Es Akram Khan (indio-británico, Londres, 1974) uno de los jóvenes creadores que hoy ven el éxito reinterpretando danzas tradicionales de sus orígenes desde una sensibilidad contemporánea. Formas que siguen también, por ejemplo, el belga-marroquí Sidi Larbi Cherkaoui -conocido del Teatro Central-; el sevillano Israel Galván -desde el flamenco- o el conjunto Les Slovaks. 

Miguel Ybarra Otín. A todos ellos dedicó hace un par de semanas un amplio reportaje el cultural Babelia, pues andan de gira por España: al Teatro Central ha traído Akram Khan su último trabajo, ‘Vertical Road’, un precioso viaje dancístico hacia la ascensión de los ángeles.
Khan firma dirección artística y coreografías para ocho magníficos bailarines de distintas nacionalidades. Esas coreografías, en maravillosa unidad con iluminación y música, aportan dramatismo al espectáculo en este recorrido en que los ángeles caminan juntos, a veces separados, sufren y se retuercen, se arrastran unos a otros, irradian energía, se la transmiten entre sí y así, juntos, dibujan completo un elegante camino de giros y saltos hacia lo espiritual.
Hay distintos colores, matices, tonos en la música de Nitin Sawhney -momentos de trance en la primera parte, más alegre el final- y en la luz de Jesper Kongshaug -discreta y sutil, pero llena de peso, acentuando el sentimiento en cada pasaje-.
Y que añade espectacularidad al juego final de sombras que representa esa llegada, el final de una ascensión en un trabajo muy aplaudido, de gran estilo y que narra y transmite mucho desde su sencillez y desde la conjunción del kathak -danza tradicional del norte de la India- con las corrientes underground del Londres en que Akram Khan nació.

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