El imaginero sevillano difícilmente podría pensar que vería dos dolorosas suyas desfilar un Lunes Santo en Sevilla. Pero el azar es caprichoso y puede sentirse orgulloso de abrir la nómina de hermandades de la jornada con su Virgen del Rosario del Polígono de San Pablo y casi cerrar la noche con su Virgen de Guadalupe, de la Hermandad de las Aguas.

María José Santos. Entre tanto, un bello desfilar de cofradías, desde misterios como el del Cautivo del Polígono (también obra del escultor) o el Beso de Judas, hasta pasar por Triana de la mano de San Gonzalo, que se llevó la ovación de La Campana con su peculiar forma de andar.

La nota curiosa la puso el misterio de esta hermandad, que se paseó por la plaza con una original composición resultante de combinar estrofas de diferentes marchas, magistralmente interpretadas por la Banda de las Cigarreras, un clásico de nuestra semana grande.

Desde El Tiro de Línea llegó la hermandad mercedaria de Santa Genoveva, arropada por sus casi 2.000 nazarenos. El Cautivo y la Virgen de las Mercedes estuvieron arropados por todo su barrio. Santa Marta una vez más enmudeció La Campana con su sobriedad, dando ejemplo de lo que es una estampa cofrade.

La Vera-Cruz sabe diferente, es esa joya del medievo que acuna Sevilla. Diferente pero tan parecida a El Museo, donde el Cristo de la Expiración se retuerce en la cruz en busca del último aliento, en ese escorzo tan manierista que le lleva a dibujar una línea serpentina sobre el madero.

Y su Virgen de las Aguas, que es toda luz y pureza con ese tocado monjil. Las Penas sacaron a la calle al único nazareno del día, apoyado sobre su mano y aguantando el peso de la cruz.

Nueva jornada para el recuerdo y segundo aniversario del Polígono en carrera oficial. El próximo estreno será el Miércoles Santo, cuando el Carmen Doloroso pasee a su Virgen del Carmen por primera vez. Pero hasta entonces, queda todo un Martes Santo para el deleite de los sentidos.

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