Banda de el carmen -CR

El sindicato de Policía liga los incidentes de la Madrugá con los recortes en seguridad

Los altercados de la Madrugá y el calor marcan la Semana Santa

Si en algo coinciden los presentes en los puntos más conflictivos de la pasada Madrugá, es en que «se escuchó un ruido de estampida con el que afloró la histeria colectiva que se halla en los sevillanos desde el año 2000».

Se ha escrito mucho sobre las ‘carreritas’ de la Madrugá. El sentimiento general es que se dice mucho y se sabe poco. Tan escasa es la información como la claridad con la que se trató hace quince años incidentes parecidos aunque de mayor envergadura.

El problema de la opacidad es que da lugar a multitud de especulaciones aliñadas de sensacionalismo barato. Se ha llegado incluso a decir que «un nazareno sacó una pistola y diparó al cielo», rumores. Pero si hay algo que se puede afirmar a ciencia cierta es que alrededor de las 4:30 horas del pasado viernes las personas que se encontraban en las calles Cunas, Orfila, Encarnación y Javier Lasso de la Vega sintieron como el suelo parecía temblar y escucharon un ruido ensornecedor que recordaba a una estampida.

«Es algo inexplicable y quizás suene muy dramático, pero es como si se te fuera a venir encima un tsunami y estuvieras escuchando como se acerca la ola de fondo. Te da la sensación hasta de que el suelo tiembla», narra el periodista Adrián Yánez.

Exactamente la misma sensación ha descrito un veterano nazareno de El Silencio a Sevilla Actualidad que supo mantener la calma al escuchar los ruidos de lo que parecía ser «mucha gente corriendo». «Tras escuchar ese ruido, una mujer y una joven pasaron por en medio de nosotros gritando «otra vez lo mismo», refiriéndose a la Madrugá de 2000″, relata el nazareno, 

 

Se echa de menos más transparencia por parte de las instituciones públicas respecto a los incidentes tanto de este año como en el 2000

Después, el pánico del público rompió el respetuoso silencio que imperaba en las calles al paso de Jesús Nazareno. «Tras aparecer los primeros grupos de personas corriendo entre los nazarenos. Algunos de ellos se quedan petrificados en mitad de la calle y los grupos de corredores, no más de 10 personas, los hacen caer al suelo. La falta de visibilidad por los antifaces les hace estar desorientados. Los que caen son solo dos o tres. El resto de los nazarenos mantiene la compostura de una manera increíble», asegura Yánez.

Al momento, la Policía Nacional trató de calmar a la gente en la calle. Los agentes, al igual que las instituciones después, aseguraron que no había pasado «nada». Algo lógico en el momento para que la histeria colectiva no ensombreciera aun más la noche más larga de Sevilla. Después, con cuentagotas, se ha ido filtrando los hechos aunque se echa de menos que algún representante o institución apaciguara la rumolorogía local. 

Según fuentes policiales, una reyerta en la Encarnación, convertida en botellódromo, fue la causante de tales avalanchas que alertaron a medio centro histórico de Sevilla. Para más inri, el escape de gas en la calle feria provocó el desvío de la Macarena dando más motivos aún para la especulación. En Gallos otra pelea desenvocó en una ‘carrerita’ que no llevó a ninguna parte. 

Casi una semana después se buscan culpables de la inseguridad que año tras año crece en la Madrugá. La cabeza de turco probablemente será el botellón, una práctica reprobable por la mayoría de la sociedad y más aún en Semana Santa. Sin embargo, en él sólo se plasma la punta del iceberg.

Que se realice esta práctica a escasos pasos de las cofradías no sólo alerta de un claro déficit en la seguridad de la ciudad, ya que supuestamente el botellón está prohibido. Sino que además, estas situaciones alertan de una clara pérdida de valores que esta sociedad ha ido cosechando a lo largo de generaciones. Porque la Semana Santa no se vive como antaño, que esto no tiene porqué conllevar connotaciones negativas necesariamente pero, en este caso, no se puede obviar una cierta falta de respeto hacia la cultura de propios y ajenos que está degradando la identidad de la Semana Santa.

Aquí se halla el verdadero problema, la educación, esa que te hace ser consciente de que el respeto es el máximo pilar de una sociedad. Las ‘carreritas’ son al fin y al cabo consecuencia de un camino de comportamientos cuestionables tanto de jóvenes como de veteranos. Al igual que lo es la dictadura de la sillita o las cáscaras de pipas arrojadas en el paso de un nazareno descalzo.

La degradación del civismo se ha hecho patente en esta fiesta que, irónicamente, pretende buscar la espiritualidad. La mercantilización de la Semana Santa y de las propias imágenes, por parte de las hermandades, también deben entonar el mea culpa. Y es que si hay algo tan incívico como las ‘carreritas’ entre los nazarenos, es la tarea de fanatización que muchos actores de esta Semana Santa han llevado a cabo.

Fuente video: CofradeSevillano91

Licenciada en Periodismo por la US. Sus primeros pasos fueron como reportera y locutora para los informativos locales. En prensa escrita sus informaciones se han seguido en Estadio Deportivo y en ElDeporteFemenino.com....