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Es jueves, víspera del pregón, y en el colegio mayor San Juan Bosco se ofrece el ‘Aliento al Pregonero’.

Gómez González (1982), Rubio Rubio (1991), Montaño Jiménez (1997), Cano-Romero y Méndez (2011), Segura Márquez (2013), García Díaz (2015) y Mañes Manaute, Pregonero Universitario de este año, escoltan en una mesa a González Serna, pregonero cantano como dicen en la Isla de San Fernando. Terminado el acto, le cogemos aparte para que nos responda unas preguntas sobre el encargo que la ciudad le ha hecho: pregonar su Semana Santa.

Francis Segura: Rafa, eres el hombre al que más gente saluda en estos días. Ahora parece que todo el mundo te conoce. Debe haber un Rafa Serna más allá del escenario, de los focos y los micrófonos. ¿Tú cómo describirías a ese Rafa Serna?

Rafael González-Serna: Un tío muy sencillo, amigo de sus amigos, muy sevillano, con un abanico de amistades muy peculiar. Desde abogados, jueces, médicos, arquitectos, pasando por camareros, mecánicos, taxistas…mis amigos son de una variedad tremenda. Yo soy un tío muy normal, muy sencillo.

FS: Hablando de las amistades, mucha gente dice que el pregón es como un antes y un después, que purifica y actualiza esa lista de amistades. Algunos salen nuevos y quedan para siempre, otros, que no eran tan amigos, se quitan del cartel. ¿Crees que después del pregón tus amigos son más amigos que antes?

R-G-S: Los que eran amigos míos no es que sean más amigos, es que siendo igual de amigos que antes. Hay una parte de «ojana», tema del cual Sevilla tiene un máster de primera línea, pero que también ha sido bien recibida.

¿FS: Algunas personas nuevas verdaderamente ha merecido la pena conocerles?

RG-S: Ha merecido la pena conocer a muchísimas personas esta Cuaresma. He sido un tío muy elitista en el tema de la amistad. La valoro muchísimo, y algunas veces había pensado: «Ya no quiero más amigos, estos son los que tengo que tener, son los míos y punto». Pero el destino te hace ver que ese pensamiento era erróneo.
He conocido a muchas personas del mundo de las hermandades que no tenía el placer de conocer. Con ellas espero que pueda unirme una gran amistad. No lo espero (corrige), lo sé.

FS: A ti te llama el Consejo, y ya la vida entera cambia para siempre. De todo lo que has vivido, ¿qué querrías que formara parte de tu día a día?

RG-S: Siendo muy egoísta, querría quedarme con ese cariño que he recibido por la calle. Me encantaría, aunque yo sé que esto acabará, evidentemente, ir toda la vida por la ciudad recibiendo ese afecto. Aunque igual, el que ahora me trata con cariño, me encuentra el lunes y me dice: «Que todo lo que te dije no vale para nada».

FS: Ese cariño muchas veces va aparejado al éxito que se cosecha. En tu casa, por ti y por tu hijo habéis saboreado el triunfo. ¿Es más dulce cuando se pone todo en manos de Dios?

RG-S: No tiene ni punto de comparación. Mi vida la tengo puesta en las manos de Dios desde hace mucho tiempo; creo que desde antes de nacer. En mi casa, la educación ha sido siempre cristiana, se ha vivido una convivencia de amor entre todos los miembros. Eso es lo que he querido transmitirle a mis hijos y eso recibo de ellos ahora.

FS: Hablemos de tu mujer. Después de todo lo que lleva aguantado de los cofrades, es una santa.

RG-S: Era una santa desde antes de todo esto, desde que se casó conmigo me lleva aguantando. Ha sabido bregar con este majareta, porque mi profesión me ha tenido mucho tiempo fuera de casa, muchas noches en los estudios de grabación… Tiene el cielo ganado. El pregón no hubiera sido posible sin ella.

FS: ¿Alguna anécdota graciosa con tu esposa durante este tiempo del pregón?

RG-S: El problema ha venido con el reparto de entradas. Me di cuenta que mi mujer tenía una lista que ponía «Magdalena: 20». Y le pregunté: ¿El pregón quien lo da, tú o yo? Esa fue una bronca que otros pregoneros me han contado que también tuvieron con sus mujeres.

FS: Con Magdalena te casaste, pero ahora te estás casando con Sevilla. El pregón es la gran boda del pregonero con Sevilla. Dicen que cuando se casan es cuando los esposos se conocen verdaderamente. ¿Tú conoces mejor ahora a Sevilla?

RG-S: A Sevilla, globalmente, no la he conocido mejor. Yo le tengo un cariño a esta ciudad que roza con la necesidad de terapia psicológica. Lo que he conocido mejor ha sido a las hermandades. Yo siempre he presumido y llevado a gala que nunca había estado en una junta de gobierno. Ahora veo de forma distinta a esos oficiales de junta. Conocía de sobra la labor que hacen las hermandades. He participado en muchísimos festivales benéficos, nunca le he dicho que no a ninguno. Mi mujer a veces me decía: ¿Qué placa le echamos hoy al arroz?, porque no se ganaba para comer con esas cosas.

¿FS: Sabe ahora algo de las hermandades que antes no conocía, o no tenía presente?

RG-S: Ahora he podido conocer de forma concreta la labor que hace cada una de ellas, y sobre todo, el mimo y el cariño con que los miembros de Junta y los hermanos ponen en su empeño. Me ha impactado sobre todo el cariño a los titulares. El trato a las imágenes es muy diferente en las hermandades, con mimo, cariño, silencio… Sin desmerecer a ninguna ni querer decir cómo se hacen las cosas, hay algo que me ha impresionado.

FS: Está claro que tú quieres mucho a Sevilla…pero ¿Sevilla quiere bien o hay mucha guasa cofrade?

RG-S: Yo me conformo con querer a Sevilla, yo no pido que Sevilla me quiera. Sevilla sabe de sobra a quién tiene que querer y a quién no, no voy a meterme en el corazón de la gente. El pregón está escrito intentando llegar por detrás de la pupila, de lo que ve el sevillano. Al corazón de los sevillanos es difícil llegar, el que lo intente porque sí lo lleva crudo.

FS: Ese sentimiento de los sevillanos se refleja muchas veces en el llanto, en la lágrima viva que muchas veces brota de nosotros. Estoy seguro que Sevilla te ha hecho llorar, pero yendo a un tema muy personal tuyo ¿has llorado alguna vez pensando que ibas a perder a Sevilla antes de tiempo?

RG-S: He llorado pensando que perdía muchas cosas, pero perder a Sevilla tiene que ser algo tremendo, un mazazo del que debe ser difícil recuperarse. Cuando veo los programas de televisión que reflejan la vida de sevillanos que están por ahí buscándose la vida me conmueve. Yo, como muchos sevillanos, tengo familia en Barcelona, por ejemplo. Ya los hijos de mis primos son catalanes. Algunos han perdido todo el vínculo, a otros les han inculcado sus orígenes y les han traído a conocer lo nuestro, pero ya no pueden vivirlo igual.

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FS: ¿Sevilla tiene algo especial? ¿Una risa y una pena, como dice la sevillana? ¿Una Pelli y una Setas?

RG-S: Sevilla lleva toda la vida intentando autodestruirse y no ha podido. Ni los propios sevillanos nos la hemos podido cargar, y hablamos de hace siglos. Esa es su grandeza. Es una madre que quiere a sus hijos aunque a veces somos insoportables.

FS: Desde que te nombraron, y ya para siempre, eres historia viva de la ciudad. ¿Cómo quieres que te recuerden?

RG-S: Como un sevillano que se subió al atril y abrió su corazón y su alma para hablar de lo que más le gusta, que es la Semana Santa.

FS: Nadie le dice a un médico cómo tiene que curar, ni a un fontanero cómo tiene que desatascar. ¿Por qué ese empeño en decirle al pregonero cómo tiene que pregonar?

RG-S: Porque a todo el mundo le gustaría pregonar, y todo el mundo quiere que el pregonero diga lo que a él o a ella le apetece. Eso no lo tienen ni el médico, ni el arquitecto, ni el fontanero: sólo lo tiene el pregonero.

FS: El pregonero lleva las riendas del pregón, pero a veces el caballo se puede desbocar. ¿Consideras que tú has ido guiando el pregón, o, al contrario, él ha podido contigo y te ha llevado donde tú no esperabas?

RG-S: Muy buena pregunta. Yo he podido con el pregón en todo momento; nada de lo que escrito ha sido algo que no quisiera hacer, gracias a Dios, por supuesto. Lo que empecé a tener en mente es lo que planeé y no me he salido para nada de ese guión. Si algo me ha podido o me ha superado a veces, ha sido la responsabilidad ante Sevilla.

FS: Cuando tú llevas a cabo el pregón, tomas conciencia de cuál es tu Semana Santa y los puntales fundamentales de la fiesta. Ahora que has hecho como un gran esquema, ¿tu Semana Santa es amplia o reducida? ¿Es de sumar o de restar?

RG-S: Mi Semana Santa es amplia. Yo presumo de ser de intramuros, pero mi Semana Santa no tiene límites de murallas y puertas. Me gusta mucho ir a los barrios. Soy de los que coge la moto y se va a Torreblanca, a Bellavista, la Milagrosa.

FS: Según mi experiencia, el atril del Maestranza no impacta tanto como dicen. Así a priori, ¿crees que en ese momento te va a impactar el atril?

RG-S: No, yo creo que no, aunque no sé luego qué ocurrirá. Cuando estuve en el teatro para las pruebas de sonido, no lo vi tan grande. Sentado parece mayor, porque ves la inmensidad del escenario sumada a la sala propiamente dicha. Desde el borde del escenario pierdes una buena parte del espacio a tu espalda. Igual cuando llegue allí me acuerdo de esta pregunta y digo: «Vaya tela».

FS: Esta entrevista es para Sevilla Actualidad, un medio digital que es bastante relajado, tiene un punto a veces un poco gamberro. De esas anécdotas que se viven en Semana Santa y se pueden contar, ¿recuerdas alguna especialmente?

RG-S: Tengo anécdotas, pero no se pueden contar…porque implicaría a personas e instituciones. Yo me he reído mucho en Semana Santa. Yo he vivido la juventud. Aquí no hay que estar todo el día con la pena y el dolor, todo tiene su espacio y su momento. Sobre todo recuerdo aquellos primeros años de los hermanos costaleros. Yo me metí la primera vez debajo de un paso con 14 años. Ahí pasaba de todo. La mitad de las cuadrillas no eran hermanos de las hermandades y había anécdotas de todo tipo.

FS: Cuéntanos, entonces, alguna anécdota de este tiempo del pregón.

RG-S: Iba andando por la Avenida esta cuaresma, pegado a la catedral. En la acera de enfrente, junto al Horno San Buenaventura, había una familia tomando café. Un hombre se levantó, con la Avenida llena, y gritó de lado a lado: ¡SERNAAAAA! ¡COMO NO HABLES DE MI HERMANDAD TE MATO! Yo le pregunté al hombre cuál era su hermandad, aunque no diré cuál era, y rápidamente me fui a casa a escribir esa parte, porque lo vi capaz de matarme de verdad.

FS: ¿Qué estás deseando que termine de todo esto?

RG-S: Estoy deseando que terminen las entrevistas (ríe). En mi mejor época profesional, ya odiaba las entrevistas, las sesiones de fotos…y las sigo odiando. No así a los periodistas; gracias a mi profesión, la mayoría los conozco de hace mucho tiempo, y cuando tratas a alguien mucho, cuesta mucho negarse a responder unas preguntas. He intentado cumplir con todos los medios de comunicación, no me he negado a nada. Pero no quiero ya más entrevistas.

FS: Cuando tú digas: «He dicho», «Amén», la última palabra del pregón, ¿acabará todo u todo volverá a empezar?

RG-S: Acabará el pregón, pero empezarán los recuerdos, y el hombre sigue vivo gracias a los recuerdos.

Sevillano habilitado por nacimiento, ciudadano del mundo y hombre de pueblo de vocación. Licenciado en Historia del Arte que le pegó un pellizco a la gustosa masa de la antropología, y que acabó siendo...