carmen salteras 2016

Una marcha granadina ha emocionado a los sevillanos. Se titula Mi Amargura y está escrita por el profesor de tuba Víctor Manuel Ferrer, quien además es director de la Banda de Música de Pulianas, un pueblo de la Vega de Granada.

Sí, Amarguras es el himno de la Semana Santa, de eso no hay duda. Y un Domingo de Ramos no se concibe sin Margot interpretada por la banda del Maestro Tejera en la Pila del Pato. Ni un Jueves Santo sería tal en Sevilla si no sonara Virgen del Valle en calle Laraña también por los profesores de Tejera. Y un Viernes Santo no sería lo mismo si los músicos de El Carmen de Salteras no hicieran sonar Soleá dame la mano al paso del palio de La O por la vieja cárcel del Pópulo. Ni la Caridad del Baratillo sería lo que es si estos mismos músicos de El Carmen no le tocaran La Madrugá del maestro Abel Moreno en la revirá infinita de la Plaza del Triunfo. Ese es, efectivamente el canon de Sevilla para con sus marchas en Semana Santa. Pero siendo rigurosos, este inicio de la primavera los sevillanos se han emocionado en diferentes puntos de la ciudad, con diferentes bandas y tras diferentes palios, todo ello especialmente con una marcha, y esa no es otra que Mi Amargura.

Mi Amargura emocionó hasta conseguir dejar en silencio, en un suspiro sordo, al público que inundaba la Plaza del Pan en la revirá del palio de la Candelaria entre calle Francos y la Cuesta del Rosario el Martes Santo; un público que agradeció con un aplauso ensordecedor ese momento sentido a flor de piel a los músicos de la banda de la Cruz Roja tras el solo de saxofón de la marcha. Y Mi Amargura retumbó en la Plaza del Salvador con el palio de la Virgen de Regla de la hermandad de Los Panaderos. Allí la banda de música Santa Ana de Dos Hermanas consiguió dejar en silencio a la multitud que abarrotaba a las tres de la madrugada El Salvador, la que quizás sea la plaza con más bullicio de la ciudad durante el resto del año. Estos son sólo dos ejemplos. Pero los sevillanos tendrán en su mente, seguro, otro par de lugares y palios en los que esta marcha granadina ha sido la responsable de haberles dejado el vello de punta, el alma encogida, un nudo en la garganta y alguna que otra furtiva lágrima en el rostro.

Ese el poder de la música y de las bandas: la emoción. Y es que Sevilla puede presumir de reunir por sus calles al mismo tiempo y durante una semana a algunas de las mejores bandas de Andalucía, y en cuanto a la interpretación del género de música sacra andaluza, como lo denominaría el compositor Manuel Marvizón, no cabe duda de que Sevilla cuenta con las mejores bandas a nivel nacional. El Carmen de Salteras es pura emoción y precisión, la banda del Maestro Tejera es el sonido de la historia de Sevilla, la Oliva de Salteras es elegancia, la banda Santa Ana de Dos Hermanas es un torrente, Olivares y la banda de música de las Cigarreras son emoción contenida y la de la Cruz Roja es quizás la sorpresa de este año. Efectivamente, la banda de la Cruz Roja ha sorprendido esta Semana Santa de 2016 por su orden, disciplina, afinación y trasmisión de emociones.

Casi todas estas bandas llevan en sus atriles de marcha la partichela de Mi Amargura para deleitar al público que abarrota calles y plazas al paso de cofradías. Pero lo que pocos saben es que la partitura de Mi Amargura estuvo más de un lustro guardada en un cajón, sin tocarse, porque la cofradía granadina a la que está dedicada no la incluía en su repertorio. Quizás ahora mismo hay más de una marcha de calidad en un cajón, dormida, por el mal oído de algún cofrade con mando, y quizás un director que tenga una mente con vistas, el oído fino y buenas intenciones la rescate de ese sueño para que dentro de unos años la música que contiene en negro sobre blanco se transforme en ondas sonoras y nos haga quedar hipnotizados, soñando, frente a algún palio sevillano.