A escasas semanas ya de que se celebre el cabildo de elecciones en la Hermandad de La Macarena -será el próximo 12 de noviembre al término del cabildo ordinario de cuentas, finalizando a las 20:00 horas- los candidatos a hermano mayor Santiago Álvarez Ortega, actual teniente de hermano mayor, y José Antonio Fernández Cabrero, consiliario tercero en la junta de gobierno que aún preside Manolo García, perfilan la difusión de sus programas electorales de cara a recabar el apoyo mayoritario de la Asamblea de hermanos.
Proyectos, propuestas, ideas y compromisos similares a los que se producen en otras hermandades cuando se alcanzan este tipo de citas, pero con la particularidad que posee la corporación de San Gil, con hermanos repartidos a lo largo y ancho del planeta y la trascendencia que suscitan sus decisiones dentro y fuera de la ciudad. En este sentido, ambos candidatos cuentan con sus respectivas páginas webs, así como con un notable movimiento a través de sus perfiles oficiales en redes sociales.
En relación a sus programas, Fernández Cabrero por ejemplo se compromete a «elaborar un estudio técnico para reducir el número de horas de la cofradía en la calle», previa votación de los hermanos. Además, también en lo referente a la estación de penitencia apuesta por «no poner en filas de a tres a los nazarenos en el regreso de la cofradía», realizando «los esfuerzos necesarios de cesión frente a terceros en busca del bien común de todas las hermandades de la Madrugada de Sevilla», siempre y cuando «no supongan un maltrato a nuestro cuerpo de nazarenos» y no se alteren «los principales hitos procesionales de nuestra cofradía».
En otros apartados, Cabrero expresa su «voluntad de hacer un columbario», crear «la pinacoteca de la hermandad» en las dependencias de la tienda y el museo, o promover «una formación integral y de calidad a través de un Aula Permanente que cubra las necesidades de los Hermanos en función de su edad y/o colectivo al que pertenezcan (jóvenes, adultos, voluntarios, diputados, costaleros, armaos, nazarenos, formadores, matrimonios, confirmación y otras acciones formativas)».
Álvarez Ortega por su parte, también centra parte de su programa en relación «los cambios que se vaticinan para la Semana Santa», procurando para ello una actitud positiva y asegurando estar «abierto al diálogo con el resto de hermandades, sin dejar por ello de defender aquellos aspectos que consideramos más arraigados en nuestra corporación o aquellos que pudieran afectar a la seguridad de nuestros hermanos». De mismo modo, resalta la importancia de «revisar y mejorar los planes de seguridad durante la estación de penitencia», así como ampliar «los medios y protocolos de seguridad tanto en la Basílica como en el resto de dependencias».
Otra de sus preocupaciones pasa por «la conservación del extenso y valioso patrimonio», así como por recuperar las Fiestas del Rosario «si se obtienen los permisos oportunos». Aboga además por adentrarse en la heterogeneidad de grupos que conforman la hermandad, involucrándose «cada vez más en cada uno de ellos para conocer de primera mano situaciones, problemas y necesidades de forma que puedan ser detectadas y resueltas antes de que se extiendan más, dotándolos de los medios necesarios para la consecución de los objetivos y los fines para los que están constituidos».
En relación al Cabildo General Ordinario de Elecciones, cabe señalar la Carta con la que el director espiritual de la Hermandad y Rector de la Basílica, D. Antonio J. Mellet Márquez, publicada el pasado 6 de octubre, instaba a «todos los hermanos de la Corporación (puesto que la Hermandad es responsabilidad de todos) a evitar determinadas actitudes que puedan distorsionar la identidad última de la Hermandad e incluso perjudicar directamente el sentido cristiano de sus fundamentos».
A priori son dos buenos hombres de hermandad, con una larga trayectoria. El cambio es necesario, pero parece que pueden ser continuistas.