Marta Hoys / F. Amador

A veces las lesiones en el deporte pueden marcar un giro en la vida. Fue el caso de Marta Benítez Rodríguez, una joven alcalareña de 24 años que se había proclamado campeona de España en 2011 con el Club Natación Alcalá e incluso llegó a representar al combinado nacional. Sin embargo, una lesión de hombro le hizo perder cierta motivación para encontrarla en otro ámbito muy distinto y que marcaría su vida, el arte. 

Su regreso a las competiciones de alto rendimiento coincidió con la muerte de un familiar y Marta comenzó a dibujar para intentar evadirse de la situación. Fue entonces cuando su abuela Josefa la ayudó a decantarse por el arte, una de sus pasiones de pequeña y que había dejado apartada por el deporte. Así, Marta rescató hace unos años el apellido Hoys de su abuela para acuñárselo en su nombre artístico.

Tras finalizar el Bachillerato de Ciencias Sociales, decidió solicitar Bellas Artes en la última convocatoria de la Universidad. Reconoce que sin «la figura de su abuela» no estaría dedicándose a lo que realmente le «llena». En la actualidad, continúa sus estudios al tiempo que ejerce como artista y trabaja en la hostelería para costearse su formación.

En sus obras, Marta Hoys refleja su labor como activista. Integrante del colectivo de arte feminista Balas en Warhol, entiende que «desarrollar su arte» implica plasmar su ideología en sus obras, porque «forman parte de ella misma». De hecho, su trabajo más reconocido versa sobre la censura a la mujer, realizando una crítica a lo que no muchos artistas contemporáneos osan acercarse, el arte clásico.

La mujer en el arte

Solo nos dejáis entrar desnudas a los museos fue una obra que llegó a las puertas de los museos más destacados de toda España como forma de denuncia en 2017. Lo que comenzó siendo un trabajo académico acabó convirtiéndose en una acción reivindicativa.

Marta realizó una revisión sobre todos los cuadros del Museo del Prado, dejando como conclusión precisamente el título de su trabajo: la mayoría de mujeres representadas en los museos estaban desnudas. Igualmente, el reparto de autores era de más de 5500 hombres por tan solo 41 autoras. Además, la joven señala que esa diferencia en el arte clásico «sigue reflejándose hoy día». Comenta que en el mundo clásico la mujer «siempre ha sido la musa» y las pocas mujeres que han podido acceder al arte lo han hecho «a través de vivencias muy turbulentas». No obstante, también incide en que actualmente «se nos llena la boca hablando de feminismo, pero sigue existiendo un gran desnivel en espacios culturales, tanto en galerías como en espacios como el de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla». En el mismo sentido, recalca que la presencia de autores masculinos es mucho mayor en estos lugares pese a que en las Universidades «somos muchas más mujeres que hombres». En efecto, el 59,5 del total de alumnos que estudian Arte y Humanidades son mujeres según los últimos datos del Ministerio de Educación, lo que denota «una notable desigualdad e invisibilización».

A este análisis sumó una original idea. Tomó precisamente obras de desnudos clásicas, las trató con Photoshop y sustituyó fragmentos por los conocidos como nudes en redes sociales. Estos desnudos de mujeres, lejos de estereotipar, muestran los diferentes cuerpos en la red para normalizar la diversidad y denunciar la censura del cuerpo de la mujer.

Para su sorpresa, el trabajo de Marta obtuvo una gran recompensa, «la gente la comprendió sin tener que explicar su intención», cuenta con orgullo. En un principio Marta pensaba compartir estas fotografías en las puertas del Museo de Bellas Artes de la capital hispalense. Una mañana despertó y vio como decenas de personas entendieron su propósito y difundieron estas imágenes en los Museos Thyssem, Reina Sofía o del Prado. La obra de Marta llegó a más de medio millón de personas en las redes sociales e incluso superó fronteras llegando a algunos espacios de arte de países hispanohablantes como México.

Un mundo difícil para comenzar

Marta relata cómo iniciarse en el mundo del arte y dedicarse a ello no fue fácil. «La gente no comprende que tu trabajo no es gratis», critica. Familiares y conocidos suelen pedirle encargos de diseños, pero no acaban de comprender que «no es un hobby, sino un trabajo». En sus inicios, cuando cursaba primero de Bellas Artes, empezó a realizar diseños de tatuajes. Posteriormente, se inició con la acuarela para vender siluetas en formato A4, una técnica que le hizo «ganar muchísimo en versatilidad».

En cambio, no fue hasta que comenzó con los retratos, cuando Marta pasó a tener un trabajo al que dedicarse casi por completo. «Mi situación económica en casa no era la mejor y no podía permitirme que mis padres pagasen mis estudios», asevera. Fue entonces cuando publicó un anuncio en el que ofrecía retratos por diez euros con la intención de pagarse su formación. El buen hacer de las redes sociales sirvió para que la joven artista recibiese más de dos mil correos electrónicos de encargos. La alcalareña estuvo más de dos meses trabajando retratos sin dar abasto.

Marta reconoce que prefiere no «encasillarse y sigue abierta a otras técnicas», pero parece haber encontrado un estilo en el que se siente «muy cómoda». Se trata del Fluid Painting, una técnica de arte liquido abstracto en la que la pintura no se aplica con pincel o espátula, sino que se vierte en estado líquido sobre el lienzo.

El estilo de Marta Hoys dista bastante de la tradicional pintura paisajística de su localidad natal, Alcalá, pero aporta savia nueva a la cultura artística. Sus obras reflejan a una nueva generación que «no concibe el desarrollo del arte sin expresar implícitamente su ideología y reivindicaciones».

Marta junto a varias de sus obras de Fluid Painting. CEDIDA

 

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Apasionado del deporte, la cultura menos visible y siempre atento a la realidad social.