Nace un nuevo Miércoles Santo y los barrios de Sevilla cobrarán nueva vida. Cristo en ellos vive y muere en una jornada que no da descanso desde buena mañana en San Bernardo y Nervión.
Sed y Salud de Jesús que tras eternas filas de nazarenos buscarán el centro de la ciudad entre las callejuelas de Santa Cruz y Puerta Carmona. Refugio y Consolación caminarán bajo la luz del día que hará que sus palios reluzcan y centelleen como si se tratasen de estrenos.
Hoy es tiempo de cofradías en la madeja de calles que desembocan en la Alameda. Buen Fin, Carmen Doloroso y Lanzada llenarán de público el entorno ante la atenta mirada del Hércules encumbrado en su pedestal. Primero la hermandad de la calle Feria y después las de San Antonio y San Martín le pondrán color a la tarde de camino a la Campana.
El azul Baratillo rebosará por el Arenal. La Piedad paseará por el barrio del Postigo precedida por la Caridad que como siempre hará suya la calle Adriano con su elegante procesionar. Cuando la noche caiga volveremos al céntrico laberinto sevillano para ver a Los Panaderos y el Cristo de Burgos. El imponente crucificado de Vázquez El Viejo se abrirá paso en silencio por Laraña hasta embocar Orfila. Así cerrará la jornada, carrera oficial adelante, la cofradía de San Andrés que representa el momento del Prendimiento del Señor.
Escalonadamente los barrios se irán apagando cuando sus cofradías vuelvan de regreso a casa, así pasará también en San Vicente, cuando los tres pasos de la hermandad vuelvan a su templo dejándonos una estampa que siempre nos recordará la Semana Santa de tiempos pretéritos.
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