Misterio-del-Carmen-Doloroso-Alfalfa-adrian-yanez

Espléndido Martes Santo

Algo tiene esta jornada, frontera invisible de un ecuador que no es ni justo ni exacto, pero que divide esta semana de una forma que no por inexplicable, es menos conocida entre la Sevilla cofradiera.

En este día cualquier cosa es posible, y el imposible no es un término válido. Si se arrastra cansancio, se buscan fuerzas, si hay calor, se buscan refrescos, aunque se clausuren bares. Este asunto es bien absurdo, porque ahora se nos impide comprar una cerveza a las 22:05 pero en la búsqueda agónica de la entrada del Cristo de Burgos he encontrado a puñados de menores de edad bebiendo plácidamente, así que no sé cuál será la solución, pero la planteada desde el consistorio parece que no.

Antes de que esa entrada se produjera por San Pedro, comenzó la jornada calurosa con La Sed, que en días como hoy hace más honor aún a su nombre. Si algo se procuró que no faltara fue el agua, si algo no era escaso eran las horas de camino. Pero en esta vida, todo es proponérselo, y así el día fue transcurriendo, taurinamente en El Baratillo y San Bernardo, esperanzador e ilusionante en el Buen Fin, Romántico en Las Siete Palabras, popular en La Lanzada o Los Panaderos.

Salida de La Sed, por Auxiliadora Peña

[widgetkit id=160]

Un incidente con las potencias del Cristo de La Paz del Carmen Doloroso no impidió que se luciera una cofradía que crece día a día, del mismo modo que la identidad de La Caridad del Baratillo nos inquieta, aunque no puede decirse que no guste o no despierte aclamación popular cuando el palio avanza y retrocede por la Avenida buscando la Catedral.

No hay día con más crucificados, y en cambio, nada es repetido, las similitudes sólo sirven para poner la tilde en las diferencias que consiguen poblar de matices la jornada.

El Cristo de Burgos es esa singularidad rigurosa del día cuando la noche nos trae recuerdos de otros tiempos. Probablemente, recordamos esos años en que las cofradías de silencio, que no daban caramelos o cera, ejercían en nosotros un raro magnetismo que con los años nos sigue obligando a ir a esa plaza que se oscurece, para ver el transitar de un cortejo perfecto en el baremo del canon, delicioso al paladar cofrade que huye de una Plaza del Salvador que debería estar aforada, ahora que la cuestión está tan de moda. En San Pedro el civismo es la regla, probablemente derivada del rito. Todo es posible en Miércoles Santo, incluso reencontrar la coherencia de la bulla en unos tiempos en que todo parece disparatado y perdido. 

Vídeo Los Panaderos por Chapineros

Vídeo La Lanzada por Entre cárceles

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...