Lagrimas-y-mantilla

La Semana Santa tiene también sus estilos, protocolos y etiquetas, que por supuesto pueden seguirse o no, libre elección de cada cual.

*Artículo revisado y ampliado el 6 de abril de 2017

Pero si se adopta la máxima de «Si haces algo, hazlo bien», debemos rescatar aquí algunas claves y recomendaciones básicas para quienes, asumiendo el reto del Jueves Santo quieran lucir mantilla o acompañar a una.

Mantilla IN-OUT

IN: Vestido negro, con escote decoroso; no se debe olvidar que si se asume la mantilla, se asume que se va de luto. Manga al codo o incluso al antebrazo. El largo de la falda mínimamente debe tapar la rodilla.

Los tejidos propios para el vestido son el crep y el terciopelo si se trata de un día frío. Se pueden utilizar tejidos alternativos en esa línea, con un leve brillo pero discretos y con cuerpo. Ojo con las aplicaciones de encaje, son cada vez más frecuentes pero un exceso sería peligroso. Utilizar la otra cara del crep, más satinada, algunos tipos de gasa o lazos de falla o raso son también apuestas interesantes pero a ser tenidas en cuenta con cautela.

Medias discretas. Las tupidas negras se han puesto de moda, aunque hay quien prefiere llevar cosas más retro, con costura atrás, ahumadas o más tirando a cristal. Tiene cierto riesgo, pero puede ser un estilo interesante si se sabe combinar.

OUT: Nada de vestidos de tiranta, ni rebequitas, ni manga corta ni manga larga. Nada de minifaldas o escotes.  Tampoco son recomendables cuellos altos o largos más allá de la corva. Por supuesto nada de plumas, parece increíble pero he visto tal cosa.

El tejido no puede ser lycroso, con transparencias o excesivo brillo. Lentejuelas absolutamente prohibidas. Descarta que puedas usar cualquier cosa que encuentres en las rebajas de alguna tienda juvenil de Inditex. No se puede reciclar el vestido de Fin de Año para esta ocasión, se ven demasiados casos de estos.

Medias de rejilla, con dibujos, con encajes y similares, absolutamente desterradas, guárdalas para otra ocasión más pertinente.

IN: Zapato clásico, negro y cerrado, preferiblemente salón o similares. En cuanto al bolso hay diferentes «escuelas». Hace décadas se llevaba usar carteras de carey a juego con la peina. Personalmente esta opción me parece ya algo obsoleta y desde luego es infrecuente ver a mujeres utilizándolas, pero si hay alguna nostálgica o retro, se lo permitiremos. En cualquier caso, bolso de mano, no muy grande, en tela discreta, es una opción segura.

Los guantes me parecen opcionales, aunque hay auténticas defensoras de ellos.

OUT: Nada de sandalias, ni taconazo de aguja, ni manoletinas planas. Por supuesto, nada de bolsos gigantescos o cruzados. Del tema brillo seguimos renegando el día de hoy. Por supuesto, si se ha optado por los guantes, nada de mitones o cosas sin dedos, ni que sean extravagantes o largos.

IN: En cuanto a joyería, se suele usar oro, plata o plata vieja. Es una cuestión bastante personal y entran en juego muchas variables. Personalmente me decanto por la plata vieja con azabache, onix o piedras negras, pero es sólo un ejemplo, ya que en este sentido hay mucha oferta y algo más de libertad. Los pendientes suelen ser colgantes, al cuello se recomienda una cruz, y el broche trasero de la mantilla quizás debe ser lo más llamativo dentro de la discreción del atuendo. Fuera de esto, alguna pulsera, un anillo, pero hay quien opta por ser muy minimalista en la joyería, cosa que siempre te aleja de los errores. 

OUT: Nada de bisutería festera, ni pendientes excesivamente grandes, muchas pulseras o anillarse las manos como si no hubiera un mañana. No es recomendable llevar al cuello vírgenes o colgantes de otro tipo, la cruz es lo adecuado.

Lucir un rosario en la mano en todo momento me parece un postureo innecesario. Si se quiere orar en un templo se saca del bolso, pero no es un accesorio que deba ir paseando por la calle.

IN: El protocolo dictaba que las mujeres solteras debían llevar media teja, o peina bajita, incluso de tonalidades más claras, y velos de chantillí sin mucho adorno. Para las señoras casadas reservaba las tejas o peinas altas, más oscuras y los velos cuajados de blonda. Hoy día esta polarización ha desaparecido en su mayoría, imponiéndose el estilo de soltera, por así llamarlo, en la mayoría de mujeres. Ahora bien, hay afortunadas que cuentan con un rico patrimonio familiar mantillero, y en este a veces no se encuentra la tendencia actual. Personalmente, soy muy partidaria de poner en valor esa herencia matriarcal si se tiene, pero si se carece de ella, es recomendable seguir el primer estilo comentado.

Sobre cómo ponerse la mantilla en sí, aporto el mejor tutorial a este respecto en mi opinión:

OUT: Hay que abstenerse de cosas extrañas que a veces se ven por estas calles nuestras. Nada de claveles, nunca, de ningún color, ningún día. El velo, aunque sea heredado, debe tener un mínimo largo, por los hombros no es válido.

IN: Pese a lo que pueda parecer, no creo que sea necesario preocuparse mucho del peinado. Al fin y al cabo, el recogido no se ve demasiado, y un moño sencillo valdrá siempre que esté hecho para que dure toda la jornada y sea adecuado para sostener el tocado.

El maquillaje es necesario, vamos de luto, no de muertas, pero sí es cierto que debe ser discreto, igual que la manicura.

OUT: Nada de pelo suelto, ni siquiera acabo de ver claro los semi-recogidos. Nada de maquillaje excesivo, ni uñas rojas ni nada chillón que rompa la estética del atuendo y el día.

Acompañantes varios

Creo que el mundo ha evolucionado mucho para tener que asumir que una mantilla sólo puede ir del brazo de un hombre. Puede ir con más mujeres, vestidas o no de mantilla, o en definitiva, con cualquier persona o grupo. Ahora bien, si voluntariamente un señor, de forma libre y sin coacción, decide acompañar a una señora vestida de mantilla, tiene que asumir unos mínimos de etiqueta:

Traje oscuro, y corbata oscura.

No pueden quejarse, no he pedido mucho. La sencillez sigue siendo la clave. Si la corbata es discreta, evitaremos disgustos de esos que se propician cuando entramos en el universo de los estampados. Pero ante todo, recalco que se piense mucho a lo que se va y cómo se va. Si sólo se cuenta con un traje clarito y una corbata naranja o fuxia, ríndase, póngase unos vaqueros y a disfrutar del día.

Técnica Superior en Integración Social, Graduada en Trabajo Social, Especialista Universitaria en Mediación, Máster Oficial en Género e Igualdad. Actualmente Doctoranda en CC. Sociales; investigadora...