado convenza paso a paso a inversores para preservar el arte y pone como ejemplo la obra de Juan Sebastián Bollaín.

El respeto al ritual de las salas de cine

A pesar de que las plataformas audiovisuales se presenten como una opción para disfrutar del cine, Mateo Cabeza confiesa que es de “cinefórum de toda la vida”. Él califica como “solemne” el acto de acudir a una sala a compartir una película porque, a diferencia de las nuevas plataformas on line, el oscuro del patio de butacas insta a la concentración y al respeto mutuo entre espectador y obra.

“Es curioso que la proliferación de festivales de cine sea inversamente proporcional al número de salas. A mí me gusta debatir y reflexionar después de visionar una obra, la verdad”.

No hay tiempo para más. Suenan las 18:00 horas en el reloj del Ayuntamiento de Sevilla y la terraza en la que desarrollamos la entrevista cierra. Mateo vuelve a coger su bicicleta que lo conducirá sin duda a nuevos encuentros.

Plumilla por vocación, he trabajado en radio, televisión y prensa on line. Profundamente europeísta y convencida de que el Periodismo es el motor de cambio de la sociedad y hay que salvaguardarlo. Para...