La escritora ha desgranado en Sevilla las claves de ‘Entra en mi vida’ (Destino), una novela fuertemente anclada en la más rabiosa pero lamentable actualidad: los casos de niños robados.
En el mismo día en que la primera acusada –una monja enfermera- ha prestado declaración en un juzgado de Madrid por el supuesto robo de niños en la España de las últimas décadas, Clara Sánchez ha presentado en Sevilla ‘Entra en mi vida’, casi 500 páginas 475 páginas de reflexión sobre un tema de máxima actualidad que se escapa de las voces de dos niñas, Verónica y Laura, cuya historia “va conociéndose al mismo ritmo en el que ellas crecen en una vida que no es la suya”.
A través de una prosa “que se cimbrea en capítulos muy cortos”, según ha señalado la presentadora del acto, Clara Sánchez narra la búsqueda de dos mujeres, primero Betty y después la de su hija Verónica, por conocer su otra vida. Betty, convencida de que su primera hija no ha muerto, comienza una búsqueda que engloba un alto contenido de intriga psicológica y en cuyo camino se encuentra a “personajes con uniforme de bondad” de los que debe desconfiar.
La escritora ha asegurado que llegó a esta historia convencida de la existencia de un vacío en este asunto. “Siempre se habla de hechos, pero no de las emociones. Hay mucho ahí, en los casos de robos de niños de los que se hacen eco los periódicos, que sólo se puede contar con la literatura, con el cine… La actualidad no se detiene, no cuenta qué pasa después, cuando madre e hija que no se conocen de nada se quedan a solas”, ha explicado Clara Sánchez, que se ha interrogado en la novela sobre varias cuestiones: “¿Se puede querer a una madre en cinco minutos? No me creo las imágenes de la televisión, detrás hay mucha carga, mucha metralla. ¿Qué pasa después, cuando ya se ha descubierto la verdad? ¿La verdad arregla la vida o la complica más? Tanto es así, que para escribir la novela, la realidad, las noticias, no me han servido. Los sentimientos, y no los hechos, son los que nos arrastran en la vida”, ha dicho Sánchez.
En este sentido, la autora ha querido puntualizar que su novela “parte de la realidad pero no se puede llamar realistas, porque hay unos rasgos de anormalidad que la diferencia”.
Para Clara Sánchez, esta realidad que está aflorando ahora “existía desde hace mucho tiempo”. Y ha querido recordar el momento preciso de su propio parto: “Cuando nació mi hija en el año 82, yo vivía en Alicante, pero en la recta final del embarazo tuve que viajar a Madrid y allí me puse de parto, sólo me pudo acompañar mi madre. Ella tenía una obsesión por decirle a todo el personal del hospital que yo estaba casada, que mi marido ya estaba en camino… Le protesté, pero mi madre me dijo: “Calla, tú no sabes nada”. Treinta años después, lo he comprendido. Mi madre lo sabía, eso circulaba en la sociedad y mi madre estaba aquel día como un soldado en la garita”.
En definitiva, ha dicho Clara Sánchez que es “una novela escrita con el corazón, pero también con la cabeza. Es mi apuesta literaria más firme. Me da miedo que el tema aplaste todo lo que también hay dentro de la novela”.
En casi 500 páginas, Clara Sánchez ha trabajado firmemente para que “no se note la estructura, que vaya fluyendo todo, a dos voces. Mi novela es como un organismo, donde está todo conectado y la sangre circula por todas partes. Es así como escribo, me levanto con la misma pasión como cuando una está enamorada: un fluir de detalles de una vida a otra. Pero precisamente esto ha sido el trabajo más pesado, porque esa aparente ligereza tiene que estar soportada detrás por una estructura firme”.