San Juan Bautista procedente del convento sevillano de la Concepción de San Miguel, suprimido en 1837/ Foto:MET

Recrear a Juan Martínez Montañés (1568-1649) es como ir punteando íntimamente su genialidad, cómo plasmaba lo que era de su interés, cómo lo representaba y cómo planteaba sus extraordinarias obras. Lo que queda de ese contorno es la tensión arterial de la escultura vivida con espíritu de desafío y con voluntad de permanencia. Tanto que la onda expansiva de su producción rebasa con mucho los límites de su biografía.

El escultor es, en estos días, el protagonista de una gran exposición en el Museo de Bellas Artes de Sevilla: ‘Montañés, maestro de maestros’. La muestra, promovida por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, aspira a tomarle medidas nuevas al creador de Alcalá la Real (Jaén), descubriéndole su participación en la decoración de templos y conventos por toda España y atendiendo a las necesidades de evangelización del Nuevo Mundo.

Así, como otros escultores de su tiempo (Roque Balduque, Gaspar del Águila, Jerónimo Hernández…), Montañés ocupó plaza importante en el comercio artístico con América, especialmente con Lima, la capital del Virreinato del Perú. De este modo, en la catedral de esta ciudad americana se conserva el retablo de San Juan Bautista, ejecutado por el andaluz entre 1607 y 1622 inicialmente para el convento limeño de la Concepción, y una Santa Apolonia, realizada entre 1624 y 1625.

También en Lima, concretamente en la iglesia de la Merced, se halla el Cristo del Auxilio, considerado el antecedente directo del crucificado de la Clemencia. En este sentido, Montañés dejó escrito sobre esta última talla que «ha de ser mejor que uno que hice para las provincias del Perú (…) Tengo gran deseo de acabar y hacer una pieza semejante para que permanezca en España y que no se lleve a las Indias ni a cualquier otro país».

Existen, además, otras numerosas atribuciones a Montañés en la capital peruana, como las tallas de San Francisco Javier y San Francisco de Borja, de la iglesia de San Pedro, y la Virgen con el Niño, conservada en el convento de la Buena Muerte. Incluida de forma indiscutible en el catálogo del escultor alcalaíno hay localizada una Inmaculada Concepción en la catedral de Oruro, en Bolivia. La talla, realizada en 1640, presenta severas mutilaciones en la zona del manto.

Al margen de otras atribuciones sometidas a debate científico y a un número importante de piezas perdidas, existen más esculturas de Montañés en el continente americano. Sin ir más lejos, el Metropolitan Museum (MET) de Nueva York cobija en sus salas un ‘San Juan Bautista’, que procede del convento sevillano de la Concepción de San Miguel, suprimido en 1837. El Meadows Museum de Dallas también incluye en su colección una talla del Bautista adscrita al escultor andaluz.

Esta ruta por la obra de Montañés prosigue ya en tierras peninsulares. Así, del antiguo retablo mayor de la iglesia del monasterio de Santa Clara de Llerena (Badajoz) nos queda como testimonio la talla del San Jerónimo del convento de Madre de Dios y los Pobres, ubicado también en la localidad pacense. Esta escultura forma parte de la exposición del Bellas Artes sevillano. También en el municipio cacereño de Cilleros, en concreto en su iglesia parroquial hay un San Pedro atribuido al escultor por el profesor José Hernández Díaz, quien la localizó allí en 1956.

Ya en Andalucía, las esculturas de Montañés se multiplican. En fechas recientes se atribuyó con certeza al maestro de Alcalá la Real la Virgen de la Cinta, o Virgen con el Niño, de la catedral de Huelva (también en la exposición). También se conserva en el monasterio de Santa Clara de Moguer el altorrelieve de la Purificación de la Virgen, contratado en 1606 para el desaparecido convento de San Francisco de la capital onubense. Por último, la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, de Ayamonte, alberga una talla de San Diego de Alcalá.

Por su parte, en la provincia de Cádiz, la iglesia de San Jorge de Alcalá de los Gazules alberga la Virgen del Rosario (1590), mientras que, en la localidad de Medina Sidonia, se localizan las tallas de San Francisco de Asís y San José con el Niño en la iglesia de la Victoria, mientras que en la de Santa María la Coronada hay una escultura de San Pascual Bailón. Con todo, la gran aportación de Montañés en la provincia gaditana es, sin duda, el retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Jerez.

Finalmente, de los más relevantes trabajos del escultor en Sevilla y su provincia hay importantes huellas en la exposición ‘Montañés, maestro de maestros’. Tiene su punto de partida en el ‘San Cristóbal’ que creó entre 1597-98 por encargo del gremio de los guanteros y que, propiedad del Arzobispado, custodia la iglesia del Salvador. A partir de él, la muestra revisa los grandes encargos, las imágenes devocionales y los modelos iconográficos.

«De Montañés apreciamos sus enormes dotes para la talla, pero con frecuencia se soslaya que su excepcional obra no es el fruto de un aprendizaje próximo a lo artesano o salido de la enseñanza más tradicional apegada a los gremios artísticos. Es el resultado de un trabajo intelectual que otros grandes creadores llevaron al libro, a la partitura o al lienzo; y él, magistralmente, a la madera», concluye la directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Valme Muñoz.