Isabel Cintas rescata a Chaves Nogales del olvido/Paula Romero

Hace 20 años que la Catedrática en Lengua Castellana y Literatura, Isabel Cintas, se atrevió a investigar el fascinante mundo de Chaves Nogales.

Nada se sabía de este escritor y periodista sevillano hasta que, a través de la biografía de Belmonte, llegó a los oídos de Isabel. Aconsejada por el profesor Reyes Cano, la investigadora Isabel Cintas escogió a Chaves para su tesis y, desde el año 1990 hasta nuestros días, han caminado de la mano.

Poco a poco, este periodista adelantado a su tiempo, autor de innumerables obras y responsable de una gran labor como reportero, corresponsal, cronista, literato y articulista, se está dejando conocer y dando mucho de qué hablar. Gracias al gran trabajo de investigación de su autora se están recopilando innumerables tomos y fragmentos que, durante años, quedaron en el olvido como el propio nombre del escritor.

Chaves Nogales fue un periodista que desde muy joven comenzó a escribir. Un comunicador de a pie que salía en busca de la noticia siempre acompañado y preocupado por las imágenes, y que buscaba los sucesos in situ. Durante su estancia en Sevilla, publicó en varios periódicos como el Liberal o el Noticiero Sevillano, luego siguió escribiendo para la Voz de Córdoba hasta concretar su estancia en Madrid donde fue director del cotizado Diario Ahora.

Republicano convencido y defensor de la verdad, al estallar la Guerra Civil salió del país hacia Francia y, a pesar de las dificultades con el idioma, consiguió trabajar rápidamente. Los problemas políticos con Alemania le hacen huir a Inglaterra, donde pasará el resto de sus días. Aún así, trabaja para innumerables periódicos y hace colaboraciones con casi toda Latinoamérica.

Chaves Nogales, amigo de grandes literatos como Valle-Inclán, Ortega y Gasset y Azaña entre otros, viajero, periodista innato y pionero en tomar fotos aéreas documentadas, ha caminado entre la literatura y el periodismo, aunque siempre se definió como un periodista imparcial y un republicano defensor de la Democracia.

A pesar de su prematura muerte, tuvo una vida muy intensa y eso es precisamente lo que Isabel Cintas ha puesto de relieve. Este año, la Feria del Libro de Sevilla ha querido homenajear al periodista y poco a poco va tomando renombre. Aún así, es imposible olvidar a su autora que el año pasado publicó la biografía de ‘Chaves Nogales, el oficio de contar’ y que, con paciencia y esfuerzo, ha conseguido despertar en el periodismo actual la esencia de una figura olvidada.

¿Por qué eligió a Manuel Chaves Nogales como protagonista de su tesis?

Me lo recomendó el profesor Reyes Cano de la Facultad de Filología. Me dio los datos que él tenía y, a partir de ahí, empecé mi trabajo de investigación. Se conoce muy poco sobre Chaves. Ahora parece que todo el mundo lo conoce, pero cuando yo empecé era un hombre completamente desconocido. No había rastro de él. La producción de Chaves consistía en publicaciones semanales o diarias siempre a pie de los acontecimientos. En principio, la primera cosa que encontré fueron libros donde estaban recogidos algunos reportajes y publiqué dos tomos de obras narrativas. Según iba avanzando el conocimiento sobre Chaves y concluí la tesis, descubrí que no sólo no estaba agotado, sino que estaba al principio de la investigación. Comencé la búsqueda en periódicos de los que tampoco tenía noticia alguna. Había que trabajar a ciegas en un proceso lento y complicado.

¿Cómo fue el proceso de investigación y recopilación de la información?

Aquí rastreé todas las hemerotecas. Empezando por la biblioteca municipal de Madrid, la nacional y los distintos archivos españoles. Pero para encontrar esas colaboraciones en periódicos latinoamericanos hice las búsquedas fundamentalmente en las bibliotecas de París y Londres. He visitado, a su vez, muchos centros de investigación, como la BBC, la agencia Reuters con las que Chaves tuvo una estrecha colaboración, y he ido a América latina, Argentina y Uruguay para hacer la búsqueda en estos países.

En Brasil, Cuba o Guatemala me he servido de la colaboración de hemerotecas. Ha sido un proceso complejo y complicado. Chaves no ha estado a la altura de cualquiera, ni se sabía nada de él. Podría decirse que he llevado a cabo una arqueología filológica, donde iba escarbando hasta ir encontrando qué escribió y dónde lo escribió. Un duro y largo trabajo ya que a menudo ha faltado la colaboración pero a pesar de todo ha sido una experiencia muy enriquecedora.

Tras 20 años y un duro trabajo como periodista de investigación y escritora, ¿se siente satisfecha?

Nunca esperé que tuviera esta repercusión, porque no es lo que he vivido. El hecho de que ahora mismo sea tan reconocido me satisface enormemente como cualquier investigador que esté metido durante años en su laboratorio o taller y que, de pronto, ese algo sea reconocido por el gran público. Eso es maravilloso, pero a pesar del orgullo que yo pueda sentir, Chaves sigue estando ahí y sigue llamando a la puerta de muchos, porque aún queda mucho por descubrir, como de otros periodistas prácticamente olvidados con los que me he ido encontrando a lo largo de este trabajo.

¿Cómo siente que su nombre vaya ligado al escritor?

Me da mucha vergüenza. Estoy siempre escondida porque es Chaves Nogales el que yo quiero que se reconozca y yo soy una mera transmisora. Lo que me gustaría es que la gente, la juventud, quisiera seguir investigando sobre Chaves Nogales. Es una labor tan amplia que no debe ser trabajo de una sola persona.

¿Por qué Chaves Nogales ha sido tan poco conocido hasta ahora?

Hay que pensar que no se podía hablar de él. Una semana después de su muerte, en el año 44, el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo sacó un bando buscándolo en rebeldía y continuó con el expediente de condena abierto hasta los 60. De manera que Franco lo andaba buscando y, por lo tanto, no iba a permitir que en España se publicaran sus obras. Fue muy conocido a nivel mundial, pero durante esos años los únicos libros que se siguieron publicando fueron ‘Belmonte’ y ‘A sangre y Fuego’. En España únicamente se siguió publicando la biografía de ‘Juan Belmonte. Matador de toros, su vida y sus hazañas’, ya que era un libro ascético, en cierto modo.

Chaves Nogales, ¿periodista o escritor?

Chaves Nogales es un periodista. Así se declaró y así se consideró a sí mismo. «Yo soy un periodista, no soy un literato pasado al mundo de la prensa», decía. Él tuvo una formación literaria como todos los jóvenes que se dedicaban a las letras y al periodismo. Por aquel entonces no había una formación reglada de periodista y se dedicaba al periodismo todo el que tuviera dotes para escribir. El periodo que va desde principio de siglo hasta la Guerra Civil está lleno de literatos que, como decía Unamuno, podían escribir libros, pero si querían cenar tenían que recurrir a la prensa. Baroja, Unamuno, Valle-Inclán, Ortega… todos son escritores que publicaban artículos, y era muy habitual.

¿En qué punto confluyen la literatura y el periodismo en Chaves?

Él personalmente no era un escritor. Se había formado durante el tiempo que estudió en Sevilla en la literatura y, además, era un gran lector, pero concebía el principio de periodismo como algo a pie de la realidad, portador de independencia, desprovisto de petulancia y mucho más sencillo que la labor del literato. En la literatura se puede buscar la belleza de la expresión, la trascendencia del personaje e incluso apoyarse en la ficción para intensificar sus textos, pero el periodista tiene que actuar con la realidad y luego, un concepto muy nuevo que aprecia Chaves, es el periodismo de independencia. Chaves siempre defendió un periodismo que no era literario pero en su producción hay una propensión a la literatura que no es literatura como tal sino la búsqueda de una expresión bella y cuidada. Una búsqueda de un hilo argumental al que se atiende mucho, porque hay un concepto profundamente pedagógico en el trabajo de Chaves. De hecho, él decía: «quiero despertar en mis contemporáneos el interés por los grandes acontecimientos de nuestro tiempo». Ese interés por hablar del tiempo lo presenta con los elementos propios y decorativos de la literatura.

‘La defensa de Madrid’ ha planteado una polémica entre los críticos, ya que Chaves no estuvo presente cuando lo escribió. ¿Dejó volar su capacidad inventiva?

Es un libro escrito a pie de acontecimiento. Si estaba o no estaba en Madrid eso ya no lo sé, aunque tengo razones para creer que entrevistó al general Miaja en el búnker antes de su marcha. Es un poco difícil que estuviera, pero también tiene tanta fidelidad en lo que cuenta que tres personas que estuvieron allí dentro dicen que sólo habiendo estado se sabe todo lo que pasa. Por ejemplo, me ha llegado una carta de un personaje de México que es un sobrino del General Miaja. Él era secretario general de Miaja y me mandó un libro escrito por él sobre la defensa de Madrid. En su carta, además, añade un epígrafe que quiere añadir en la próxima edición: «Solamente habiendo estado allí se sabe que ocurrió». Ahora, que se trate de un hombre mayor que se deja llevar por el entusiasmo de algo que vivió y que le resulta tan próximo, eso ya no lo sé.

Por otro lado, el sargento López, que estaba también en el búnker, escribió un libro 8 años después de Chaves y copia párrafos textuales de él. Al final da exactamente igual que estuviera o no. Lo importante es el estilo que de Chaves Nogales se recoge en ese libro. Una obra llevada a la emergencia, a la situación límite y al drama que vive España en esos días. Además de sacar a la palestra pública el trabajo del General Miaja que siempre ha estado muy escondida.

Chaves Nogales ha sido considerado como un periodista callejero y un adelantado a su tiempo. ¿Cómo afecta esa figura al periodismo actual?

Lo que veo de la actividad periodística es que es muy sedentaria. No creo que haya muchos periodistas que se hayan ido ha Grecia a informar y a preguntar a la gente qué es lo que está ocurriendo. Sin embargo, yo creo que chaves Nogales sí hubiera ido directamente allí. Hubiera dejado al margen la visión de las agencias que pasan por el filtro de la Unión Europea y hubiese demandado el contacto directo con la realidad. Ésa es una marca fundamental del periodismo de Chaves y de otros muchos que a lo mejor no son muy conocidos pero que en un época sí ejercieron ese periodismo. Entonces, el periodismo de hoy me parece un periodismo de agencia, donde en el mejor de los casos se recompone la noticia a base de mucha información. Es decir, el periodista es un tapiz que recoge la máxima información, la procesa y divulga, pero siempre a través de lo que le llega y no de andar por el terreno. Y la verdad es que no sé si hoy sería posible realizar ese tipo de periodismo.

Chaves Nogales se acercaba a la noticia hasta sus últimas consecuencias. ¿Condicionaba eso su posicionamiento ideológico posterior?

Él siempre se documenta, lee los periódicos, habla con otros periodistas y finalmente sale a la calle. De manera que hay una conclusión de puntos de vista. Chaves también recurre a altas estancias. Por ejemplo, cuando en España se instauró la II República y hubo una primera crisis, lo primero que hizo fue hablar con todos los ministros de gabinete del Gobierno. Así, uno por uno, sacó en la prensa entrevistas larguísimas en las que comentaba cómo los ministros veían la instauración de la República. Por supuesto, también recogió la opinión de gente de la calle, pero él hacía mucha información parlamentaria. Del trabajo de Chaves Nogales sólo tenemos recogido lo que lleva firma, pero hay muchos otros que no tenemos. La labor de Chaves es amplísima y fue un hombre de una vida corta, pero todos los días de su vida los dedicó a escribir para el periódico.

Si Chaves Nogales viviera en nuestro tiempo, ¿sobre qué cree que escribiría?

Sobre los grandes temas que nos preocupan. Sobre la crisis seguro que hubiera tomado ya una postura y casi puedo asegurar que en contra del capital y a favor de la gente. Siguiendo lo que es de autentica la voz de la gente, por ejemplo el 15-M. Me imagino que si ahora fuera un chaval como lo era entonces estaría metido en todas estas cuestiones. Él nunca se echaba para atrás, pero sí que era muy crítico y no tenía actitudes partidistas, y eso es lo que hoy lo salva, el no declararse partidario de ningún extremismo sino intentar buscar la ecuanimidad, el dialogo y la reconciliación. Era muy dialogante y pensaba que más allá de la democracia y el parlamentarismo no había nada, ya que eso son los grandes valores que tenemos.

¿Encuentra en la actualidad a algún periodista que se asemeje a Chaves Nogales?

Iñaki Gabilondo, por esa imparcialidad y como él, Chaves Nogales también estaría en Manchuria, porque esa búsqueda de la imparcialidad o la defensa de la verdad muchas veces no gustan y Chaves no estaría en honor de multitudes. Estaría, quizás, considerado un buen periodista, pero tiene un punto de heterodoxo que lo situaría en un punto de crítica por parte de mucha gente.

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