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Tendrá que acostumbrarse, si lo que desea es comprender con profundidad y acierto la Pasión y Muerte de Jesús según Sevilla, a ver nazarenos, andares de pasos, acólitos, costaleros, capataces, silencios, bullicios, rezos y bandas sin olvidar en ningún momento que todos y todo tienen algo en común e invariable: hacer estación de penitencia a la Catedral.

Primer día laborable en la Semana Santa sevillana. No sería nada extraño ni a nadie le parecería fuera de lo normal que usted aprovechara la salida de su trabajo para ir  a ver una cofradía antes de comer. O ya quedarse a comer por donde andarán en masa junto a sus nazarenos o detrás del Cautivo.

Podrá verla a partir de las dos de la tarde por el Porvenir y en la anchura de Felipe II (buena opción si finalmente acaba yendo con niños) pero si tiene oportunidad de llegar antes hágalo, vaya a Almirante Topete y forme parte de lo que está viendo. Un barrio en estación de penitencia. Y no se lo piense, tapitas y cervezas  para seguir con la ruta. Será por bares en el Tiro de Línea…

Pero antes del mediodía, una cofradía habrá puesto sus nazarenos en la calle desde el Polígono San Pablo. Por Hernando del Pulgar llegarán a Luis Montoto y por allí hasta la Puerta Carmona.

Podrá disfrutar con tranquilidad caminando junto al portentoso Misterio o la sorprendente mirada de la Virgen del Rosario. Si avanza con la cofradía llegará a la Parroquia de San Benito a las dos de la tarde donde se produce un encuentro singular con la Virgen de la Encarnación. Le gustará.

Sitios para tapear con ambiente cofrade le marcarán el camino hacia el centro, no es La Calzada mal sitio para ir viendo que hacer. Le aconsejo buscar el Beso de Judas en la zona de Imagen y Lasso de la Vega, emplee el callejero para esquivar el tránsito de cofradías y gentes, la movilidad no será ventajosa como hasta ahora pero todavía podrá verlo venir y meterse por Orfila Para muchos es una cofradía que luce y se ralentiza en demasía en su recorrido de vuelta entre las nueve y las once de la noche cuando busca Cardenal Cervantes desde la Pila del Pato.

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Acuda sólo a la mítica Alfalfa sólo si sabe moverse con soltura entre la bulla para no tener que esperar más de la cuenta.

La marea blanca de San Gonzalo estará llegando a la Magdalena cuando se produce el primer contacto de los extremos. Una cofradía de barrio que a estas horas llevará casi cuatro horas en la calle cuyo crecimiento parece no tener límite, con cuadrillas de costaleros que marcan el cómo trabajar trascendiendo límites territoriales, coreografías al son de cornetas magistrales y una devoción mariana que carga el peso de un barrio más allá del arrabal trianero. ¿De dónde venís? ¿De tan lejos? Preguntarán los visitantes.

Y a la misma hora, seis y media, las campanas de San Andrés tañen para anunciar otro Misterio, recogido duelo en una mole artesanal que no le dejará indiferente. Si lo quiere ver salir tendrá que ir  con tiempo pero la sensación que está ante un cortejo fúnebre con Cristo ya desposeído de vida entre los brazos que lo transportan se infiere directamente viéndolo llegar e irse de forma totalmente distinta.

Sobre las nueve y media, por Cuna y Orfila estará en la calle menos tiempo que la cofradía del Barrio León con su barco de Jesús ante Caifás y su blanco palio rebosante de Salud ha tardado en llegar a la plaza de la Magdalena. Dependiendo de la movilidad que disfrute y su ubicación no descarte ir a buscar el palio al puente.

El Lunes Santo tiene un pliegue en los programas que lo hace distinto. Usted mismo lo observará. Va cogiendo la tarde  sabor añejo. No se aleje mucho del Arenal y busque las calles que le llevan a él por Zaragoza. Los nazarenos del Cristo de las Aguas con sus túnicas de cola, antifaz morado y cirios al cuadril le dará el visado para entrar en la noche del Lunes Santo. Agudice los sentidos por Molviedro allí podrá tener una visión amplia de su transcurrir. Y no será el único al que embelese  la Virgen de Guadalupe. Guarde este momento romántico para retomarlo con la Virgen de las Aguas. Ahora, la noche empieza a mudar a un negro riguroso.

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Es en la confluencia de la calle principal del barrio con la plaza del Museo donde se acumula mucha gente porque puede verse pasar Las Penas con el fondo de la blanca cal y dar la vuelta a la plaza en su salida a la cofradía decana del día. Puede haber parones debido a los retrasos del día. Si va ligero de equipaje puede probarlo en caso contrario ni lo intente.

Y vuelven los polos opuestos a atraerse, sobre las diez estará saliendo la Vera+Cruz por la Puerta de Palos de la Catedral y en una zona de calles estrechas tendrá que ir buscando acomodo. De Placentines al Salvador hay mucho que ver. Capilla musical y cantores pondrán sonido a los delicados y labrados pasos de la cofradía. Coge tu cruz y sígueme. No pierda detalle, y si le extraña lo que ve, pregunte a su alrededor pero en tono bajo. No somos simples observadores, recuerde. Y el otro polo, en pleno Parque de María Luisa, Santa Genoveva. Si está allí observe como entran los nazarenos despejados de público pero salen a Felipe II rodeados de su gente de su barrio. La Virgen de las Mercedes los va llevando como si no supieran donde está su casa.

Y el misterio de San Pablo a esas horas en el saludo a la Parroquia de San José Obrero. Tras el palio de las Tristezas vendrá la  elevada Cruz de Guía de las Penas de San Vicente para luego ir por Sagasta y Jovellanos en un recorrido transversal poco frecuente pero que por la hora comienza a permitir mucha movilidad.

Recuerde que el Señor mira hacia la derecha y que no debe perderse el conjunto del palio con la Virgen de los Dolores. Y aunque oiga lo contrario está ante una cofradía de barrio, y nada menos que del barrio de San Vicente. Dolores son su Penas y por eso, hay quien ya la sigue hasta su recogida.

Muchos establecimientos permanecen abiertos y puede tapear y tomar una cerveza mientras descansa para lo que le queda por sentir.

Si tiene pensado acercarse  hasta el Barrio León para ver recogerse San Gonzalo entre naranjos le propongo antes ver entrar Vera+Cruz. No podría tener mejor final de la jornada porque pone de manifiesto el principio con lo que iniciamos el relato.

Se le abren muchas posibilidades, no intente acaparar, elija una y confluya con ella hasta que pueda. ¿Se acuerda que le comenté que nos quedaba un momento romántico?

Mejor hablemos de ambiente mágico. Desde que llega la Cruz de Guía del Museo a Castelar hasta que  la Virgen de las Aguas pasa por Pedro del Toro el tiempo parecerá detenerse. Una cofradía que por momentos parecerá que son dos.

Un silencio ante el Cristo de la Expiración que saliera de la gubia de Marcos Cabrera que contrasta con la marea de cangrejos que se arremolina delante del palio de las Aguas.

No piense que es el cansancio, es la forma de entender esta pasión lo que ha hecho trizas las etiquetas con las que hasta ahora reconocía y se sentía cómodo. Rigurosidad latente en el andar del Cristo contorsionado por la falta de aire frente a la ligereza de movimientos e inconfundible vestir de la Virgen de las Aguas.

Y todo esto en el vértice de un imaginario triángulo que a la misma hora une las calles de la Triana más lejana con los bloques de pisos más allá de las desaparecidas vías del tren del Tiro de Línea.