Los chilenos de La Re-Sentida son pura fuerza/FEST

La compañía La Re-Sentida ofreció anoche en Sala Cero toda una reflexión sobre el mundo en el que vivimos y la dificultad de cambiarlo.

 

«Somos una generación que no ha vivido nada, sin causas, sin historias». Con estas palabras abrieron y cerraron anoche los chicos de La Re-sentida su obra ‘Tratando de hacer una obra que cambie el mundo (el delirio final de los últimos románticos)’ en la penúltima jornada del FeSt. Poca gente en la Sala Cero, a pesar de ser viernes en un horario asequible (22:00 horas). Pero, no por dirigirse a un público menor, los cinco actores chilenos guardaron ni una gota de su energía.

Con personalidades muy marcadas, estos chicos, encerrados durante años en un sótano para alejarse de la cruda realidad, buscan crear un teatro político, definitivo, para hacer la revolución y cambiar este sucio mundo. El texto está repleto de mensajes y apelaciones a lo intelectual. A veces, se hace algo difícil de seguir, pero el espectador no puede parar, al igual que hacen los actores, de darle vueltas a la cabeza, de pensar y repensar lo que ya piensan y creen.

De pensar, pero también de sentir. Porque la puesta en escena es agresiva, impactante. Los actores se pelean, saltan, sangran, muestran sus genitales e incluso se morrean con algún miembro del público. Carolina, Pedro, Benjamín, Nicolás y Eduardo, los actores del elenco, son pura fuerza. Crean tanta tensión, que cuando intentan hacer reír, no lo consiguen.

Buscan la verosimilitud, pero cuando conocen la realidad, la rechazan. Quieren ser progresistas, revolucionarios como Marat. Pero acaban siendo doctrinales y peleando entre ellos. Quieren usar el teatro para alcanzar utopías, pero cuando la utopía se cumple no quieren abandonar el teatro.

La obra entra por los sentidos y ataca al intelecto. Invita a reflexionar, a delirar para encontrar ideas que puedan cambiar este mundo. Un teatro social, de mayor calidad textual que visual. Una obra que no entretiene, sino que conciencia e incomoda. Una verdadera obra de teatro al fin.

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