El famoso buque español fue expropiado un año antes de la vuelta al mundo de Magallanes.

El 23 septiembre de 1518, en Sevilla, un año antes de la salida de la expedición de Magallanes, en un despacho notarial de la calle de las Gradas, Pedro de Arizmendi, un vizcaíno vecino de la pesquera Ondarroa, relataba como el rey se adueñó de la nao Victoria. Pedro hablaba en nombre de su padre Domingo de Apallua y aseguraba que la nao, nombrada entonces “Santa María” no la entregó voluntariamente, sino por fuerza de la casa de la Contratación “para yr a descubrir a las Yndias del Mar Oçéano, de la qual dicha armada son capitanes el comendador Fernando de Magallaes y el comendador Ruy Falero”. El precio impuesto por los oficiales reales fue de 800 ducados de oro. Se quejaban los dueños de la nao de haberles costado mucho más y que además perdían un flete comprometido para llevar y traer mercancías de Sevilla a Londres.

Detalle de la declaración de Pedro de Arizmendi, en la que expone como en nombre de su padre, Domingo de Apallúa, recibe del doctor Sancho Ortiz de Matienzo, 800 ducados de oro por la Nao Victoria / Archivo de Indias.

En relación con el cambio de nombre de la nao es posible que fuera por la vinculación de Magallanes con el convento de Nuestra Señora de la Victoria en Triana, precisamente en frente del muelle de Las Muelas donde se reparaban las naves. Primer lugar al que acudieron los supervivientes tras su llegada a Sevilla en esa misma nave en 1522.

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