Álvarez Pastor durante la presentación de la película/angelespinola

El primer film de Arantza Álvarez Pastor deja un buen sabor de boca en su presentación. Una historia sobre la inmigración desde el punto de vista de los que se quedan que aspira al Giraldillo de Oro.

 

La jornada de ayer en el Festival de Cine Europeo contó con dos alicientes: por un lado, mucho cine africano y, por otro, mucho cine andaluz. ‘Kënu’, cuenta con ambos. Cine africano a cargo de una productora sevillana, Jaleo Films.

El primer largometraje de Arantza Álvarez Pastor no decepcionó a la prensa en su pase matinal. Rodado íntegramente en Senegal, el film es una especie de documental en cuyo interior de enmarca una historia más propia de un western.

Kënu es la historia de los que se quedan. De los que no cogen el cayuco rumbo a un supuesto mundo mejor. Es una visión original, de las mafias locales que dificultan el trabajo de las ONG. De las ONG y los europeos que llegan hasta África en busca de reliquias y riquezas que vender en el primer mundo.

Kënu, que significa cañón en la lengua wolof, es una historia cruda por real. Sin embargo, a Arantza no le basta con mostrar como se vive en un barrio cualquiera del África subsahariana. Como los niños mueren por la malaria y como el pueblo se resigna ante el corrupto gobernante de turno. Arantza va más allá.

La directora le imprime a todo ello una trama. Un argumento con muchos giros, con acción, con amor y con personajes redondos, que cambian su psicología a lo largo del film. Tiene lo que a cualquier película comercial se le exige, pero visto desde un prisma nuevo. Desde la más absoluta pobreza e injusticia.

Las interpretaciones, con Leticia Dolera a la cabeza, son bastante aceptables. Pero los tópicos quizás sean inevitables. Los Europeos somos muy malos y los africanos muy desgraciados. Pero eso no importa, porque, en la búsqueda por la supervivencia, ambas culturas están obligadas a unirse.

Arantza, que vivió la experiencia de ser voluntaria en África, quiso dedicar el film a «toda esa generación que se ha perdido en el trayecto hacia Europa». Y aseguró que «la realidad es aún más dura de lo que se ve en la película».

Para la directora «África no es un continente pobre, sino empobrecido». Ahora, por surte, comienzan las revueltas, algo que también se deja patente en la película que es «una especie de coctelera donde hemos metido todo lo que ocurre allí, con una trama desarrollada, y Kënu es lo que ha salido».

Si tienen oportunidad, no se pierdan Kënu. Pueden verla, bien hoy, a las 22:45 en Nervión Palza o, en el mismo cine, el viernes a las 23:00 horas.

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