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Si han llegado hasta aquí vivos a pesar de los sobresaltos de la climatología, el Jueves Santo les va a seguir deparando sorpresas y arrancando recuerdos y nostalgias de otros tiempos, de otros años, de otras vidas…porque aquellas parecen que no son nuestra historia cuando se miran tan de lejos.

Vamos a olvidarnos de los contrastes tópicos de todas las crónicas y previas. El Jueves Santo es como una nota tenida sobre la misma cuerda. Hay agudos, como la alegría de Montesión; graves, como el negro ruán de Pasión; notas cantables por todos, como esa alegría oriental de los Ángeles de los Negritos o las viriles cornetas que ponen sonido al misterio de las Cigarreras.

Hay clasicismo como el de la Exaltación, una cofradía igual de romántica que otras pero con menos fama de serlo. Unidas por el morado de los capirotes de Santa Catalina, dos cofradías más. La Quinta Angustia, con un patrimonio desconocido muestra de cinco siglos de historia. El Valle, a pesar de las polémicas, poniendo en las calles una manera de entender la Semana Santa a través de la belleza.

Podemos comenzar la tarde en Los Negritos, que nos hará concluir aceleradamente el almuerzo o recurrir al bocadillo traído de casa para verla lucirse en su nuevo recorrido de ida, que evita ahora las calles anchas de la Puerta Osario para buscar la Campana a través de San Esteban, el Salvador, Jovellanos, Sagasta y Tetuán. Hay que aguzar la mirada sobre el cortejo. La hermandad sigue cuidando los detalles y ha encargado a José Luis Sánchez Expósito, del taller Santa Clara, tres nuevas banderas. El paso de Cristo permanece inalterable, rematado siempre por las flores de Javier Grado; el palio, como joya de la innovación cofradiera, trae este año la novedad en la restauración, a cargo del IAPH, de la saya de Nuestra Señora de los Ángeles.

Las primeras horas de la tarde tienen otro de sus puntos fuertes en la salida de Las Cigarreras, la cual merece la pena verla venir por Zaragoza asomando a Plaza Nueva. Allí la podemos esperar mediada la tarde, sobre las seis, para ver venir los nazarenos de lanilla y raso morado que hacen presente la historia de una cofradía que supo ir y venir de un templo a otro y que ahora, en esa capilla desangelada de Los Remedios, pide a voces un lugar más accesible donde visitar a sus imágenes. La cofradía cigarrera trae a Jesús Atado a la Columna y a la Virgen de la Victoria, imagen para la que se ha solicitado la coronación canónica. Este año han restaurado los varales del palio, se estrenan varias banderas del cortejo y diferentes trajes para servidores y pajes.

A esa hora estará entrando en Campana desde la Plaza del Duque la hermandad de La Exaltación. Los nazarenos de cola recogida en el esparto y cirio al cuadril acompañan a sus imágenes titulares desde una iglesia de Los Terceros que ha quedado reducida casi en un tercio de su extensión por mor de algunos problemas de conservación. No parece un problema ahora que se ha casi confirmado que en 2017 ya habrá regresado a su sede tradicional, la Iglesia de Santa Catalina. Entre tanto, toca disfrutar de su paso de misterio sacado de una estampa antigua (aunque los caballos no tienen ni cincuenta años) y de un paso de palio lleno de secretos.

Vamos a apurar la primera parte de la tarde y veamos a Montesión por la calle Trajano apurando hasta la Plaza del Duque. La cofradía de la calle Feria (permítanme decirles que es la de mi barrio, donde ahora vivo) es un despliegue de alegría, de sonidos de la banda de la Redención, que acompaña al misterio, de susurros de rosarios sobre los varales del palio. El paso de misterio estrena maniguetas, de talla valiente diseñadas por José Ramón Paleteiro, uno de los que más quiere a la Dolorosa Coronada que viste de blanco. Una imagen, la de la Virgen, que sale tras una complicada restauración ejecutada por Pedro Manzano que tiene su mayor éxito en que no se nota absolutamente nada.

Quedan las tres últimas de la jornada. La primera que sacará la cruz de guía es la hermandad de la Coronación de Espinas y Jesús con la Cruz al Hombro, más conocida como El Valle. Es de esas cofradías que parece que no ha cambiado en un siglo, y es casi verdad. Las bambalinas, del siglo XVII, piden un cambio que mantiene abierto el debate sobre hacer una réplica o elegir otro diseño. En el paso de Jesús al Hombro, la única novedad: el paño de la Mujer Verónica, una impresión digital de MP&MP Rosado. Bravo por ellos, que no han renunciado a la contemporaneidad para esta cofradía, que no sólo cuida la procesión, invirtiendo casi un millón de las antiguas pesetas en costear la orquesta y coro que cantan en su misa del Viernes de Dolores.

Ni diez minutos después se abrirán las puertas de la Magdalena para que salga La Quinta Angustia, a la que hay que ver de vuelta por la zona del Postigo. Este paso, que hace unos setenta y cinco años dejó de llevar banda de música y tiene dedicadas las dos marchas más antiguas de la Semana Santa, también permanece inalterable. La novedad de este año es la bandera del Dulce Nombre de Jesús, diseñada y ejecutada por notables artistas. Las vitelas del Libro de Reglas no se verán, pero han sido pintadas por Carmelo Martín Cartaya. La hermandad ha protagonizado este año la prestigiosa publicación del Boletín de las Cofradías, revelando su historia como una de las corporaciones más antiguas de la Semana Santa.

No se vayan a descansar antes de la Madrugá sin ver a Pasión. Es difícil encontrar un hueco para verla fuera de la carrera oficial pero merece la pena esperar para contemplar a Jesús de la Pasión sobre su paso de plata y la Virgen de la Merced, imagen que está cumpliendo cincuenta años y en cuyo palio irán restaurados los faldones, labor que ha realizado José Antonio Grande de León, vestidor de la dolorosa. Cuando Pasión vuelva a su sede del Salvador, faltarán poco más de una hora para que comience la noche grande de Sevilla. Pero sin el Jueves Santo, día del amor y de la luz, como víspera de la Madrugá, no puede comprenderse el corazón de la Semana Santa de la ciudad.

Sevillano habilitado por nacimiento, ciudadano del mundo y hombre de pueblo de vocación. Licenciado en Historia del Arte que le pegó un pellizco a la gustosa masa de la antropología, y que acabó siendo...