José Manuel Silva lleva ya varias décadas ejerciendo la fotografía en la ciudad de Sevilla. Rebusque las estampas que tenga por casa, deles la vuelta… Podemos jugarnos lo que sea a que alguna es de su autoría.
Es fácil verlo por las calles, cámara en ristre. Probablemente vendrá de algún sitio o irá a algún otro. Reacio a que lo traten de usted, siempre preferirá la sencillez de las cosas que se explican a sí mismas. Habla tan claro como sus imágenes, por eso nadie puede ofenderse, o nadie debe hacerlo, si aprecia la sinceridad de un hombre que detrás del objetivo, tampoco pretende dar hojana.
Sevilla Actualidad: ¿Se puede vivir en Sevilla de la fotografía cofrade?
José Manuel Silva: Prefiero llamarla «cofradiera». Y sí que se puede, incluso sin utilizar la difamación constante hacia otros compañeros; sin hacer ver a todos que el trabajo propio es el único válido y los demás son basura; sin el peloteo y el cepillado de chaquetas y sin ir mendigando trabajo por todas las hermandades inspirando lástima. Esas tácticas -usadas por más de uno y de una- me repugnan. Prefiero que sea mi trabajo el que hable por mí
La forma de actuar de estos personajes perjudican sobremanera la Fotografía y la profesión. Clientes y espectadores han de intentar despojarse de comentarios de terceros y dedicarse a observar las obras y, en su caso, sopesar la calidad de los servicios. Después, sacar sus propias conclusiones.
SA: ¿Cómo es la actitud de las hermandades hacia las y los fotógrafos?
JMS: Como norma general, el fotógrafo es un personaje poco estimado por las hermandades. Sólo se acuerdan de nosotros -tarde y con prisas- cuando necesitan nuestra obra o nuestros servicios. Cuando una hermandad prepara un acto y hace relación de las personas necesarias, tenga por seguro que el último es siempre el fotógrafo. Recuerdan que existimos, en el último momento. Afortunadamente, hay honrosas excepciones. Yo entiendo que la labor de un fotógrafo de hermandad no debe ceñirse solamente a realizar los reportajes de los actos y las sesiones a las Imágenes. Eso es sólo la base. Hay una ingente tarea de gestión de la imagen y difusión públicas de la hermandad, que, en su faceta gráfica, el fotógrafo tiene que asumir y, de este modo, asesorar a la Junta de Gobierno en la materia. Esa función la desarrollo, tal cual, en la Hermandad de San Esteban. El trato que disfruto ahí sí es dar su sitio a un profesional.
SA: Entre otras cosas, usted tiene formación universitaria en Filosofía, cosa que a mí personalmente me resulta llamativa y me parece que es una curiosa elección dados los siglos en los que nos ha tocado vivir ¿Tiene ese enfoque vital alguna implicación a la hora de mirar por el objetivo?
JMS: Bueno, yo siempre he sido una persona de minorías. La Filosofía hace despertar o potencia la curiosidad, un valor fundamental en esta profesión. Lo mismo hace con la capacidad de elección del hacer o no hacer, y un fotógrafo ha de tener muy claro lo que quiere en cada momento. Igual mi tratamiento de la luz es un poco filosófico, por aquello de inmiscuirse ésta en todos los subterfugios.
SA: Usted con frecuencia suele apostillar que no hace fotos sino fotografías ¿Podría matizar para las y los profanos dónde radica la diferencia?
JMS: Eso es una «manía». Realmente, en mis publicaciones pido que, junto a mi crédito de autor, figure «Fotografía», no «Foto». Creo que, como abreviatura para el lenguaje cotidiano, está pasable -aunque yo no la use-, pero cuando se habla de un producto con calidad, «foto» es un término despectivo, para mi gusto.
SA: Volviendo al mundo cofrade ¿Qué talla es su debilidad?
JMS: Sin duda, María Santísima en su Soledad (San Lorenzo). Eso lo sabe todo el que me conoce y también sabe que cuando digo «la Virgen» me refiero a Ella. Pero he aclarar que, cuando yo estoy trabajando con una Imagen, ésa para mí es la más importante del mundo en ese momento.
SA: Y dejando a un lado las imágenes sagradas ¿qué otra cosa prefiere retratar dentro del entorno cofrade?
JMS: El ambiente. Una fotografía (o una pintura) sobre las cofradías tiene que reflejar el medio en que éstas están inmersas, ya sea un paso, un detalle, un plano abierto… De eso deberían enterarse las tertulias, el Consejo y toda asociación que pretenda anunciar la Semana Santa mediante un cartel. Tienen que tener en cuenta que los de aquí ya sabemos lo que hay, pero el de fuera (de la ciudad o del ámbito cofrade) tiene que «engancharse» por medio de la comunicación, y un paso sin ambiente o un collage con las preferencias del autor no comunican nada.
SA: ¿y fuera de él?
JMS: La vida de la gente, la denuncia social y los edificios
SA: Vivimos un tiempo en que la fotografía parece estar de moda ¿Qué cree usted que diferencia a alguien con una réflex de alguien profesional?
JMS: En principio, no tienen por qué diferenciarse. Hay aficionados magníficos y profesionales de pena. Hay gente con pocos medios pero una visión extraordinaria y gente que, por el contrario, se lleva toda la vida gastando un capital en lo último y los pobres no valen para esto. Hay fotógrafos y obreros de la Fotografía. Esa es la diferencia.
SA: Recientemente ha inaugurado una exposición en el Círculo Mercantil de Sevilla. Se trata de una muestra muy personal presentada de un modo muy minimalista, dados los tiempos que corren ¿Había alguna intencionalidad en esa forma de exponer? ¿alguna reivindicación implícita?
JMS: Sí, se clausuró el día 3. La muestra «Luz como brisa» ha constado de 69 fotografías de Imágenes de Culto, en blanco y negro, realizadas con iluminación propia. Ha sido una apuesta algo arriesgada, puesto que siempre fui consciente de que este tipo de trabajo no es asumible por el gran público, pero es mi forma de expresión y va conmigo cueste lo que cueste. La intencionalidad ha sido, únicamente, exhibir una forma particular de presentar las Imágenes, algo que me ha costado años de estudio persiguiendo un concepto que, al fin, he logrado plasmar.
SA: Probablemente querría decir algo que no he preguntado así que, adelante.
JMS: Sí, que mis palabras no pretenden ser ley. Son opiniones particulares. Gracias a todos y nos vemos por las calles. Saludos.