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Los cines de Nervión Plaza se convierten estos días en el verdadero centro de la ciudad. El Festival de Cine Europeo atrae a miles de personas a ver cada película.

En el ambiente de la sala 18, un aroma a cinefilia, a celo de muchas personas que disfrutan más con el séptimo arte que con una noche de sexo. Para algunos, ‘The Little Room’ ya es la tercera o cuarta película del día. Y para otros, no será la última.

Cuando se atesta la sala, y se apagan las luces, llega la magia. El film de Stéphanie Chuat y Veronique Reymond está hecho, como su propia sinopsis explica, «con el corazón». Es una película muy pequeña, con poco más de dos personajes, Edmond y Rose.

Él, anciano cascarrabias que sufre el abandono progresivo de su hijo y vive en el recuerdo de su difunta esposa. Ella, joven enfermera que acaba de perder a su bebé y que también vive un alejamiento con su marido. Y, entre medio, grandes interpretaciones y, a pesar del drama, toques de humor muy conseguidos.

La película tiene un visionado amargo dada su crudo realismo. Es imposible divertirse con ella, pues está rodada para reflexionar, para empatizar con un tipo de personas a las que esta sociedad oprime y que ni si quiera juntas pueden superar sus problemas.

Está llena de ternura, pero sin caer en sentimentalismos baratos. Y con algunas imágenes muy pictóricas y bellas. Salvo algún cliché, la película no tiene peros. Edmond y Rose son muy profundos y, aunque el resto de personajes apenas tengan incidencia en la película, la trama se va cerrando sin darnos cuenta.

Todavía hoy, a las 20:30, puede disfrutar en Nervión del film. Si no busca entretenerse, sino aprender a respetar y entender a los demás, no dude en gastarse tres euros para ver la suiza-luxemburguesa ‘The Little Room’.

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