Retablo de San Juan Bautista / SA

Con la iluminación del recién restaurado retablo de San Juan Bautista de la Iglesia de la Anunciación, la Universidad de Sevilla da por concluido el proceso de restauración de la obra del escultor andaluz Juan Martínez Montañés, en los actos de conmemoración del 450 aniversario de su nacimiento. Para realzar esta actuación se ha organizado una pequeña exposición en torno a Martínez Montañés que  cuenta con algunas obras del escultor, como el San Ignacio y San Francisco de Borja.

La Fundación Endesa completa de este modo la iluminación de la Iglesia de la Anunciación llevada a cabo en 2014. Gracias a esta intervención el retablo de San Juan Bautista cuenta con una iluminación eficiente procedente de seis puntos de luz con tecnología LED con regulación de flujo luminoso y óptica semi-intensiva, que permite respetar la conservación de la talla de Martínez Montañés, evitando cargas térmicas y emisión de radiación ultravioleta que pueda dañar a esta obra de arte del barroco. Además, los proyectores se han dotado de una rejilla que limita el deslumbramiento.

La iluminación de la Iglesia de la Anunciación ha supuesto para la Fundación Endesa una inversión de 83.000 euros. En total el templo sevillano cuenta con 132 puntos de luz de alta eficiencia, que se reparten en 20 encendidos diferentes, sumando una potencia de 7,89 kilovatios, lo que también permite un ahorro del 68% en el consumo eléctrico. La nueva iluminación del retablo completa la actuación de la Fundación Endesa con una inversión de cerca de 3.000 euros, y que supone una reducción del 70% en el consumo energético, evitando la emisión a la atmósfera de 300 kilos de CO2 al año.

De este modo la Iglesia cuenta con una iluminación artística sostenible, que ensalza su rico contenido destacando entre sus piezas el retablo de San Juan Bautista sometido a un exhaustivo trabajo de restauración desde enero de 2019. El retablo de san Juan Bautista es obra del insigne escultor Juan Martínez Montañés en cuanto a la talla del retablo y los relieves; corresponden a Juan de Uceda las pinturas sobre tabla, el dorado y la policromía del retablo. El encargo de restauración de la Universidad al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico se enmarca dentro de los planes que se llevan a cabo para la tutela y conservación de los bienes universitarios

El retablo de San Juan Bautista  ha sido sometido a un exhaustivo trabajo de restauración por la empresa Ágora Restauraciones de ArteS.L , que comenzó el trabajo en el mes de enero de 2019. Es obra del insigne escultor Juan Martínez Montañés, en cuanto a la talla del retablo y los relieves; corresponden a Juan de Uceda las pinturas sobre tabla, el dorado y la policromía del retablo.

La exposición en torno a la figura de Martínez Montañés

Tomando como pretexto la inauguración del recién restaurado retablo de San Juan Bautista, la Universidad de Sevilla ha recopilado una serie de obras y documentos que guardan una relación directa con el ambiente cultural e intelectual de la Sevilla de Martínez Montañés. Se trata de mostrar algunas de las piezas artísticas más importantes heredadas por la Universidad de Sevilla tras la expulsión de los jesuitas. Las piezas que pueden verse con este motivo en la Iglesia de la Anunciación son:

Contrato otorgado por la abadesa del convento del Socorro, Dª Ana de Mendoza, para la ejecución del retablo. Este facsímil ha sido solicitado al Archivo Histórico Provincial de Sevilla.

Retrato de Martínez Montañés del siglo XIX. Realizado por Francisco Peralta del Campo en 1871, la pintura representa al escultor con barba, vestido de negro y con gola, inserto en un marco oval pintado con la inscripción «M. Montañés». Procedente de la antigua sede de la Universidad en la Calle Laraña actualmente está expuesto en una de las salas del Rectorado de la Universidad de Sevilla.

 El Arte de la pintura, de Francisco Pacheco. Este libro está considerado un pilar fundamental para el conocimiento del arte de la pintura no sólo en el Siglo de Oro español.. El tratadista sanluqueño expone en este libro la conveniencia de utilizar en las esculturas las encarnaciones mates. El ejemplar expuesto procede del Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla.

San Ignacio de loyola  y San Francisco de Borja- Los dos santos jesuitas son dos de las tallas extraordinarias de Martínez Montañés en la Iglesia de la Anunciación. San Ignacio de Loyola aparece como una escultura de técnica mixta de cuerpo realizado a través de telas encoladas y talla en manos y cabeza. Al igual que muchas de sus obras fue exquisitamente policromada por Pacheco (el suegro de Velázquez) con su técnica mate que pretendía una mayor veracidad. Martínez Montañés recobe el encargo para el San Francisco de Borja 15 años después, y en ella podemos ver la espectacular evolución que tuvo el maestro. Su realismo es extraordinario en manos y rostro. Montañés realiza toda una profunda meditación sobre la muerte y las vanidades del mundo (vanitas) en esa mirada que mira sin ver una calavera que en la actualidad ya no se encuentra en sus manos.

Relicarios de la colección  que se conservan en la Anunciación, y que formaron parte, originariamente, de la antigua capilla de las reliquias de este templo, usada hoy día como sacristía. Su existencia testimonia el intenso culto profesado por los religiosos jesuitas a las reliquias de los santos, veneración impulsada por el fundador de la Compañía, San Ignacio de Loyola.

-Relicario de San Francisco Javier, atribuido a Juan de Mesa, año 1625.   De estilo Barroco y el sello de la Escuela Sevillana, esta escultura de medio cuerpo representa a San Francisco Javier según su iconografía habitual: barbado, vestido con el hábito jesuita. En el pecho de la escultura se abre el hueco de un relicario, enmarcado por molduras doradas, que debió encerrar algún resto del santo. Por sus características estilísticas, esta imagen ha sido atribuida a Juan de Mesa. Su rostro, de clásicas facciones y honda expresividad, es característico de este maestro; sus pómulos marcados, labios carnosos y tratamiento de cabello y barba, muestran conexiones con otras de sus obras. Destaca el tratamiento realista de las manos, que se aferran a la hermosa túnica, estofada con motivos florales dorados y dotada de plásticos plegados. Asimismo, es muy notable su expresivo rostro, de boca entreabierta y ojos extasiados que se dirigen a las alturas. Pudo realizarse esta imagen en fechas cercanas a la canonización de San Francisco Javier (1622).  Este busto-relicario, al igual que los otros nueve que se conservan en la Anunciación, formó parte, originariamente, de la antigua capilla de las reliquias de este templo, usada hoy día como sacristía. Su existencia testimonia el intenso culto profesado por los religiosos jesuitas a las reliquias de los santos, veneración impulsada por el fundador de la Compañía, San Ignacio de Loyola.

-Relicario de Santa Cecilia, de autor desconocido, realizado entre 1580 y 1600. Por sus características estilísticas (alargamiento de la figura, inexpresividad, plegados de las vestimentas, tratamiento de los pequeños rizos…) y el tipo de molduras que configuran el relicario, puede considerarse una pieza representativa del manierismo sevillano del último cuarto del siglo XVI. Esta representación escultórica, muestra a Santa Cecilia aparece como una hermosa joven, de cabellera rubia rizada, peinada en un recogido. Va vestida con túnica rosada estofada con motivos florales y toca cubriéndole la cabeza. Muestra una herida sangrante en el cuello, que alude a su martirio ya que fue decapitada en el tiempo de las persecuciones romanas. Apoya su mano izquierda en un pequeño órgano, que constituye su pricipal atributo iconográfico: alude al episodio del día de su boda, en el que, mientras sonaba un órgano, ella cantaba interiormente para que Dios le permitiera permanecer siempre virgen. En el pecho, se abre un relicario, dotado de un marco dorado configurado a base de sencillas «ces» geométricas; debió contener, originalmente, algún resto de la santa.

-Relicario de Santa María Magdalena, autor desconocido. Por sus características estilísticas (frontalidad, inexpresividad, plegados de las vestimentas, tratamiento de los pequeños rizos…) y el tipo de molduras que configuran el relicario, puede considerarse una pieza representativa del manierismo sevillano del último cuarto del siglo XVI. Tallado entre 1580  hasta  1600.  Escultura que representa un busto de Santa María Magdalena, captada según su iconografía tradicional, como una joven de larga cabellera pelirroja. Aquí ha sido trabajada a base de menudos rizos, que caen sobre el pecho en dos luengos mechones, dispuestos simétricamente. Va vestida con túnica rosada, anudada a la cintura y estampada a base de ramajes verdosos. En el pecho, se abre el hueco de un relicario que debió contener, en origen, algún resto vinculado con esta santa; muestra un marco dorado compuesto a modo de tarja, a base de sencillas «ces». En la parte frontal de la peana: «Sª Mª Magdalena».Anonimos de Santa Cecilia y Santa María Magdalena, fechados en torno a 1580 a 1600.

En la Iglesia de la Anunciación puede visitarse también la Inmaculada Concepción atribuida al taller de Martínez Montañés, año 1630. Escultura representa a la Virgen de pie, pisando una media luna, con corona metálica de doce estrellas. Se eleva sobre una nube tachonada con dos cabezas de querubes, con sus alas desplegadas. Va vestida con túnica y manto ricamente estofados con amplios motivos vegetales, en tonos azules, rojizos y dorados. Une las manos en oración frente al pecho, al tiempo que baja su rostro, de clásicas facciones y melancólica expresión. Compositiva y estilísticamente, es una imagen que se relaciona estrechamente con las Inmaculadas de Juan Martínez Montañés, guardando un gran parecido con su famosa «Cieguecita» de la Catedral de Sevilla. La postura, posición de las manos, los efectos que describe el manto recogido… coinciden con el referido modelo. Sin embargo, el tratamiento de volúmenes y del rostro de la figura, parecen indicar la participación de ayudantes del taller del maestro.