El actor y diputado nacional de UPyD por Valencia, Toni Cantó

La vida es de color de rosa, también entre sus señorías. El aterrizaje del actor valenciano Toni Cantó a la Carrera de San Jerónimo podría confirmar la popular frase. De no ser porque este diputado cuarentón abrazado a la política desde 2008 ha paseado a partes iguales su melodrama por los escenarios de la realidad y de la ficción.

Padre de tres hijos, de tres mujeres  fruto de relaciones complicadas, su señoría es un hombre resuelto en una vida compleja. Ha aprendido de los escenarios. Se ha nutrido de las experiencias de los personajes a los que ha dado vida. Y ha sabido captar la esencia de ellos. De cómo afrontan los personajes que ha interpretado los avatares del destino sabe dar buena cuenta. Activista en asociaciones de padres que luchan por la custodia compartida, a primeros de 2011 no enmudeció cuando un conductor kamikace asestó un golpe mortal a su hija Carlota, de 18 años. “Al hombre que les quitó la vida, le deseo una pronta recuperación y ánimo y fuerza para soportar la carga que llevará de por vida”, fueron sus palabras de aliento. No agachó la cabeza para hundirse en el desánimo, ni cesó en su gira teatral. Más bien se aferró a las bambalinas y a las luces del espectáculo. Subió de nuevo a los escenarios dispuesto a bailar con la más fea.

Quizá su secreto pasa por vivir sin complejos. Hasta el punto de reconocer que mantuvo su primera relación homosexual a los 14 años. Este matiz personal tendente a la controversia desde la transgresión, unido a su beligerancia hacia los nacionalismos, supuso un filón para el partido rosa, Unión, Progreso y Democracia (UPyD), para ganar adeptos y obtener visibilidad. Quién mejor que un actor de televisión (Siete Vidas), de teatro (Las amistades peligrosas, El mercader de Venecia, Razas) o de cine para hacer visible una propuesta política. “Había que pelear contra la invisibilidad. Pero ha salido bien. Yo creo en la meritocracia y es que en mi casa siempre me han enseñado que con trabajo se consigue todo”, reconoce Cantó. Es cuestión de controlar la técnica, también de tener tablas.

Tras coquetear con otros partidos como ‘Vecinos por Torrelodones’ o ‘Unificación Comunista de España’, su fichaje para las filas de UPyD en Valencia lo desplazaron a un nuevo escenario en el Congreso de los Diputados. Como actor, ha volado de la mano de prestigiosos directores de la cinematografía española como Pedro Almodóvar (‘Todo sobre mi madre’, 1999), o Pilar Miró (‘Tu nombre envenena mis sueños, 1996), compartiendo elenco con actores consagrados. Algunos de estos compañeros y amigos apoyaron a Zapatero. No fue el caso del Cantó que tomó el acta de diputado en diciembre de 2011. “Los de la «zeja» son muy parciales. Mi problema no es que estén en el PSOE, sino que no sean críticos con el PSOE. Ahora algunos abandonan, como las ratas, el barco, pero había que ser crítico durante estas dos legislaturas porque ha sido un Gobierno terrorífico. No cumplieron con un deber del arte y la cultura, y es la de ser crítico con el poder”, resuelve.

Su mensaje es a veces ambigüo, como el ideario de UPyD. Pero la ambigüedad o la dualidad son cualidades propias de los actores. Supone la capacidad misma de ponerse en las carnes de los personajes para actuar como lo concibió su creador. Cantó no pone cotas a sus ambiciones, asume sin relegar de la farándula su nuevo ministerio o quehacer en el poder político como diputado. “Si la ley de incompatibilidades me lo permite, intentaré hacer teatro en mi tiempo libre”, dice, mientras pretende llevar luz y taquígrafos a la cosa pública.

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