Andalucía ha sido uno de los destinos más deseados por los viajeros desde el inicio de las primeras travesías allá por el siglo XVIII hasta la globalización del turismo en nuestros días. Los souvenirs andaluces comenzaron su historia en esa misma época dentro de maletas y bultos amarrados a mulas o sobre los altos de las diligencias. Desde entonces se desarrollaron en paralelo a la evolución del turismo, viajando en los equipajes que se embarcaron en ferrocarriles, barcos, automóviles y aviones hasta la actualidad.

La literatura de viajes sobre Andalucía, los espectáculos escénicos internacionales, las exposiciones universales y las guías turísticas británicas, francesas y alemanas del siglo XIX, contribuyeron a la creación de un conjunto de objetos que han llegado hasta la actualidad, y que provienen del interés que despertaron la indumentaria, los bailes, los instrumentos musicales y las diversiones populares. Los objetos tradicionales que se forjaron, moldeados por artistas y artesanos, para satisfacer la sensibilidad y los intereses de los viajeros románticos prevalecieron durante siglos llegando hasta hoy, aunque con su necesaria adaptación a las nuevas necesidades de turistas y proveedores. De su pasado y presente trata la exposición ‘Recuerdos de viaje’: una invitación a viajar por nuestra tierra a lo largo del tiempo a través de los objetos que sus visitantes adquirieron para recordar sus experiencias comisariada por la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Rocío Plaza Orellana.

Inaugurada en diciembre de 2019 en la sala de exposiciones temporales del Museo de la Autonomía de Andalucía, esta exposición original del Centro de Estudios Andaluces cerró anticipadamente en el mes de marzo por el estado de alarma sanitaria. Ahora reabre de nuevo al público en su versión virtual, lo que permite al usuario recorrer la sala con vistas 360º y acercarse a las piezas que le resulten más interesantes desde cualquier dispositivo. Además, medio centenar de obras y objetos de la exposición están fotografiados en alta calidad de imagen, con elementos explicativos interactivos y en dos idiomas: español e inglés.

La exposición

El inicio de la exposición se detiene en las experiencias de los primeros viajeros. Los productos que encontraron acomodo en sus equipajes hacia sus destinos fueron abanicos, castañuelas, mantones y prendas de indumentaria tradicionales que, desde entonces, se han convertido en parte de la definición e imagen de Andalucía. Correspondiente a esta primera parte se pueden ver en detalle en la exposición virtual prendas del siglo XIX, como una chaquetilla tipo marsellés del 1875; etiquetas de hotel del siglo XIX, primitivas cámaras fotográficas Kodak o ejemplares de las primeras guías de viaje como las editadas por Karl Baedeker ‘Espagne et Portugal: manuel du voyageur’ (Leipzig, 1900).

El siguiente apartado hace referencia al souvenir romántico de los siglos XVIII y XIX ,cuando Andalucía era vista por los primeros viajeros como un mundo de contrastes. Pintores, músicos, escritores, intelectuales o fotógrafos se vieron fascinados por esta tierra. Los objetos que despertaron su interés no estaban expuestos ni en tiendas ni en escaparates, sino vivos en la calle o en espacios públicos. La indumentaria del baile o de las ferias, las navajas o las guitarras se convirtieron en los primeros souvenirs que se transformaron en productos de consumo turístico como recuerdos de las experiencias vividas. La exposición reúne un amplio catálogo de estos objetos, así como de «barros», figuras de tipos populares elaboradas en terracota policromada que se hicieron muy populares en la época.

Entre el fin de siglo XIX y principios del siglo XX señala Rocío Plaza dos importantes hitos relacionados con el turismo y, por consiguiente, con el souvenir. De un lado el primer viaje organizado por la agencia de Thomas Cook de un grupo de viajeros procedentes de Gran Bretaña en 1872, y de otro, la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 como escaparate definitivo hacia el exterior. En esta época se desarrollaron las primeras tiendas destinadas al consumo inmediato y masivo de los productos tradicionales y comenzaba la historia internacional del souvenir andaluz. En la muestra se puede ver una colección de tarjetas postales editadas por el Hotel Alfonso XIII de Sevilla en 1929, diferentes huecograbados de Pabellones de la Exposición Iberoamericana y delicados abanicos, de madera y papel, con escenas de cante y baile.

Continúa el recorrido de la exposición con el boom del ‘Spain is different’. Si en 1950 unas 750.000 personas visitaron España sólo diez años más tarde esta cifra se incrementó hasta llegar a los seis millones de turistas. Para todos estos nuevos viajeros se desarrolló un souvenir industrial que recalcaba aquello que diferenciaba a España de los países de origen: folklore, monumentos y sol. Los souvenirs, como las figuras flamencas de plástico y textil con aplicaciones de bisutería fabricadas por Artesanía Marín y los muñecos cabezones que reproducían nazarenos, costaleros, toreros y otros tipos típicos, vivieron su etapa de máximo esplendor.

Finaliza este viaje llegando a la actual era de un turismo global en las que las imágenes de Andalucía siguen manteniendo una gran capacidad de atracción para el viajero internacional, basándose tanto en aquellos elementos construidos durante el Romanticismo como en los nuevos valores de sol y playa, golf, deporte, gastronomía o cultura. Como remate de la exposición se propone una reflexión sobre la imagen y la identidad andaluza, sobre las contradicciones que se producen por la coexistencia entre tradición y post-modernidad, a cargo de las creaciones artísticas de autores contemporáneos como Pilar Albarracín o de Rogelio López Cuenca.